EL
CAPITALISMO HA REALIZADO AHORA SU SUEÑO,
TAL VEZ EL ÚLTIMO DE SU LARGA
HISTORIA.
HA TOCADO TECHO. ¿Y DESPUÉS?... NADIE SABE
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Fuente:
Viernes 21 de Noviembre 2014
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Cardenal Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La
Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil.
Conferencista en muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros,
traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio
Right Livelihood
La crisis
económico-financiera que aflige a gran parte de las economías mundiales ha
creado la posibilidad de que los muy ricos se vuelvan más ricos , a costa de la desgracia de países enteros y de
modo general de toda la zona del euro. Ladislau Dowbo, profesor de economía de
la Pontificia Universidad Católica
de São Paulo (PUC-SP) resumió un estudio del
famoso Instituto Federal Suizo. En este estudio muestra la red del poder
corporativo mundial, de 737 actores principales que controlan los flujos
financieros del mnduo, ligados e a los grandes bancos y corporaciones
multinacionales. El capitalismo ha
realizado su sueño, el último de su historia. Ha tocado techo. ¿Y después del
techo? Nadie sabe. Pero podemos imaginar que la respuesta nos vendrá de otros
modelos de producción y de consumo sino de la propia Madre Tierra, que, finita,
no soporta más un sueño infinito. Al decir del premio Nobel de medicina
Christian de Duve (véase el libro Polvo Vital: la vida como imperativo cósmico,
1997) son semejantes a aquellos que antecedieron a las grandes destrucciones
ocurridas en la ya larga historia de la
Christian de Duve |
Tierra (3,8 miles de millones de años).
Tenemos que estar atentos pues los eventos extremos que ya estamos vivenciando
apuntan a eventuales catástrofes ecológico-sociales, aun en nuestra generación.
Lo peor de todo es que ni los políticos ni gran parte de la comunidad
científica ni la población se están dando cuenta de esa peligrosa realidad. Es
tergiversada u ocultada, pues es demasiado antisistémica. Nos obligaría a cambiar,
cosa que pocos desean. Bien decía Antonio Donato Nobre en un estudio
recientísimo (2014) sobre El futuro climático de la Amazonia: «La agricultura
consciente, si supiese lo que la comunidad científica sabe (las grande sequías
que vendrán), estaría en las calles con carteles exigiendo al gobierno la
protección de las selvas y plantando árboles en su
Donato Nobre |
propiedad». Nos falta un
sueño mayor que galvanice a las personas para salvar la vida en el Planeta y
garantizar el futuro de la especie humana. Mueren las ideologías. Envejecen las
filosofías. Pero los grandes sueños permanecen. Ahora entendemos la pertinencia
de las palabras del cacique piel roja Seattle al gobernador Stevens del Estado
de Washington en 1856, cuando éste forzó la venta de las tierras indígenas a
los colonizadores europeos. El cacique no entendía por qué se pretendía comprar
la tierra. ¿Se puede comprar o vender la brisa, el verdor de las plantas, la
limpidez del agua cristalina y el esplendor de los paisajes? ¿Cuál es el sueño
dominante de nuestro paradigma civilizatorio que colocó el mercado y la
mercancía como eje estructurador de toda la vida social?
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