LA SELVA BRINDA UN ESCENARIO
DE ENORME BELLEZA.
BAJO LA
SUPERFICIE, EL OLOR Y EL COLOR
DEL PETRÓLEO MUESTRA OTRA REALIDAD:
VICTORIA SURNES
FERNANDO CASADO
y REBECA SANCHEZ
FERNANDO CASADO
y REBECA SANCHEZ
ENTREVISTAN A FRANÇOIS HOUTART(*)
en su visita a la Amazonia
contaminada por
Chevron,
como antesala al
como antesala al
Foro Social Mundial 2015 en Túnez
Fuente
“Rebelión”
22 de marzo 2015
(*) FRANÇOIS HOUTART (Bruselas,
1925) es un sacerdote católico y sociólogo
marxista belga. Fundador del Centro Tricontinental (CETRI) conocido
como el “papa antiglobalización”. Premio UNESCO-Madanjeet Singh por
la promoción de la Tolerancia y la No Violencia. Doctor en Sociología
(Universidad de Lovaina, 1973). Doctor Honoris Causa de Notre Dame University,
Indiana. Referente mundial en temas
de Derechos Humanos y de Ecología.
Como antesala
al Foro Social Mundial (FSM) 2015 (Túnez, entre el 24 y el 28 de marzo) Francois Houtart visitó la selva ecuatoriana para constatar los daños
medioambientales causados por Chevron,
tras ser invitado por el abogado del juicio del siglo, Pablo Fajardo, para que
vea y lleve un
mensaje a los pueblos en el FSM. Promotor de la Teología de la
Liberación y activista de la lucha de los pueblos para la construcción de Otro
Mundo Posible, Houtart destacó la lucha por la Amazonía, que “es de todos”,
especialmente hoy cuando un 20% de esta vasta región suramericana ha sido
destruida, corriendo el peligro de convertirse en un valle si llegara a
alcanzar un 40% de degradación. Nos encontramos en Lago Agrio, unas de las
puertas centrales de la selva noreste de Ecuador: hogar de las poblaciones
indígenas cofanes y secoyas. Una de las áreas con mayor biodiversidad del
mundo. En 1964 cuando Ecuador se encontraba en plena dictadura militar, la
compañía de EE UU
Texaco Petroleum Company (absorbida por Chevron en el año
2001) empieza la explotación de la selva ecuatoriana. Hecho característico de
la injerencia estadounidense en América Latina. Un gobierno dictatorial instalado
por la CIA facilitó explotación y
extracción en las venas abiertas de Ecuador. Este es el comienzo de una de las
tantas historias sobre la violencia ejercida por las empresas transnacionales en
América Latina, pero con un matiz distinto: la transnacional petrolera de norte
no se salió con la suya. 23 años después de la salida de Chevron-Texaco, no
hace falta cavar más que 20 centímetros bajo tierra para encontrar aún grandes
charcos de petróleo, derramados de forma irresponsable por la transnacional
petrolera. Las voces silenciadas de los afectados hablan en
presencia del
abogado Pablo Forjado, el intelectual Francois Houtart (quien cumplió 90 años)
el investigador del IAEN Ricardo Restrepo y un grupo de estudiantes mexicanos. Cuando Chevron-Texaco comenzó a explotar el
petróleo, las comunidades indígenas se vieron obligadas a dejar sus hogares
acosadas por las actividades petroleras, que contaminaron sus ríos, arrasaron
la selva y aniquilaron su forma de vida. Pero la compañía también introdujo el
alcohol para pulverizar cualquier tipo de resistencia y organización indígena y
tomó mujeres para prestar servicios sexuales a los obreros de la transnacional
petrolera. Gran parte de las comunidades indígenas no sabía que el petróleo era
tóxico y Chevron, frente a los frecuentes derrames, las engañaba asegurándoles
que el petróleo era saludable y que curaba enfermedades como el reumatismo.
Algunas personas en su buena fe se cubrían con el petróleo. Donald Moncayo uno
de los activistas del Frente de Defensa de la Amazonía, que aglutina a más de
30 mil afectados por las actividades de Chevron, relata: “Nos decían que el
petróleo era bueno para la salud, porque supuestamente teníamos malaria, pero
lo que tenemos es plomo en la sangre”. Debido a ello y hasta el día de hoy, a
los pobladores no se les permite donar sangre. El saldo más cruel dejado por
Chevron en la Amazonía ecuatoriana ha sido la desaparición total de dos pueblos
indígenas, los teetetes y sashauaris.
Chevron ha invertido millones de dólares
en una campaña mediática contra el gobierno ecuatoriano y contra los abogados y
los demandantes del caso. La empresa asegura haber utilizado la más alta
tecnología de la época. No obstante, tres años antes de la llegada de
Texaco-Chevron a Ecuador, técnicos de la misma empresa publicaron un informe
acerca de cómo minimizar la contaminación relacionada con la explotación
petrolera, que nunca se aplicó. La empresa tenía conciencia plena de los daños
que causaría, de este modo se puede afirmar que la contaminación ocasionada no
responde a un accidente, como el producido por BP en el Golfo de México en el
año 2010, sino un acto intencional. ¿Por qué? En primer lugar por sed de
ganancia. el racismo, ya que la empresa
no reconocía a los pobladores como seres humanos dignos de estas tierras, eran
los nadies, de los que habla Eduardo Galeano.
(…leer el informe completo)
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