martes, 9 de octubre de 2007

CIGANDA y MOLINARI: LA CONVERSACION

REPENSANDO LO
QUE HEMOS VIVIDO.-

N. de R. Nos llegó un interesante material que como dice en la introducción, es una “conversación” cuyo objetivo es…”la búsqueda de respuestas…” y los que conversan son Juan Pedro Ciganda y Jorge Molinari, por “el invierno de 1999”. Damos el comienzo –donde abre el fuego Juan Pedro– aprovechando que esta tarde, en el Teatro de AEBU presenta su libro. En los BLOG sucesivos desarrollaremos este material que tendrá como título genérico el que ellos pensaron para la “conversación”: “REPENSANDO LO QUE HEMOS VIVIDO” Luego de los “floreos” personales, desfilarán ideas. Por la historia y el tiempo y buceando en la gente que piensa utopías. FD

JUAN PEDRO CIGANDA
Las charlas que tuvimos en el curso de este trabajo fueron varias. Señalo que se trata de un viejo compañero, de un militante político de “toda la vida.” Siempre comentábamos entre muchos que lo vimos las primeras veces, allá por los años sesenta, que era un orador de fuste, un tipo que transmitía argumentos y entusiasmo, convicción y pasión.
La misma pasión con la que hoy transmite, persuade, argumenta, se deshace por ayudar a pensar a otros. Por supuesto que cuando yo era un veinteañero era para mi y muchos de mis amigotes parte de una especie rara: era “trostkista”. En 1962 o l963 cuando yo era un adolescente de l6 años y recién había empezado a trabajar, ir a las asambleas generales del Gremio y verlo a él hablar, como a otras “fieras” del micrófono, era realmente impactante.
Naturalmente yo que a la sazón ni siquiera andaba cerca todavía de nada parecido al P.C.U., menos noción tenía de lo que eran los “trostkistas”, quienes – por su parte – eran calificados de bichos raros, locos, agitadores por la gente de la propia izquierda que los miraba con aire de superioridad.
Eran gente “rara” que los sábados de anoche mientras andábamos dando una vuelta por 18 de Julio, eligiendo alguna película para ver o alguna piba para mirar, montaban una tribuna en plena Plaza Libertad y con la bandera del P.O.R. hablaban y decían sus cosas, definían su visión del mundo, hacían algo extraño que nadie se le ocurría hacer.
Yo miraba aquellos hombres y mujeres y por un lado me resultaban raros. Por otro, me inspiraban un enorme respeto. ¡Había que meterse ahí, en medio de la gente que andaba en la vuelta por dieciocho a decir sus puntos de vista sobre el mundo, la revolución del 17, las transformaciones a impulsar en la sociedad.
Han pasado casi cuatro décadas. Es cierto que “aquellos muchachos de entonces ya no somos los mismos.” Mas con Jorge hemos estado en muchas citas con la tarea, con la esperanza. Es un tipo con un nivel intelectual que a mí me impresiona. Es un compañerazo que siempre respalda, apoya, no busca hacerse notar siendo la “estrella”, sino buscando sacudir agitar, convencer, polemizar.
Siempre lo he visto tratando de persuadir. No ha sido un profesional de “ganar” debates. Como hombre político, como estudioso, como compañero, me ha ayudado mil veces y ha ayudado a toda una generación que hemos tenido la suerte de andar cerca de él en diversos senderos. Es, por demás, de esos típicos hombres que saben diferenciar la lucha de ideas de las relaciones humanas y que nunca se puede ganar un enemigo por un gesto de soberbia, por un ataque personal.
Por eso, para mí era imprescindible, contar con su aporte, con sus cuestionables puntos de vista, con sus líneas argumentales, en este trabajo que con Federico nos hemos zambullido a hacer.

Bueno, Jorge, además de ser hincha de Nacional, sanducero y algunas
cosas más. ¿Por qué no nos contás algo de tu gente, de tus orígenes?

MOLINARI: Como no. Mi viejo era un carpintero y mi madre un ama de casa. Ambos eran, a su vez, hijos de familias numerosas de origen italiano. Lo del oficio pegaba fuerte en la familia. Mi abuelo y un tío también eran carpinteros. Mi padre era batllista. Pero de don José Batlle y Ordoñez. Según él, todos los que vinieron después nunca lo convencieron del todo, incluido el propio Luis Batlle Berres, al que votaba.
El viejo era anticlerical y antimilitarista. No obstante ello las tradiciones de su época y el medio lo llevaron a casarse por la Iglesia. Yo fui a la escuela pública, obviamente. Mi primera gran curiosidad política era saber que había sido y que era el batllismo.
––––––––––––––––– (la conversación continua…)

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