ESA GAMA EN UNO DE CUYOS EXTREMOS,
ESTARÍA LO QUE SE PUEDE
CONSIDERAR
COMO “DERECHA LIBERAL”, Y EN EL OTRO
COLOCARIAMOS A LA "ULTRADERECHA".
Escribe
NOÉ JITRIK (*)
Fuente “Pagina 12,
Argentina
Miercoles 22 de abril 2015
(*) NOÉ JITRIK (1928, Rivera, Provincia de Buenos Aires ) es un
crítico literario argentino. Autor de cuentos, novelas y ensayos críticos.
Reconocido internacionalmente por sus trabajos en semiótica y lenguaje. Es el
recuperador de la historia literaria de Argentina. Profesor de literatura
hispanoamericana y argentina en las Universidades de Buenos Aires, Córdoba
(Argentina), Besancón (Francia) Director del Instituto de Literatura
Hispanoamericana de la UBA. Fue investigador principal del Conicet
Cuando
Rajoy ganó las elecciones en España no hubo un gran desacuerdo para hablar de
un triunfo de la derecha; ni qué decir cuando la chica Le Pen arrasó
posteriormente en Francia. Bush mereció en su momento un calificativo semejante
y, más cautelosamente Merkel, pero de quien claramente se dice que es la
derecha es Netanyahu, por no mencionar a Berlusconi, la derecha hilarante,
varios hacen cola en esta ventanilla. También se dice, casi nostálgicamente,
que fue peor con los vernáculos Franco y Salazar, un poco menos fascistas que
Mussolini y que el demente austríaco, pero ahí van, aunque también podría ser
peor, el neonazismo por ejemplo, que sin duda existe y reclama esa designación
pero la calificación, curiosamente, se olvida cuando se trata de países árabes
como si en ellos esta definición, o la contraria, la izquierda, carecieran de
sentido. Por supuesto, se puede decir que hay una tradición de derecha en
Argentina, que va de la oligárquica a la nacionalista
pasando por las
decididamente fascistas de las dictaduras; en la actualidad, que es lo que
importa, no hay más que leer o escuchar a ciertos aspirantes al poder cuyos
discursos, innegablemente filiados y reconocibles, son de derecha aunque no tengan
la fisonomía que tenían las clásicas, todo se moderniza, incluso esas
anacrónicas filiaciones. Desde luego, aquellos nombres no son los únicos que
condensan o encierran todo el alcance de la designación: están en esa destacada
posición porque hay quienes los han apoyado y promovido y, seguramente, parcial
o totalmente, compartían el adjetivo que se les aplica, me refiero a votantes,
seguidores, aprovechadores, adherentes, simpatizantes, espectadores. Se diría
que, en cuanto al goce del poder, no siempre ha sido como lo indican estos
ejemplos,
especialmente los actuales; hay una historia y en ella hubo épocas en
las que la derecha retrocedió, ya sea porque se replegó, ya porque fue
derrotada y dejó de ser representativa, aunque siempre esperando una nueva
oportunidad, así como hubo épocas o momentos en los que tuvo una presencia
innegable. Nunca una situación o la otra fueron definitivas así como tampoco la
forma que adquirían cuando se replegaban o cuando se imponían. Incluso, en
algunos momentos de su historia, puesto que la idea de la derecha no comienza
en las últimas décadas, quienes admitían en los hechos esa calificación
pudieron, poder mediante, tomar decisiones que bien habrían podido ser tomadas
igualmente por los refractarios a esa definición y más bien partidarios de una
opuesta. Vale la pena, en este punto, recordar algo bien sabido acerca de lo
que es la derecha en general. En la Asamblea Francesa posterior al 14 de julio,
los asientos de la derecha en el hemicírculo estaban ocupados por los
girondinos, los de la izquierda por los jacobinos. Aquellos, representantes de
la proto poderosa burguesía comercial e inicialmente industrial, eran moderados
y bregaban, como es de imaginar y como se sabe, por sus intereses propios, no
por los de los demás, asunto más bien de
los jacobinos, que eran intelectuales
y querían poner todo el país, burguesía inclusive, patas para arriba. De estas
ubicaciones físicas y del modo de encarar los negocios públicos brota una
metáfora que
todavía nos problematiza hoy día: los propietarios y egoístas
conforman toda derecha, los intelectuales y altruistas –hay excepciones– se
consideran la o las izquierdas. Hablamos ahora de la derecha, que nos
problematiza mucho, tanto por su presencia y su persistencia como por la
monótona variedad de su discurso. Mejor dicho de “sus” discursos, pues tampoco
se puede afirmar que hay una sola derecha
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