martes, 12 de agosto de 2014

LUCHA CONTRA TRANSGÉNICOS EN LATINO AMERICA

SE OPERA CON INGENIERÍA GENÉTICA 
PARA  MANIPULAR Y TRANSFERIR 
EL ADN DE UN ORGANISMO A OTRO


Escribe  
CARLOS FERMÍN(*) 
Fuente “Eco Portal” 
11 de agosto 2014  .  

(*) CARLOS FERMÍN  (Venezuela)Periodista. Se especializa en temas de Ecologia y Medio Ambiente. Graduado en Comunicación Social, mención Periodismo en la Universidad de Zulia, Venezuela    Escribe en la Web http://ekologia.com.ve/ y otros medios de la prensa alternativa.


Cuando el planeta Tierra se convierte en el enemigo a vencer por la Humanidad, quedamos atrapados en una guerra ecológica que destruye los recursos naturales en nuestros territorios. Así, cada gota de sangre que carcome la semilla fértil del verdoso pasto, va dejando crecer la mala hierba que envenena los sueños
orgánicos cultivados por los campesinos, y los transforma en una máquina de pesadillas para el beneficio económico de las multinacionales. Dicen que nada es gratis en la vida. Todo tiene un precio que nunca pondera el costoso daño ambiental que estamos perpetrando a escala global. El sol lo aclara y la luna lo oscurece. No obstante, la Naturaleza siempre paga las consecuencias del caótico proceso de industrialización del siglo XXI, que nos mantiene inmersos en un gigantesco ecocidio por descubrir. Las amargas experiencias se originan con la histórica deforestación de los bosques para colonizar el trono del rey, pasando por los salvajes derrames petroleros que yacen en las costas de los océanos, y llegando hasta el siniestro cultivo de transgénicos que florece en un matorral de ignorancia. Precisamente, lo

transgénico se refiere a un organismo vivo al que se le agregan genes exógenos para modificarlo, y así alcanzar nuevas propiedades que no fueron desarrolladas naturalmente. De allí, que los alimentos transgénicos emplean la ingeniería genética, vista como la tecnología que se encarga de controlar, manipular y transferir el ADN de un organismo a otro, con el fin de crear nuevas especies y fabricar distintos compuestos. De tales alteraciones químicas, se produce el maíz y la soja transgénica que muchísimas personas están dispuestas a consumir, sin medir el nefasto riesgo para la salud humana. Vemos que el alimento transgénico es la galleta de la fortuna para quienes desean aniquilar el destino de la Pachamama, predicando el verbo de la codicia que castiga la mente y el corazón de sus irracionales hijos bastardos. No

hay duda que el Mundo se transformó en una cosa plástica, superficial y muy inconformista. Parece que lo natural ya no es valor suficiente para que la gente disfrute de las infinitas bondades que atesoran las legumbres, las frutas y los cereales cosechados con el amor y la dedicación de labrar la tierra que los alimenta. Por el contrario, ahora la pureza que brota en una bella semilla de maíz orgánico, debe ser inyectada con un vendaval de sustancias químicas tóxicas, que se ocultan en la raíz de una jeringa llena de violencia transgénica. Cada día sentimos los efectos secundarios que provoca la punzante aguja de los laboratorios, en el perturbado organismo que corrompe el discernir de la Sociedad Moderna, lo que se traduce en alergias, tumoraciones, afecciones en el hígado, en los riñones y en los tejidos intestinales, disminución de la capacidad de fertilidad y malformaciones congénitas.  

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