CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DISTRIBUCIÓN DE RENTA.
SON FORMAS DE
RESISTENCIA AL NEOLIBERALISMO,
PERO NO CONFORMAN AUN EL MODELO DE SUPERACIÓN.
Escribe
EMIR SADER (*)
Fuente:
BLOG del Autor en
“Público.es” de España
- 16 de Noviembre 2014
(*) EMIR SADER (BRASIL 1943): Sociólogo y científico. Es
profesor Y Doctor de Ciencia Politica de la Universidad de São Paulo (USP) y de
la Universidad do Estado do Río de
Janeiro (Uerj), miembro de CLACSO
(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Reseña las consecuencias del
modelo neoliberal que dejó a América Latina sumida en la precarización laboral
en su Blog que es “Carta Maior”
América latina fue una víctima privilegiada del
neoliberalismo. Nuestra región fue la que tuvo más gobiernos neoliberales y en
sus modalidades más radicales. Basta pensar en lo que era el Estado social
chileno, de los más avanzados del continente y cómo esos avances fueron
destruidos. Como Argentina, tuvo
autosuficiencia energética, pero vio a su
empresa estatal privatizada y entregada a multinacionales. Por eso el
continente se erigió como el continente donde han surgido y se han desarrollado
gobiernos que buscan la superación del neoliberalismo, fenómeno único en el
mundo actual. Esos gobiernos fueron la forma más efectiva de responder a la
crisis del neoliberalismo. Basta ver cómo han reaccionado esos gobiernos y los
resultados que han tenido y mirar hacia países del continente que no lo han
hecho –como México– o hacia Europa, que insiste en respuestas neoliberales a
una crisis neoliberal, tirando alcohol al fuego
y ahondando una crisis que
todavía no tiene horizonte de salida. Los gobiernos antineoliberales de América
latina han dado inicio al proceso de
construcción de alternativas, con gobiernos posneoliberales. Atacan a tres ejes
fundamentales del neoliberalismo: la prioridad del ajuste fiscal, anteponiendo
políticas sociales; la prioridad de tratados de Libre Comercio con los Estados
Unidos, privilegiando los procesos de integración regional y los intercambios
Sur-Sur; y la centralidad del mercado, por el rescate del rol activo del Estado
como inductor del crecimiento económico y la distribución de renta. Son formas
de
resistencia al neoliberalismo, pero que no constituyen todavía un modelo de
su superación. Porque el modelo neoliberal fracasó, fue derrotado políticamente
en esos países, pero dejó su pesada herencia. Y es a partir de ella, de las
debilidades producidas por el neoliberalismo, que esos gobiernos tienen que
resistir y construir alternativas. Estados debilitados, economías abiertas al
mercado internacional, desindustrializadas, dependiendo de la exportación de
productos primarios, hegemonía del capital financiero bajo su forma
especulativa, agricultura de exportación, monopolio privado
de los medios de comunicación, dominio de la ideología mercantil, entre otros. Hubo
un primer período en el que
los
productos de exportación fueron factores de recuperación para las economías de
esos países. Esa fase ha transformado la fisonomía social de esas sociedades,
disminuyendo la desigualdad, la pobreza, la miseria y la exclusión social,
mientras en el mundo esos aspectos negativos siguen creciendo. Ha permitido
que, congregados, esos países hayan desarrollado políticas externas soberanas y
solidarias mientras recuperaban la capacidad del Estado para actuar frente a la
crisis recesiva internacional. Pero ello no es suficiente para diseñar un
modelo de superación del neoliberalismo. Un modelo superador del neoliberalismo
supone la construcción de una fuerza regional, en la que se pueda definir
nuevos nichos para un proceso de rescate de la industrialización, valiéndose de
los recursos naturales de que disponemos, de la capacidad tecnológica
acumulada, de los recursos propios de financiamiento, para no sólo resistir al
neoliberalismo, sino construir una hegemonía pos neoliberal en el conjunto de
nuestros países.
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