martes, 18 de noviembre de 2014

HACIA UNA HEGEMONÍA POSNEOLIBERAL

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DISTRIBUCIÓN DE RENTA. 
SON FORMAS DE RESISTENCIA AL NEOLIBERALISMO, 
PERO  NO CONFORMAN AUN EL MODELO DE SUPERACIÓN.

Escribe 
EMIR SADER (*) 
Fuente: 
BLOG del Autor en “Público.es” de España 
 - 16 de Noviembre 2014

(*) EMIR SADER (BRASIL 1943): Sociólogo y científico. Es profesor Y Doctor de Ciencia Politica de la Universidad de São Paulo (USP) y de la Universidad  do Estado do Río de Janeiro (Uerj),  miembro de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Reseña las consecuencias del modelo neoliberal que dejó a América Latina sumida en la precarización laboral en su Blog  que es “Carta Maior”

América latina fue una víctima privilegiada del neoliberalismo. Nuestra región fue la que tuvo más gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales. Basta pensar en lo que era el Estado social chileno, de los más avanzados del continente y cómo esos avances fueron destruidos. Como Argentina, tuvo
autosuficiencia energética, pero vio a su empresa estatal privatizada y entregada a multinacionales. Por eso el continente se erigió como el continente donde han surgido y se han desarrollado gobiernos que buscan la superación del neoliberalismo, fenómeno único en el mundo actual. Esos gobiernos fueron la forma más efectiva de responder a la crisis del neoliberalismo. Basta ver cómo han reaccionado esos gobiernos y los resultados que han tenido y mirar hacia países del continente que no lo han hecho –como México– o hacia Europa, que insiste en respuestas neoliberales a una crisis neoliberal, tirando alcohol al fuego

y ahondando una crisis que todavía no tiene horizonte de salida. Los gobiernos antineoliberales de América latina  han dado inicio al proceso de construcción de alternativas, con gobiernos  posneoliberales. Atacan a tres ejes fundamentales del neoliberalismo: la prioridad del ajuste fiscal, anteponiendo políticas sociales; la prioridad de tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos, privilegiando los procesos de integración regional y los intercambios Sur-Sur; y la centralidad del mercado, por el rescate del rol activo del Estado como inductor del crecimiento económico y la distribución de renta. Son formas de


resistencia al neoliberalismo, pero que no constituyen todavía un modelo de su superación. Porque el modelo neoliberal fracasó, fue derrotado políticamente en esos países, pero dejó su pesada herencia. Y es a partir de ella, de las debilidades producidas por el neoliberalismo, que esos gobiernos tienen que resistir y construir alternativas. Estados debilitados, economías abiertas al mercado internacional, desindustrializadas, dependiendo de la exportación de productos primarios, hegemonía del capital financiero bajo su forma especulativa,   agricultura de exportación, monopolio privado de los medios de comunicación, dominio de la ideología mercantil, entre otros. Hubo un primer período en el que

 los productos de exportación fueron factores de recuperación para las economías de esos países. Esa fase ha transformado la fisonomía social de esas sociedades, disminuyendo la desigualdad, la pobreza, la miseria y la exclusión social, mientras en el mundo esos aspectos negativos siguen creciendo. Ha permitido que, congregados, esos países hayan desarrollado políticas externas soberanas y solidarias mientras recuperaban la capacidad del Estado para actuar frente a la crisis recesiva internacional. Pero ello no es suficiente para diseñar un modelo de superación del neoliberalismo. Un modelo superador del neoliberalismo supone la construcción de una fuerza regional, en la que se pueda definir nuevos nichos para un proceso de rescate de la industrialización, valiéndose de los recursos naturales de que disponemos, de la capacidad tecnológica acumulada, de los recursos propios de financiamiento, para no sólo resistir al neoliberalismo, sino construir una hegemonía pos neoliberal en el conjunto de nuestros países.
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