ACHICAMOS LA VISIÓN
GEOPOLÍTICA DE ARTIGAS
A NUESTRA ESTATURA Y A UN HÉROE LOCAL.
EN ESE PLANO, URUGUAY ES SU NEGACIÓN.
EN ESE PLANO, URUGUAY ES SU NEGACIÓN.
EL FUTURO: LA REAFIRMACIÓN DE ARTIGAS.
Escribe
JOSÉ STEINSLEGER (*)
Fuente “La Jornada” de México
Miercoles 1º de Julio 2015
(*) JOSÉ
STEINSLEGER | Escritor, analista politico y
periodista nacido en Argentina, pero afincado en México. Miembro fundador de la
Federación Latinoamericana de Periodistas . Columnista de La Jornada de
México, Red Voltaire entre varios otros medios del continente. “El día en que
seamos ciudadanos de una patria común, el siglo XX latinoamericano será
recordado como el siglo de Fidel”
De la doctrina Monroe al exabrupto de Theodoro Roossevelt (I
took Panamá), las corrientes antimperialistas de Mesoamérica disponen de
exhaustivos conocimientos acerca del rol jugado por Washington en el
mare
nostrum caribeño. No así, en cambio, frente al modus operandi de su majestad
británica en la conformación de los países del cono sur. Detengámonos en tres
diplomáticos del Foreign Office, a inicios del siglo XIX: Robert Stewart
(vizconde de Castlereagh, 1769-1822); George Canning (1770-1827, hombre clave
durante las guerras napoleónicas y de la Santa Alianza), y John Ponsomby
(1772-1855), personajes que han sido poco estudiados en la historiografía mesoamericana
y caribeña. Lord Castlereagh fue el
John Ponsomby |
primero en diseñar la balcanización del
cono austral, espina dorsal de la política colonial británica en Brasil,
Argentina y el río de la Plata. Lord Castlereagho Stewart murió loco. Se cortó
el cuello con la navaja de rasurar, y Lord Byron le dedicó unos versos
terribles: Aquí yacen los huesos de Castlereagh / Detente, viajero, y mea. Por
su lado, el ministro de Asuntos Exteriores Canning apoyó en 1807 la evacuación
de la corte portuguesa a Brasil, salvándola de la guillotina francesa. Canning
estimuló los movimientos emancipadores, permitiendo un activo contrabando de
armas y mercenarios británicos hacia la América hispana. En 1824, luego de la
victoria de Sucre en Ayacucho, escribió: La cosa está hecha; el clavo
está
puesto (...) la América Española ya está libre; y si sabemos dirigir bien
nuestros negocios, será británica. Un año después, Canning firmó en Buenos
Aires el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre las Provincias Unidas
del Río de la Plata y Gran Bretaña, siendo el primer tratado que firmó
Argentina con un país europeo. Y en noviembre de 1825, recibió a un enviado de
la Gran Colombia en calidad de embajador, siendo éste el primer diplomático
latinoamericano reconocido en Londres. Seguirían pactos
comerciales con México,
y con el recién creado Imperio de Brasil, cuya independencia reconoció Gran
Bretaña tras las gestiones de Canning ante la corte de Portugal. Del mismo
modo, instruyó al enviado británico en el Congreso de Panamá (1825) para
alcanzar todos los acuerdos comerciales posibles con los países asistentes,
evitando comprometerse en toda alianza política o militar. En 1826, el
Caballero de la Gran Cruz de la Orden del
Gral. Liber Seregni |
Baño, lord Ponsomby, fue enviado en
sucesivas misiones diplomáticas debido a que pretendía a la amante del rey.
Durante la guerra de las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Imperio de
Brasil, propuso que la solución definitiva del conflicto consistía en
independizar a la Provincia Oriental, creándose un algodón entre dos cristales:
Uruguay. ¿Con qué mirada tratamos entonces a Uruguay de país chiquito? En todo
caso, no pensamos igual en los casos de Holanda, Dinamarca, Austria, Singapur,
potencias que caben cómodamente en la geografía uruguaya. O de Bélgica, estado
tapón ( buffer state) 5.7 veces más chiquito, inventado en 1830 por el mismo
guante imperial que dos años antes había colocado el algodón territorial entre
Brasil y Argentina. Vivian Trías, pensador uruguayo, escribió que la historia
de Uruguay ha sido dicotómica, ambigua, ambivalente entre dos destinos
opuestos: Estado dependiente articulado a una trama impuesta por el
imperialismo, o parte de una
Patria Grande verdaderamente soberana. Subrayando
que Uruguay siempre se movió dentro de estrechas coordenadas, y en la cuerda
floja tendida entre actitudes pro brasileñas o pro argentinas. Otro pensador
uruguayo, Alberto Methol Ferre, dijo: “La vuelta a la Cuenca es retorno, en un
nivel superior, a la visión geopolítica de Artigas, al que hemos achicado a
nuestra mera estatura, convirtiéndolo en exclusivo héroe local. Pues Artigas es
mucho más que nosotros, y nosotros su fracaso histórico… El Uruguay es la
negación de Artigas, y su futuro será su reafirmación”.
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