jueves, 6 de mayo de 2010

LA VEJEZ, ESE TIEMPO IMPORTANTE DE LA VIDA


ENCERRARSE
NO ES BUENO...

Escribe
GONZALO
CANAL RAMÍREZ (*)

No tema a la intemperie. La intemperie, si usted se protege debidamente e los excesos de frío y calor, no mata, sino tonifica, vivifica y revitaliza. La persona humana necesita la intemperie como cualquier animal o planta. En este caso, la intemperie son los elementos mismos de la naturaleza: el fuego (sol), el aire, la tierra, el agua. En parte, de ellos estamos hechos y de ellos vivimos. El viejo, excesivamente protegido de la intemperie, se debilita.
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El exceso de abrigo lo hace propenso a resfriados y gripes; la carencia de sol le dificulta la fijación de calcio y sus huesos se harán más posaros y frágiles; la falta de sudor acumulará más elementos tóxicos en su organismo y la quietud le impedirá la reactivación de la circulación sanguínea y, por lo tanto, facilitará el endurecimiento de sus arterias y m´ñusculos, con sus consecuncias peligrosas y dolorosas. Use la intemperie, cuanto más pueda.
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Ella es un estimulante apropiado de sus funciones físicas y mentales. Con ella respirará mejor, comerá, dormirá, asimilará y secretará mejor. El abuso de la intemperie tiene sus riesgos. No abuse de nada. Pero el riesgo del abuso de la intemperie es preferible al de la sobreprotección. Lo natural es siempre menos peligroso. La naturaleza está bien hecha, es sabia. No la contradiga. Use su razón para ser superior a los animales. No inferior.
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La salud, en la tercera edad, debe ser, desde luego, más cuidada. Ella está más protegida frente a algunas enfermedades (sobre todo las microbinas tradicionales) porque el organismo ha creado más defensas, pero más desamparada frente a otras, sobre todo las degenerativas y traumatizantes. Todos están de acuerdo en que la senescencia no puede impedirse (la persona humana ha vivido muchos siglos pidiendo en vano el milagro de la eterna juventud) pero si puede retardarse y capacitarse.
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Todos los materiales tienen un límite de resistencia, aun en las máquinas y edificios. Los calculistas dejan siempre un margen de toilerancia, para la distensión. Si esto sucede en las resistencias matemáticas exactas, que no sucederá en el organismo humano, un complejo tan variado, donde el todo, casi perfecto, está compuesto desde corpúsculos microscópicos que pueden morir con una gota de alcohol, como las neuronas, hasta la materia lás resistente como los huesos de gran fortaleza. Y recuerden que..”no somos dueños de los acontecimientos, pero si del efecto que ellos produzcan en nosotros”
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.

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