¿LUCHA DE CLASES?Por CONSTANZA MOREIRA
POLITÓLOGA. UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA.
(Publicado en “La República” del lunes 31 de marzo)
N. de R. Por la actualidad del tema y por la idoneidad reconocida de la autora, nos pareció interesante ofrecer la nota integra. De ella habíamos ofrecido ayer dos fragmentos. Los subtítulos son nuestros. FD
Los uruguayos recibieron esta semana la novedad de que la Suprema Corte de Justicia había declarado inconstitucional el IRPF a las jubilaciones, al menos en el caso del recurso interpuesto por quienes se acogieron a este procedimiento.
En Uruguay, la actuación de oficio de los jueces por temas de inconstitucionalidad ha sido mínima, aunque se ha incrementado en los últimos años. Las normas que han sido recusadas por inconstitucionales son básicamente las que imponen impuestos, las que fijan sistemas de reajustes de pasividades y las que establecen regímenes de refinanciación de deudas. Quienes presentan los recursos suelen estar respaldados por organizaciones colectivas y en general tratan de evitar el aumento de gravámenes o la reducción de ingresos.
LOS JUBILADOS DIERON
LUCHAS MUY IMPORTANTES
El dictamen de inconstitucionalidad reciente se enmarca claramente dentro del tipo de actuaciones que hemos visto en esos últimos años. Esto no implica desconocer la casuística que hace a la integración de la Suprema Corte, en un fallo tan controversial (y con impactos tan importantes), sino subrayar que las actuaciones de inconstitucionalidad se han centrado en casos de este tipo.
Un segundo aspecto a recordar es que los jubilados dieron luchas muy importantes para defender el valor de sus pasividades, y que lo hicieron en dos plebiscitos: el de 1989, que obligó a reajustar las pasividades por el índice medio de salarios, y que ganaron con el 72,5% de los votos, y el de 1994 por el cual le impidieron al Poder Ejecutivo alterar el valor de las pasividades, con el 54,4% de los votos.
COMO HAN LEIDO EL DICTAMEN LA
OPINION PÚBLICA Y LOS ACTORES POLITICOS
Juntando ambas informaciones: el tipo de dictámenes de inconstitucionalidad que se han dado en este país, y la fuerza constitucional que ha adquirido el tema del valor de las jubilaciones, a nadie puede extrañársele que el resultado de la inconstitucionalidad del IRPF a los pasivos, estaba en los márgenes de lo esperable. Pero el punto es cómo han leído la opinión pública y los actores políticos el dictamen de la Corte; en especial, cómo se ha dado la discusión que opone los "más privilegiados" a los "más infelices", por citar a Artigas. La idea de una puja distributiva entre jubilados y pobres no es nueva en Uruguay. Durante muchos años prevaleció entre nosotros la idea de que la infantilización de la pobreza tenía como correlato la apuesta de un país "a sus viejos", más que a sus jóvenes.
LA IZQUIERDA ES HIJA DEL CONFLICTO
Sin discutir la pertinencia social o cultural de tal afirmación (que sin duda la tiene), la ecuación política no puede nunca oponer los jubilados a los activos, los viejos a los niños, o la clase media a los pobres. Y es que ésta es una mala formulación de la oposición de intereses, que sólo puede llevar a luchas fratricidas "en el seno del pueblo". Estas oposiciones tienden a despolitizar el fondo de la cuestión, y son, para la izquierda, de la máxima importancia.
La izquierda siempre tuvo en la oposición social y política, el centro de su comprensión del mundo. Mientras el pensamiento conservador, a lo largo de la historia, ha hecho hincapié en la "armonía social", la izquierda es hija del conflicto. Y la oposición política central, claro está, siempre ha sido la llamada "lucha de clases".
UNA SOCIEDAD QUE PRETENDE TENER
NIVELES MÍNIMOS DE BIENESTAR,
DEBERÁ IMPONERLE COSTOS AL CAPITAL
La versión "clásica" de la lucha de clases que hizo al pensamiento de la izquierda en sus orígenes era entre el capital y el trabajo. Si el capital sólo puede realizarse a través de su concentración, y un componente básico de ésta es la explotación de la mano de obra, está claro que una sociedad que pretende tener niveles mínimos de bienestar, deberá imponerle costos al capital. Es cierto que hoy el pensamiento sobre las "clases" sociales ha cambiado, y que en democracias capitalistas como las nuestras, los gobiernos de izquierda son estructuralmente dependientes del capital (y por consiguiente, de la aquiescencia del empresariado). Pero de lo que no cabe duda es que los "jubilados", los "niños pobres" o los trabajadores que ganan más de treinta mil pesos, no constituyen clases cuya oposición deba fomentarse.
FACTORES DE LA CRECIENTE Y
CONSOLIDADA DESIGUALDAD EN URUGUAY
¿Sirve hoy mirar la forma en que se articulan el capital y el trabajo para entender los orígenes de la desigualdad social? Por mucho que hayan cambiado las cosas, y nuestra manera de verlas, la desigualdad y la concentración del capital siguen estando vinculadas. Una forma de ver esto es mirar cómo las personas se insertan en el proceso productivo. Los datos sobre la distribución funcional del ingreso muestran que la participación de la masa salarial en el producto nacional ha venido decreciendo, a expensas de la participación del capital. De hecho, la masa salarial pasó de representar el 45% en el PBI en 1991 a 37% en 2006. Este es uno de los factores que están detrás de la creciente y consolidada desigualdad en Uruguay.
