SEGÚN FAO 130 MILLONES DE NIÑOS Y NIÑAS
ENTRE LOS 5 Y 14
AÑOS TRABAJAN EN EL ÁREA RURAL
EN CONDICIONES RIESGOSAS PARA SU SALUD
Escribe
CLARA PRESMAN (*)
Fuente “LA ONDA” digital Nº
707
24 de
Febrero 2015.
(*) CLARA PRESMAN
(1991 Cordoba, Rep. Argentina) Periodista. Centro de Claboraciónes Solidarias.
España Web; Perfil. Colabora en diversos medios. Ha dicho: “No aprendemos de
los errores. El paradigma socio económico del neoliberalismo nos ha conducido a
este laberinto llamado “crisis” ”El 3% de la población mundial son migrantes.
Juntas, estas personas formarían el 5º país más grande del mundo.” “La
explotación de niños trabajadores refuerza los ciclos inter generacionales de
pobreza"
Los niños deben trabajar. Adela camina con cuidado, sigue
los pasos de su padre que se hunden en la tierra húmeda de la montaña. Tiene
once años y vive en la comunidad de Santo Domingo, Chiapas. Como tantas otras
familias, la suya se dedica al cultivo del café en plantaciones pequeñas que
producen grano arábigo. Adela ayuda a su padre a trabajar en el campo durante
la temporada del corte que dura de Septiembre a Marzo. Primero la escuela,
luego trabajar. La palabra trabajo
estremece unida a niñez. Resulta indispensable
aclarar los términos. No es lo mismo trabajo infantil que explotación infantil.
Eve Crowley, miembro de la Dirección de Género, Equidad y Empleo Rural de la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
sostiene que si los niños “Participan de cierta forma en actividades de
subsistencia de la familia, en especial si no implica trabajos pesados o
peligrosos, o no interfiere con la escolarización, es legítimo y puede ser
importante para desarrollar habilidades necesarias para llegar a ser agricultor
o pescador en la vida adulta.(…)”. Siempre
que el trabajo que realicen los niños no resulte dañino, ni abusivo o suponga
su explotación y les prive de su derecho a la educación no es una actividad
negativa. Por el
contrario, resulta importante para su formación. Por un lado
adquirir los conocimientos heredados de generación en generación sobre los
oficios rurales es importante para su futuro ya que es muy probable que sea una
herramienta de subsistencia. Por otro lado, incorporar valores de
responsabilidad y sacrificio desde la infancia es positivo en cualquier caso. educativos
deberían adecuarse a las necesidades. La mirada etnocentrista una vez más nos atraviesa. Los programas de cada sitio con sus características
particulares. Tanto en lo que respecta a programas de estudio, como calendario
escolar. Nailea también vive en Chiapas, tiene once años y hace tres que
trabaja. Con precario equipamiento fumiga las plantaciones. Dejó la escuela el
año pasado porque su familia necesitaba de su ayuda en el campo. Padece mareos
y náuseas a diario a causa de la inhalación de productos tóxicos. Como ella hay
muchos niños más. Según la FAO la cantidad de menores de edad que trabajan en
el área rural en condiciones riesgosas para su salud e integridad física supera
los 130 millones de niños y niñas entre los 5 y 14 años. El 70 por ciento de
los menores que trabajan en el mundo lo hacen en el sector agrícola. Es decir
siete
de cada diez y con un agravante: cerca del 20 por ciento tienen menos de
10 años, en promedio, de acuerdo con datos recopilados por el Programa
Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil de la OIT. La
explotación de niños trabajadores refuerza los ciclos inter generacionales de
pobreza. No es solo la causa sino la consecuencia de la desigualdad social que
es cada vez mayor en el mundo. Los perjudicados siempre son los mismos y los
beneficiados unos pocos. Plantear el trabajo como el problema en sí mismo es
una visión simplista de la problemática que no contribuye a solucionarla.
Proteger la infancia es otro de los objetivos a lograr en el camino hacia una
sociedad con menos desigualdad. Los niños no son el futuro, son el presente.
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