COMO "PODEMOS" –GRACIAS A LA POLITIQUERÍA
DE PABLO IGLESIAS– SE ESTÁ DESINFLANDO.
A
SYRIZA NO LE VA QUEDANDO OTRA SALIDA
QUE
ACATAR ÓRDENES DE LA TROIKA. ES EL SISTEMA...
Escribe
GUILLERMO ALMEYRA (*)
Fuente “La Jornada” de México
Domingo 10 de mayo 2015
(*)
GUILLERMO ALMEYRA- Argentino-mexicano,
nacido en Buenos Aires. Doctor en
Ciencias Políticas (Univ. París VIII), profesor-investigador de la Universidad
Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, de México. Miembro del Consejo
Editor de “SinPermiso” Columnista habitual en “La Jornada” de México.
Periodista y escritor en especial en temas históricos; en esa línea ha
publicado sobre los
principales referentes del marxismo. Marx, Lenin, Trostky.
El 12 de este mes el gobierno griego presidido por Alexis
Tsipras deberá pagar 750 millones de euros, y antes de fin de agosto de este
año, 23 mil 600 millones de euros más, que no tiene modo de conseguir. Para el
pago inmediato ha ordenado a todas las alcaldías
que le cedan sus fondos al
gobierno central rascando así el fondo del tarro y paralizando a los gobiernos
locales, sus obras y sus servicios, con duras consecuencias para la calidad de
vida de los ciudadanos y para el empleo. Manteniéndose en los carriles del
sistema ha pagado hasta ahora puntualmente los vencimientos de la deuda
contraída por los gobiernos anteriores en complicidad con los bancos
prestamistas, sobre todo alemanes y franceses pero, pese a ello, no ha conseguido
de sus acreedores-Shylock ni nuevos plazos ni nuevas condiciones para seguir
pagando sin hambrear al pueblo griego. Sin embargo, ha aumentado su índice de
popularidad a 100 días de su elección a pesar de las acusaciones de traición
que le hacen todos los
días los comunistas del KKE y los trotskistas de
Astarsya, partidos que, fuera de sus críticas feroces y sectarias, no sugieren
ninguna alternativa. La mayoría de los griegos cree ver en la política de
Syriza y Tsipras y en sus declaraciones nacionalistas y su política moderada la
única vía posible en las actuales circunstancias y una lucha honrosa y digna.
Syriza ganó recogiendo miles de votos del partido conservador y del viejo
PASOK, el partido socialista de los Papandreu. Triunfó con votos de los moderados
y reformistas, más algunos nacionalistas conservadores, que le dieron como
mandato
renegociar la deuda en condiciones más dignas y menos leoninas, no
salir de la Unión Europea y del euro y mucho menos del capitalismo. Tsipras
siempre ha sido, desde que era dirigente de Synapismo, el partido eurocomunista
griego, un comunista reformista y moderado que tomaba como su modelo de partido
y de política al Partido Comunista Italiano de Palmiro Togliatti y Enrico
Berlinguer, que quería convivir en el gobierno con los partidos de derecha y
creía poder
llevarlos gradualmente a reformar el Estado capitalista, dentro de
la Unión Europea del gran capital. Syriza, que englobó a Synamos, es una
coalición de partidos, algunos de los cuales están a la izquierda de Tsipras y
de Syriza (la izquierda, en el último congreso de Syriza, obtuvo 40 por ciento
de los votos). Pero esa izquierda interna no es homogénea, pues hay en ella
quienes creen que habrá que salir del euro y no pagar la deuda externa,
mientras otros creen lo contrario, y ninguno
propone medidas anticapitalistas
radicales en el país, aunque todos apoyan los conflictos sociales. Tsipras, por
lo tanto, comienza a aplicar la técnica del salami y a tomar medidas, feta por
feta, contra esa izquierda, tal como hace en Podemos el español Pablo Iglesias,
también de origen y métodos eurocomunistas, también reformista del capitalismo.El
gobierno de Syriza exigió, es cierto, la devolución del impuesto cobrado por
los ocupantes nazis y el pago de la deuda de guerra alemana, con algún
resultado (el presidente alemán y sectores democráticos alemanes están de
acuerdo, pero no Angela Merkel ni los bancos), pero ni realizó una auditoría de
la deuda, que declara injusta, ilegal e impagable, para reducirla
unilateralmente, como
Noam Chomsky |
hiciera Ecuador, y no discute con el pueblo griego qué
hacer si los acreedores le siguen exigiendo a Grecia su libra de carne y el
país tiene que entrar en cesación de pagos. La negativa a pagar la deuda y la
consiguiente salida del euro y de la UE obligaría a Grecia, en efecto, a emitir
otra (u otras) monedas de pago interno y a una brutal devaluación. La misma
atraería muchos turistas a un país bello y baratísimo, pero encarecería
enormemente las importaciones sin las cuales no funciona la vida cotidiana en Grecia,
reduciría brutalmente los salarios reales y el empleo y daría un gran impulso a
la emigración de todos los que tengan una capacitación intelectual o técnica.
Además, expondría a Grecia a una enorme fuga de capitales y, en el mar Egeo, a
una posible agresión turca para apoderarse de las fuentes potenciales de
petróleo y terminar de ocupar Chipre.
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