Escribe
CARLOS MIGUÉLEZ MONROY (*)
Fuente “Eco Portal”
14 de Julio 2014
(*) CARLOS MIGUÉLEZ MONROY. Licenciado en Periodismo y Ciencias Políticas por Butler University y
Diploma de Estudios Avanzados en Derecho Internacional por la facultad de
Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Analista y Periodista. Publica
en “Estrella Digital, · “Argenpress”, ALAINET, entre varios otros medios de
prensa. Coordinador del Centro de
Colaboraciones Solidarias (CCS). Es posible cambiar de economía y de modelo de
consumo, pero no de planeta.
El reclamo por un cambio de modelo de consumo para impedir
un inminente “colapso civilizatorio” cuenta con el apoyo de escritores,
científicos, periodistas, intelectuales, profesores universitarios,
representantes de movimientos sociales, partidos políticos y sindicatos
intelectuales y científicos. El manifiesto se creó y se firmó en España, pero
admite adhesiones de otros países. El cuidado del planeta,
como la información
que circula por las redes, no entiende de fronteras y atañe al conjunto de la
humanidad. Titulado “Última llamada” este manifiesto califica de “genocidio a
cámara lenta” el crecimiento. Entre los principales focos de alarma están el
encarecimiento de la energía proveniente de fuentes renovables, la
contaminación por la actividad económica y las consecuencias del cambio
climático que esto provoca y las tensiones por controlar materias primas de las
que depende el crecimiento económico. El manifiesto pide ir más allá de los
típicos reclamos por un supuesto “desarrollo sostenible”, que en otros lugares
llaman “sustentable”. Sostenible y sustentable se relacionan pero no significan
lo mismo. Sostenible se refiere a la capacidad de un sistema de mantenerse con
sus propios recursos y sin dilapidar los de otros lugares. La humanidad precisa
un planeta sostenible y sustentable, pero su modelo basado en el crecimiento
económico genera lo contrario: un modelo que genera guerra y destrucción en los
lugares donde se encuentran las materias primas, y que
además impide un reparto
equitativo de los frutos de la Tierra. Por eso los firmantes del manifiesto han
dejado de creer en una supuesta “economía verde” que sirve para lavar
conciencias y para poner parches a problemas de una gravedad que aún se le
escapa a la humanidad, obsesionada con la bolsa que sube y que baja, con los
tipos de interés, con números verdes en unas pantallitas negras. Además, esa
economía verde al final mercantiliza las riquezas de la tierra sin ir a la
causa del problema: un modelo de desarrollo basado en la destrucción del
planeta. Este ecocidio provocado por los transportes, por la industria y por
nuestro modelo productivo tiene consecuencias en la alimentación, el sustento
básico de los seres humanos. Pero también en la relación entre los pueblos,
enfrentados a veces en beneficio de una extracción barata del coltan, del
litio y de otras materias primas que sostienen nuestro confort. El manifiesto insiste en la necesidad de cambios radicales en los valores que sostienen los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial. “Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera, y utilice la investigación, la tecnología, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Necesitaremos para ello toda la imaginación política, generosidad moral y creatividad técnica que logremos desplegar”, dice, con el fin de construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a los 7.400 millones de personas en el planeta. Como ocurre con la mayor parte de los planteamientos en defensa del medioambiente, se da por sentado un crecimiento demográfico exponencial que impide la búsqueda de equilibrio en el planeta. De ahí la necesidad de tener en cuenta planteamientos como los que expone Jeffrey Sachs en Economía para un planeta abarrotado. ( …ir a la nota completa)
litio y de otras materias primas que sostienen nuestro confort. El manifiesto insiste en la necesidad de cambios radicales en los valores que sostienen los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial. “Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera, y utilice la investigación, la tecnología, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Necesitaremos para ello toda la imaginación política, generosidad moral y creatividad técnica que logremos desplegar”, dice, con el fin de construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a los 7.400 millones de personas en el planeta. Como ocurre con la mayor parte de los planteamientos en defensa del medioambiente, se da por sentado un crecimiento demográfico exponencial que impide la búsqueda de equilibrio en el planeta. De ahí la necesidad de tener en cuenta planteamientos como los que expone Jeffrey Sachs en Economía para un planeta abarrotado. ( …ir a la nota completa)
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