EE.UU. ELIGIO LA GUERRA
DESDE EL 11-S
UNA CATARATA DE VIOLENCIA
TOM
ENGELHARDT-
creador y director de TomDispatch.
(Fuente original
de esta nota)
Publica “Rebelión”
Tradujo Carlos Riba García-
28 de julio 2014
(*) JONATHAN
SCHELL
(21 DE AGOSTO DE 1943 - 25 DE MARZO DE 2014)
Escritor. Analista.
Periodista. Su trabajo apareció en The
Nation, The New Yorker,
y Tom Dispatch.Recibió el
premio Los Angeles Times Book, entre otros. Nominado para el Premio Pulitzer,
el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nacional de la Crítica. Desde 1967
hasta 1987, fue un escritor de The New
Yorker, donde se desempeñó como el escritor principal de la revista en
la sección Notes and Comment.
Fue columnista de Newsday desde
1990 hasta 1996. Ha sido profesor en varias universidades, entre ellas
Princeton, Emory, la Universidad de Nueva York, la New School, la Universidad
Wesleyan y la Escuela de Derecho de Yale. En el momento de su muerte fue
profesor visitante en la Universidad de Yale. A principios de la década de
1980, Schell escribió una serie de artículos en The New Yorker (publicado posteriormente en 1982 como The Fate of the Earth), que jugaron
un papel decisivo en el aumento de la conciencia pública sobre los peligros de
la carrera de armamentos nucleares. Se convirtió en un persistente defensor
para el desarme y un mundo libre de armas nucleares.
En diciembre de 2002,
dando fin a su libro “The Unconquerable World: Power, Nonviolence, and the Will
of People” (“El mundo inconquistable: Poder, no violencia y la voluntad del
pueblo,”), Jonathan Schell escribió que el siglo XX fue el momento en que la
violencia institucional superó al sistema bélico que una vez la había albergado
y se convirtió en algo “disfuncional en tanto instrumento de acción política.
Cada día más, esta violencia destruye los fines para los que es empleada, ya
que mata tanto a quien la usa como a está dirigida. Se ha convertido en la
senda hacia el infierno en la Tierra y el final mismo de la Tierra. Esta
lección se puede extraer de las
batallas del Somme y de Verdun, de Auschwitz y
de Bergen-Belsen, de Vorkuta y de Kolima*; más allá de toda duda, también es la
lección que nos dejan Hiroshima y Nagasaki”. Más de 10 años después, aunque
escasamente tenidas en cuenta, continúan siendo las lecciones decisivas del
momento que estamos viviendo. Jonathan Schell falleció el pasado marzo, pero
dejó un legado de información y pensamiento sobre
cómo, según crece el poder de destrucción, la guerra traspasa sus límites
tradicionales y va más allá de lo que ella significaba para nosotros (como
también, potencialmente, para otros mundos por venir). Hoy, en parte como homenaje a su memoria (y
los recuerdos que tengo de él) y en parte porque creo que la visión de nuestro
mundo que él tenía entonces era certera –y tan vigente hoy como ayer–,
TomDispatch ha decidido ofrecer un fragmento de ese libro. Consideradlo como un
macabro paseo por la Calle de la Memoria, un paseo al que –desde el 11-S–
Washington nos ha obligado a hacer, por esta calle que… ahora lo sabemos con
certeza –y Schell lo anunció– es la calle que lleva al infierno.
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