martes, 28 de junio de 2011

UN PARAISO JUDICIAL PARA LA MINERIA A CIELO ABIERTO - (4)

Miércoles 29 de junio 2011

CANADÁ SE HA CONVERTIDO EN LA PLATAFORMA PRIVILEGIADA DE INVERSIONISTAS DE TODO EL PLANETA, DESDE LA CUAL SUS EMPRESAS PUEDEN ALCANZAR UNA RENTABILIDAD RÉCORD, EXTERNALIZANDO IMPUNEMENTE LOS ALTOS COSTOS FINANCIEROS, AMBIENTALES Y SOCIALES QUE GENERAN SUS ACTIVIDADES. 

EL MODELO MINERO CANADIENSE
SAQUEO E IMPUNIDAD INSTITUCIONALIZADOS (4)

Escribe
WILLIAM SACHER (*)
Publico “ARGENPRESS.Info”
Bs. As. 28 de junio de 2011
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William Sacher, Escritor. Periodista e Investigador independiente. nacido en Francia, es PhD en Ciencias atmosféricas y oceánicas de la. Universidad McGill, Montreal, Canadá. Coautor del libro Noir Canada, nos da sus impresiones sobre la internacionalización de la minería a cielo abierto.de la que existe un centro logístico en Canadá. Especie de paraíso fiscal en la Mineria.

Por último, es preciso mencionar que Canadá ofrece protección jurídica a sus empresas, pues el vacío jurídico hace difícil que las víctimas de abusos cometidos en el extranjero por empresas privadas lleguen a un tribunal canadiense. Además, anteriores decisiones de tribunales canadienses sobre estos asuntos demuestran que las autoridades judiciales han decidido no actuar en contra de intereses mineros. Una impunidad de hecho asegura a toda empresa canadiense que nunca será importunada por la justicia en Canadá a causa de abusos cometidos en el extranjero.

Por lo antes mencionado, Canadá se impone como paraíso judicial para las empresas mineras a escala mundial. En el momento de escoger una jurisdicción para registrarse, un inversionista minero optará lógicamente por Toronto. Al igual que un sinnúmero de empresas se registra cada día en los paraísos fiscales para evadir al fisco de los Estados de Derecho, las mineras se registran masivamente en el paraíso judicial canadiense para gozar de una protección jurídica, política y moral.

UNA LETANÍA DE ABUSOS
Con este pedigree, el Canadá se ha convertido en la plataforma privilegiada de inversionistas de todo el planeta, desde la cual sus empresas pueden alcanzar una rentabilidad récord, externalizando impunemente los altos costos financieros, ambientales y sociales que generan sus actividades. La gravedad de estos costos se mide por las serias acusaciones de abusos que enfrentan las mineras registradas en Canadá, en todos los países en donde se encuentran activas. Las principales son:

• evasión fiscal u otras formas de criminalidad económica,

• expropiación brutal y violación de derechos humanos,

• contaminación, producción de residuos tóxicos y destrucción de los ecosistemas, envenenamiento de las poblaciones locales,

• complicidad en el asesinato de líderes opuestos a la actividad minera,

• complicidad en crímenes de guerra.

En situaciones de guerra civil, como en la República Democrática del Congo, multinacionales mineras del Canadá, como AMFI, Lundin Mining, First Quantum Minerals, Emaxon, o Banro no han tenido reparos en negociar contratos leoninos con jefes de guerra. Estos contratos han permitido a las mineras obtener a bajo precio derechos sobre yacimientos de calibre mundial, financiando indirectamente la guerra civil en esta región. Acusaciones de incentivo a la conflictividad en esta región africana son sumamente graves pues se calcula que en los últimos 15 años, esta guerra habría provocado más de cinco millones de muertos y al menos un número igual de desplazados.

La multiplicación de idénticas acusaciones, provenientes de fuentes independientes, en todos los continentes, es prueba de que no se trata de casos anecdóticos. Por el contrario, es necesario tratar estos hechos como evidencia de que existe un sistema propiamente canadiense de saqueo de recursos minerales, que se apoya en la propagación de su modelo de Mineralo-Estado y en la existencia de un paraíso judicial.

IGNORANCIA E IMPUNIDAD
No podemos concluir sin mencionar del proyecto de Ley C-300, que fue rechazado por el parlamento federal de Ottawa en octubre del 2010, durante su tercera y última lectura. El principal punto de esta Ley era la posibilidad de suprimir el apoyo financiero que reciben las empresas cuando no cumplen una serie de estándares.

Sin duda, este proyecto representaba un “paso en la dirección correcta”, como afirmaron varios actores de la sociedad civil canadiense. En realidad, era un paso en extremo tímido. Pese a ser sujeto de críticas agresivas por parte del sector minero y sus aliados, la Ley no cuestionaba los fundamentos del paraíso judicial, es decir la impunidad de los múltiples crímenes que habrían cometido las empresas del sector extractivista. La timidez de este proyecto de ley y el rechazo del parlamento, son muestras de la enorme influencia de los intereses mineros en el Mineralo-Estado canadiense, así como de una ausencia de voluntad política para regular el sector.

El africanista francés François-Xavier Verschave decía a propósito de la explotación neo-colonial francesa en África, el silencio y la impunidad están íntimamente vinculados. El silencio del gobierno y de los medios de comunicación sometidos a los intereses mineros, hace que los ciudadanos canadienses no cuestionen un sistema de explotación depredador y potencialmente criminal. A esto se añade que las empresas tienen derecho a seguir juicio a los actores críticos, bajo el pretexto de defender su reputación. Entre los atropellos recientes a la libertad de expresión figuran los casos de las mineras Barrick Gold y Banro que siguen juicios a los autores y la editorial del libro Noir Canada por un total de 11 millones de dólares. Estas amenazas a la libertad de expresión impiden que se desarrolle un verdadero discurso crítico en Canadá.

Décadas de construcción de una reputación de “buen gobierno”, tanto al interior como al exterior de las fronteras, han logrado la confianza ciega de una gran parte de la sociedad canadiense en sus instituciones. Mientras tanto, el sector minero no tiene límites para seguir instrumentalizando a las autoridades públicas y au mentando sus márgenes de ganancias, aun si todo eso implica la evasión fiscal, la destrucción de ecosistemas, el contrabando, la corrupción, la expropiación mortal de pueblos, el tráfico de armas, o la asociación con jefes de guerra sanguinarios.

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