EL PT DEBE VOLVER A COMENZAR DESDE ALLÁ ABAJO,
HUMILDE
Y ABIERTO A APRENDER DE ERRORES
Y DE LA SABIDURÍA DEL PUEBLO TRABAJADOR.
VALEN TODAVÍA LOS IDEALES PRIMEROS.
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Fuente: Web del autor
2 de junio 2015
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Cardenal Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia,
Carisma y Poder” . Profesor de ética y filosofía en Brasil. Conferencista en
muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund,
Lovaina, París, Oslo, Turín entre otras. Escribió más de 100 libros, traducidos
a diversas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right
Livelihood, considerado el Nobel Alternativo
No toda crisis, ni
todo caos son necesariamente malos. La crisis
acrisola, funciona como un crisol
que purifica el oro de las gangas y lo libera para un nuevo uso. El caos no es
solo caótico; también puede ser generativo. Es caótico porque destruye cierto
orden que no atiende las demandas de un pueblo; es generativo porque a partir
de un nuevo reajuste de los factores, inaugura un nuevo orden que hace mejor la
vida del pueblo. Dicen algunos cosmólogos que la vida surgió del caos. Este
organizó internamente los elementos de alta
frei Betto |
complejidad y de esta complejidad
hizo surgir la vida en la Tierra y más tarde nuestra vida consciente (Prigogine,
Swimme, Morin y otros). La actual crisis política y el caos social obedecen a
la lógica descrita arriba. Ofrecen una oportunidad de refundación del orden
social a partir del caos social y de los elementos depurados de la crisis. Como
en Brasil hacemos todo a medias y no concluimos casi ningún proyecto
(independencia, abolición de la esclavitud, la república, la democracia
representativa, la nueva democracia post dictadura militar, la amnistía) existe
el riesgo de que perdamos nuevamente la oportunidad de hacer algo realmente
profundo y cabal, o
continuaremos con la ilusión acostumbrada de que poniendo
esparadrapos curamos la herida que gangrena la vida social desde hace tanto
tiempo. Antes de cualquier iniciativa nueva, el PT, que hegemonizó el proceso
nuevo en la política brasilera, debe hacer lo que hasta ahora no ha hecho: una
autocrítica pública y humilde de los errores cometidos, de no haber sabido usar
el poder realmente como instrumento de cambios y no de ventajas corporativas y
de haber perdido la conexión orgánica con los movimientos sociales. Necesita
hacer su mea-culpa porque algunos con poder traicionaron a millones de
afiliados al haber manchado y rasgado su principal bandera: la moralidad
pública y la transparencia en todo lo que hicieran. Aquel
pequeño puñado de
corruptos y de ladrones del dinero público dentro de Petrobras que traicionaron
a más de un millón de afiliados al PT y avergonzaron a la nación, deberán ser
borrados de la memoria. Cito a frei Betto que estuvo dentro del poder central y
que ideó Hambre Cero. Al darse cuenta de los desvíos, dejó el gobierno
comentando: «El PT en 12 años no promovió ninguna reforma de la estructura, ni
agraria, ni tributaria, ni política. ¿Había alternativa para el PT? Sí, si no
hubiese arrojado su garantía de
gobernabilidad en los brazos del mercado y del
Congreso; si hubiese promovido la reforma agraria, para hacer a Brasil menos
dependiente de la exportación de materias primas, y favorecido más el mercado
interno; si osase hacer la reforma tributaria recomendada por Piketty,
priorizando la producción y no la especulación; si hubiese, en fin, asegurado
la gobernabilidad prioritariamente mediante el apoyo de los movimientos
sociales, como hizo Evo Morales en Bolivia… Si el gobierno no vuelve a beber en
su fuente de origen –los movimientos
sociales y las propuestas originales del
PT– las fuerzas conservadoras volverán a ocupar Planalto». Y ahora concluyo yo:
hemos echado a perder la revolución pacífica y popular hecha a partir de 2003
cuando ocurrió no un cambio de poder sino el cambio de la base social que
sustenta el Estado: el pueblo organizado, antes al margen y ahora puesto en el
centro. El PT puede soportar el rechazo de los poderosos. Lo que no puede es
defraudar al pueblo y a los humildes que tanta confianza y esperanza
pusieron
en él. Y muchos, como frei Betto y yo, que nunca nos inscribimos en el PT
(preferimos el todo y no la parte que es el partido), pero siempre apoyamos su
causa, por verla justa y afín a las propuestas sociales de la Iglesia de la
Liberación, sentimos abatimiento y decepción. No tenía por qué ser así. Y lo
fue por inmoralidad, por falta de amor al pueblo y por la ausencia de conexión
orgánica con los movimientos sociales. No por eso desistiremos. En el espectro
político actual no vislumbramos ningún proyecto que huya de la sumisión al
capitalismo neoliberal, que haga a la sociedad menos malvada y que presente
líderes confiables que mejoren la vida del pueblo.
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