martes, 4 de noviembre de 2014

PARA ENTENDER LA VICTORIA DE DILMA ROUSSEFF

SI EL CALENTAMIENTO ABRUPTO DEL CLIMA LLEGARA...  
LA VIDA, LA BIODIVERSIDAD QUE CONOCEMOS, 
TAL VEZ NO PUEDA SUBSISTIR.  
NUEVO GOBIERNO DE DILMA NO PODRÁ OBVIARLO...  

Escribe 
LEONARDO BOFF (*) 
Fuente 
Viernes 31 de Octubre 2014

(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Cardenal Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood

En estas elecciones presidenciales, los brasileros y brasileras se confrontaron con una escena bíblica, de la cual habla el salmo número uno: tenían que escoger entre dos caminos: uno que representa el acierto y la felicidad posible y otro, el desacierto y la infelicidad evitable. Se habían creado todas las condiciones para una perfecta tempestad, con distorsiones y difamaciones difundidas en la gran prensa y en las redes sociales. Una revista en especial ofendió gravemente la
ética periodística, social y personal publicando falsedades para perjudicar a la candidata Dilma Rousseff. Detrás de ella se albergan las élites más atrasadas. Ante estas adversidades, la Presidenta Dilma, que pasó por torturas en las mazmorras de la dictadura militar, fortaleció su identidad, y acumuló energías para enfrentar cualquier embate.  Trasmite confianza, virtud fundamental para un político. Su victoria se debe en gran parte a la militancia que salió a las calles. El pueblo mostró que ha madurado en su conciencia política y ella salió victoriosa con más del 51% de los votos. El pueblo ya conocía los dos caminos. Uno, ensayado durante ocho años, hizo crecer económicamente a Brasil, pero transfirió la mayor parte de los beneficios a los ya beneficiados, a costa de la represión salarial, del desempleo y de la pobreza de las grandes mayorías. Hacía políticas ricas para los

ricos y pobres para los pobres. Brasil se convirtió en un socio menor y subalterno del gran proyecto global, hegemonizado por los países opulentos y militaristas. No era el proyecto de un país soberano, conocedor de sus riquezas humanas, culturales, ecológicas y digno de un pueblo que se enorgullece de su mestizaje y que se enriquece con todas las diferencias. La cuestión de fondo de nuestro país está siendo planteada: garantizar a todos, pero principalmente a los pobres, el acceso a los bienes de la vida, superar la espantosa desigualdad y crear mediante la educación oportunidades para los pequeños, para que puedan crecer, desarrollarse y humanizarse.  El desafío para la Presidenta Dilma no es sólo consolidar lo hecho y corregir defectos, sino inaugurar un nuevo ciclo de


ejercicio del poder que signifique un salto de calidad en todas las esferas de la vida social. Poco se conseguirá si no hay una reforma política que elimine de una vez las bases de la corrupción y permita un avance de la democracia. Es urgente una reforma tributaria para que haya más equidad y ayude a disminuir la abismal desigualdad social. Fundamentalmente la educación y la salud.  Con transporte mínimamente digno. La seguridad y el combate a la criminalidad. Hay cuestiones que apenas fueron señaladas en los debates: la importancia de la reforma agraria moderna que fija al campesino en el campo, con todas las ventajas que la ciencia ha proporcionado. Es importante también demarcar y homologar las tierras indígenas, muchas amenazadas por el avance del agronegocio. Por último y tal vez el mayor de los desafíos nos viene del campo de la ecología.    

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