miércoles, 26 de septiembre de 2007

EL TEMA PARA PENSAR

CALENTAMIENTO GLOBAL
ADAPTANDOSE A
UN MUNDO NUEVO

Elisabeth Rosenthal

Cuando el doctor Giancarlo Icardi, director de Salud de Génova, se enteró que su sobrino estaba con fiebre tras pasar el día en la playa, no pensó en el calentamiento global como el responsable. Sospechaba de una influenza fuera de estación.
Sin embargo, otros 128 veraneantes acudieron a los hospitales de Génova con síntomas parecidos, lo que obligó el cierre de playas en medio de una ola de calor. Aunque los enfermos se recuperaron, los científicos pronto denunciaron al culpable del malestar: un alga tóxica de agua tibia que ahora crece en el cada vez más tibio Mar Mediterráneo.
Pese a que los países europeos recortan la producción de gases invernaderos a fin de luchar contra los cambios climáticos, los científicos y los ciudadanos están descubriendo que sus efectos ya los alcanzaron. El calentamiento irreversible ya está ocurriendo, Los gobiernos y ciudadanos tendrán que prepararse para un clima cada vez más caluroso y tempestuoso.
“En los últimos años la gente se ha dado cuenta que el cambio climático es real. Adaptarse no es una opción, es algo que estamos obligado a hacer”.
Señales inequívocas
Los científicos dicen que el fenómeno podría tener un grado de responsabilidad en el número creciente de huracanes, como Katrina, además de un aumento en las inundaciones como las que anegaron partes de Europa central este verano.
El fenómeno también ha sido vinculado a los recurrentes incendios de verano en Portugal, desde que la Península Ibérica se ha tornado más calurosa y seca que en el pasado.
El papel del calentamiento global en cualquier inundación, incendio o brote de enfermedad es difícil de comprobar debido a que la variabilidad anual de la temperatura y otros factores también influyen. No obstante, el número promedio de desastres relacionados con el clima en los años noventa fue doble del de los años ochenta, según la Agencia Europea de Medio Ambiente en Copenhaguen.
Dada esta tendencia, los países y los políticos están comenzando a considerar los cambios que tendrán que implementar. Los agricultores franceses están empezando a sembrar cultivos que toleran mejor las temperaturas más altas, por ejemplo, substituyendo el maíz por la colza. Los centros de ski austriacos que ya no pueden contar eternamente con la nieve están programando programas de hiking y campos de golf.
La ciudad italiana de Brescia está entregando a los ancianos acondicionadores de aire, una rareza en aquel país. Los planificadores del nuevo metro de Copenhaguen alzaron todas las estructuras para acomodar la subida en el nivel del mar de medio metro que se espera como consecuencia del calentamiento global en los próximos 100 años.
Sube el termómetro
“Nuestra resistencia es bastante baja ante el cambio climático”, señaló Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que ha publicado un informe titulado, “Los Impactos del Cambiante Clima Europeo” que clasifica áreas de vulnerabilidad y sugiere cómo Europa se podría adaptar.
McGlade pronostica que de no hacerse nada al respecto, las poblaciones del norte y sur de Europa, donde se espera que el efecto tenga mayor impacto, se transformarían en “refugiados climáticos”, desplazándose hacia el centro del continente. “En los países árticos y en el sur de Europa”, señaló McGlade, “se hará cada vez más difícil sostener los patrones actuales de vida y consumo”.
La actual evidencia del calentamiento es irrefutable, y casi todos los científicos opinan que ha sido producido, o al menos tremendamente acelerado, por las emisiones asociadas con la industrialización.
Los científicos ya han podido detectar evidencia dura de cambios climáticos. “Hasta hace 10 años, nos movíamos en el mundo de las predicciones y perspectivas”, dijo Roberto Bertollini, director del Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Lamentablemente, en años recientes, hemos podido ver y medir los efectos concretos”.
A veces, adaptarse al cambio climático es fácil; por ejemplo, el gobierno sueco está fomentando el cultivo de nuevas especies de árboles que crecen con más facilidad en un clima un poco más cálido. En Hamburgo y Rótterdam, se están construyendo nuevos muelles capaces de acomodar el nivel del mar más alto que se espera para el futuro.
En otros casos, adaptarse sería tan costoso que es probable que las autoridades permitan que la naturaleza tome rumbo libre. A lo largo de la costa británica en Norfolk y Essex, los gobiernos locales están contemplando la posibilidad de permitir que franjas de tierra de labranza ya azotadas por inundaciones frecuentes, simplemente se hundan bajo el mar a medida que el nivel suba.
© International Herald Tribune
(The New York Times Syndicate)

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