miércoles, 14 de enero de 2015

CHARLIE HEBDO COMO PRETEXTO

GOBIERNO  FRANCES  ORQUESTO   MANIPULACIÓN  
EN MOMENTOS QUE SE PLANTEA 
NUEVA OPERACIÓN MILITAR EN LIBIA.

Escribe
THIERRY MEYSSAN (*)
 Fuente RED VOLTAIRE |
 HONG-KONG (CHINE) | FRANÇAIS 
- 13 DE ENERO DE 2015

(*) THIERRY MEYSSAN (1957 Gironda, Francia) es un periodista y activista político francés, autor de investigaciones sobre la extrema derecha así como sobre la Iglesia Católica, entre otras. Escritor y analista internacional., Presidente fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Es analista y consultante de varios gobiernos


En 3 días, un grupo de 4 o 5 personas que dijeron actuar en nombre de al-Qaeda en Yemen y del Emirato Islámico (Daesh) masacró en Francia a los miembros de la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo y asesinó después a una agente de la policía municipal así como varios rehenes, en 3 acciones diferentes. Francia, que no había conocido hechos de tanta violencia desde la época de los atentados
de la OAS, hace más de 50 años, reaccionó proclamando «¡Todos somos Charlie!», abatiendo a 3 de los terroristas y organizando una gran manifestación de varios millones de personas. En un artículo anterior, observé que el modus operandi de los terroristas no tenía nada que ver con el comportamiento habitual de los yihadistas sino más bien con el de un comando militar. A partir de lo cual señalé que poco importa quiénes fueron los ejecutores y que lo único verdaderamente importante es saber quién está detrás de ellos. Ahora quisiera, en este segundo artículo, referirme a las reacciones que esos hechos están suscitando. Hacia el mediodía del 7 de enero de 2015, el

 primer ministro  Manuel Valls  implantó el Plan Vigipirate-atentados en toda la región parisina, que incluye un centenar de medidas de aplicación automática y unas 200 medidas opcionales. Entre las medidas, el ministerio del Interior anunciaba la suspensión de todas las manifestaciones ya autorizadas. Las autoridades temían que los terroristas disparasen contra la multitud. O sea, el gobierno prohibió las manifestaciones por considerar que podían ser peligrosas para los participantes. Pero los miembros de ese mismo gobierno organizaron una manifestación gigantesca e invitaron además a jefes de Estado y de gobierno extranjeros sin plantearse ningún tipo de inquietud por cuestiones de seguridad.  El presidente de Francia quiso dar solemnidad a la manifestación de
París invitando a ella a todo tipo de jefes de Estado y de gobierno. Entre los que vinieron a la manifestación de París pudimos ver a David Cameron y Benyamin Netanyahu, cuyos países gozan de una censura militar omnipotente; al secretario de Justicia estadounidense Eric Holder, cuyo país es tan amante de la libertad de prensa que ha bombardeado y destruido numerosas estaciones de televisión, desde la de Belgrado –en la ex Yugoslavia– hasta las de Libia–; al primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, cuyo país prohíbe la construcción de iglesias cristianas (aunque ahora parece dispuesto a autorizar una). Y tampoco podemos
olvidar que hace poco Netanyahu felicitaba personalmente a los heridos de al-Qaeda que reciben cuidados en hospitales israelíes y que los países de Eric Holder, Ahmet Davutoglu y la Jordania rey Abdallah reorganizaron el Estado Islámico en enero de 2014. ¿Qué hacían entonces estos personajes en París? En todo caso no estaban defendiendo la libertad de expresión ni la libertad de culto, que sus países combaten activamente. No fueron los políticos los únicos que trataron de mejorar su imagen exhibiéndose en la manifestación de París. También lo hizo la prensa, que ve en Charlie Hebdo un ejemplo de la libertad que ella misma pisotea constantemente con su permanente autocensura y mostrándose cada vez más solidaria con los crímenes que el gobierno comete en el extranjero.   

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