Y DESESTABILIZADORES MEDIÁTICOS
Escribe ARAM
AHARONIAN (*)
Fuente “Rebelión”
24 de Julio0 2014
(*) ARAM
AHARONIAN. Es Magister en Integración Periodista y docente
uruguayo-venezolano, director de la revista Question, fundador de Telesur,
director del Observatorio Comunicación y Democracia (ULAC). presidente
de la Fundación para la Integración Latinoamericana
Todas las luces de alarma permanecen encendidas en el norte
y en el sur del sur. Se han intensificado campañas para desestabilizar
nuevamente en este 2014 a los gobiernos de Venezuela y Argentina, en
experiencias que bien pueden ser replicadas en cualquier otro país
latinoamericano cuyos recursos naturales sean apetecidos por las potencias
centrales. Hoy se ataca en dos flancos: a Argentina en lo financiero y a
Venezuela en lo social, económico y militar. La creciente y orgánica
participación de los medios de comunicación –nacionales y extranjeros-
cartelizados, en la preparación y el desarrollo de las guerras y planes
desestabilizadores liderados y promovidos por y desde Estados Unidos los ha
llevado a convertirse en verdaderas unidades militares. Si hace 40 años
necesitaban de ocupación militar o gobiernos de facto para imponer su proyecto
imperial, hoy el escenario de guerra es simbólico y les basta con el control de
los medios hegemónicos. Roberto Savio, mítico fundador de Inter Press Service,
recuerda que en 1981 Ronald Reagan llegó a la presidencia de Estados Unidos y,
hábilmente auxiliado por la primera ministra británica Margaret Thatcher, fue
cambiado el concepto de las relaciones internacionales, hasta entonces basadas
en la idea de la cooperación internacional. Reagan desdeñó el movimiento
ecologista, al declarar:
Roberto Savio |
"Los árboles causan más contaminación que los
automóviles". Redujo los impuestos a los ricos aseverando que éstos
“producen riqueza, los pobres la utilizan". Thatcher se hizo eco:
"... no hay tal cosa como la sociedad. Hay hombres y mujeres,
individualmente". Y desde entonces comenzó la caída de la ONU y de la idea
de desarrollo y solidaridad internacional para sustituirla por la consigna,
“comercio, no ayuda”. El Consenso de Washington, que abogó por el
desmantelamiento del Estado de Bienestar y la reducción al mínimo del espacio
público, fue impulsado en todo el mundo por el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el gobierno estadounidense. En 1991, en ocasión de la primera Guerra del Golfo ya el
Pentágono
había logrado convertir el conflicto en espectáculo para las grandes
masas de televidentes a nivel global, difundiendo mentiras, medias verdades y
tergiversaciones, que años después de consumarse los hechos, vinimos a
corroborar que eran falsedades convertidas en verdad única, mensaje único,
imagen única. En 1982, los británicos habían aplicado la férrea censura de
prensa y la verdad oficial cuando el conflicto con Argentina en el Atlántico
Sur, experiencia que sirvió para su aplicación posterior en Granada, Somalia,
Irak, Afganistán, y muchas otras regiones. Este mismo tipo de acciones ha
venido acechando en los últimos años a gobiernos progresistas, con actos
desestabilizadores y golpes de Estado, mediáticos para unos, suaves para otros.
Pero siempre duros para nuestros pueblos.Tras la caída del Muro de Berlín,
llegó la globalización y sus resultados: los 300 más ricos del mundo tienen la
misma riqueza que 3.000 millones personas. En el último lustro, las tres
cuartas partes (75%) de toda la riqueza producida han estado yendo al 1% de los
ya inmensamente ricos.
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