lunes, 31 de marzo de 2008

CONSTANZA MOREIRA y el IRPF

CONSTANZA MOREIRA
UNIDAD DE LA IZQUIERDA
NACE DE ALIANZA SOCIAL
Que los jubilados "zafen" del IRPF, con una solución muy uruguaya (la legalista), no significa que aquí estemos asistiendo a una lucha de clases. No entre los jubilados y los activos, no entre los viejos y los jóvenes. Si permitimos que se haga una oposición política entre las clases trabajadoras, los más pobres, y las clases medias, la primera que va a perder es la izquierda. Esta, al igual que el batllismo, tiene su origen en esa alianza: la de los trabajadores y las clases medias. ¿Y a qué se opone esta alianza? A los más privilegiados. ¿Quiénes son? ¿Los jubilados? No, sin duda no. No son los jubilados los ricos de este país, por grande que pueda ser el gasto en seguridad social. ¿Hay diferencia entre los jubilados con pasividades bajas y los jubilados con jubilaciones que llama "de privilegio"? Sí, sin duda. Pero también hay mucha desigualdad entre los trabajadores formales, beneficiados por los acuerdos de los Consejos de Salarios, y los informales, que no se benefician de esto. Y entre los trabajadores del campo y los de la ciudad. Y entre los públicos y los privados. Pero entonces, ¿opondremos los trabajadores formales a los informales? ¿Diremos que aquellos que se vieron beneficiados por los Consejos de Salarios son unos privilegiados? ¿Opondremos los trabajadores públicos, por el privilegio de su inamovilidad, a los privados? Cualquiera que piense esto desde la izquierda diría que no se puede quebrar la unidad de la clase trabajadora. Que la unidad de la clase trabajadora, a despecho del reconocimiento de esas diferencias, debe ser salvaguardada.
Así, y en tiempos en que tanto se oye sobre "la unidad de la izquierda", no hay que olvidar que ésta nace, primero, de una alianza social. De la alianza entre las clases medias y los trabajadores, de la alianza entre activos y pasivos, de la alianza de todos los que en la ecuación de la vieja lucha de clases entre trabajo y capital, quedan del lado débil; del lado del trabajo. (Sacado de contexto –“La República” abril 1º)
“LOS ORIGENES DE LA
DESIGUALDAD SOCIAL...”
Es cierto que hoy el pensamiento sobre las "clases" sociales ha cambiado, y que en democracias capitalistas como las nuestras, los gobiernos de izquierda son estructuralmente dependientes del capital (y por consiguiente, de la aquiescencia del empresariado). Pero de lo que no cabe duda es que los "jubilados", los "niños pobres" o los trabajadores que ganan más de treinta mil pesos, no constituyen clases cuya oposición deba fomentarse.
¿Sirve hoy mirar la forma en que se articulan el capital y el trabajo para entender los orígenes de la desigualdad social? Por mucho que hayan cambiado las cosas, y nuestra manera de verlas, la desigualdad y la concentración del capital siguen estando vinculadas. Una forma de ver esto es mirar cómo las personas se insertan en el proceso productivo. Los datos sobre la distribución funcional del ingreso muestran que la participación de la masa salarial en el producto nacional ha venido decreciendo, a expensas de la participación del capital. De hecho, la masa salarial pasó de representar el 45% en el PBI en 1991 a 37% en 2006. Este es uno de los factores que están detrás de la creciente y consolidada desigualdad en Uruguay. El proceso productivo tiende a volverse más concentrador del ingreso, y las crisis que hemos vivido, en especial la última, tuvieron como consecuencia fuertes redistribuciones del ingreso desde los trabajadores hacia los propietarios del capital. Frente a esto, el Estado debe jugar un rol central para asegurar que las condiciones de vida de la población no sean cada vez más limitadas. (Sacado de contexto –“La República” abril 1º)

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