EL ROL CENTRAL DEL ESTADO
PARA ASEGURAR CONDICIONES DE VIDA
El proceso productivo tiende a volverse más concentrador del ingreso, y las crisis que hemos vivido, en especial la última, tuvieron como consecuencia fuertes redistribuciones del ingreso desde los trabajadores hacia los propietarios del capital. Frente a esto, el Estado debe jugar un rol central para asegurar que las condiciones de vida de la población no sean cada vez más limitadas.
Sin embargo, la injerencia del Estado en el proceso de apropiación del valor no es algo que sea aceptado con facilidad por el pensamiento económico. En la matriz de pensamiento que heredamos, un Estado muy activo o interventor sólo ocasionará distorsiones en el funcionamiento del mercado. Examinemos brevemente el caso argentino: al imponer retenciones a los exportadores.
LA ARGENTINA VECINO EN CONFLICTO
El Estado argentino está afectando parte del proceso de acumulación del capital. Y lo hace porque estos sectores están ganando mucho (a nadie se le ocurre que el Estado argentino quiera "fundir" al agro, su propia fuente de ingresos). Es cierto que no sólo afecta a los grandes, pero básicamente afecta a los grandes (que son más de las tres cuartas partes de los exportadores). Además, en el vecino país también se "controlan precios" (algo que a muchos economistas horrorizaría), y la intervención del Estado es mucho mayor que la que existe en Uruguay. El poder político del gobierno argentino también es sin duda mayor. El conflicto reciente con "el agro" en Argentina sí se parece un poco a lo que entendíamos como "lucha de clases" antiguamente.
LA PRIMERA QUE VA A PERDER ES LA IZQUIERDA
La solución por izquierda más "neutral" frente al capital, y la que de alguna manera está adoptando Uruguay, es, a través de políticas fiscales, asegurar un Estado solvente que pueda después hacer las transferencias de ingresos necesarias para reequilibrar las desigualdades que se generan en el proceso productivo.
Pero que los jubilados "zafen" del IRPF, con una solución muy uruguaya (la legalista), no significa que aquí estemos asistiendo a una lucha de clases. No entre los jubilados y los activos, no entre los viejos y los jóvenes. Si permitimos que se haga una oposición política entre las clases trabajadoras, los más pobres, y las clases medias, la primera que va a perder es la izquierda. Esta, al igual que el batllismo, tiene su origen en esa alianza: la de los trabajadores y las clases medias.
LOS MAS PRIVILEGIADOS ¿QUIENES SON?
¿Y a qué se opone esta alianza? A los más privilegiados. ¿Quiénes son? ¿Los jubilados? No, sin duda no. No son los jubilados los ricos de este país, por grande que pueda ser el gasto en seguridad social. ¿Hay diferencia entre los jubilados con pasividades bajas y los jubilados con jubilaciones que llama "de privilegio"? Sí, sin duda. Pero también hay mucha desigualdad entre los trabajadores formales, beneficiados por los acuerdos de los Consejos de Salarios, y los informales, que no se benefician de esto. Y entre los trabajadores del campo y los de la ciudad. Y entre los públicos y los privados. Pero entonces, ¿opondremos los trabajadores formales a los informales? ¿Diremos que aquellos que se vieron beneficiados por los Consejos de Salarios son unos privilegiados? ¿Opondremos los trabajadores públicos, por el privilegio de su inamovilidad, a los privados?
LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES
DEBE SER SALVAGUARDADA
Cualquiera que piense esto desde la izquierda diría que no se puede quebrar la unidad de la clase trabajadora. Que la unidad de la clase trabajadora, a despecho del reconocimiento de esas diferencias, debe ser salvaguardada. Así, y en tiempos en que tanto se oye sobre "la unidad de la izquierda", no hay que olvidar que ésta nace, primero, de una alianza social. De la alianza entre las clases medias y los trabajadores, de la alianza entre activos y pasivos, de la alianza de todos los que en la ecuación de la vieja lucha de clases entre trabajo y capital, quedan del lado débil; del lado del trabajo.
Dra. Constanza Moreira (Subtítulos de nuestra Redacción)
POLITÓLOGA. UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA.
(Publicado en “La República” del lunes 31 de marzo)
N. de R. Por la actualidad del tema y por la idoneidad reconocida de la autora, nos pareció interesante ofrecer la nota integra. De ella habíamos ofrecido ayer dos fragmentos. Los subtítulos son nuestros. FD
Los uruguayos recibieron esta semana la novedad de que la Suprema Corte de Justicia había declarado inconstitucional el IRPF a las jubilaciones, al menos en el caso del recurso interpuesto por quienes se acogieron a este procedimiento.
En Uruguay, la actuación de oficio de los jueces por temas de inconstitucionalidad ha sido mínima, aunque se ha incrementado en los últimos años. Las normas que han sido recusadas por inconstitucionales son básicamente las que imponen impuestos, las que fijan sistemas de reajustes de pasividades y las que establecen regímenes de refinanciación de deudas. Quienes presentan los recursos suelen estar respaldados por organizaciones colectivas y en general tratan de evitar el aumento de gravámenes o la reducción de ingresos.
LOS JUBILADOS DIERON
LUCHAS MUY IMPORTANTES
El dictamen de inconstitucionalidad reciente se enmarca claramente dentro del tipo de actuaciones que hemos visto en esos últimos años. Esto no implica desconocer la casuística que hace a la integración de la Suprema Corte, en un fallo tan controversial (y con impactos tan importantes), sino subrayar que las actuaciones de inconstitucionalidad se han centrado en casos de este tipo.
Un segundo aspecto a recordar es que los jubilados dieron luchas muy importantes para defender el valor de sus pasividades, y que lo hicieron en dos plebiscitos: el de 1989, que obligó a reajustar las pasividades por el índice medio de salarios, y que ganaron con el 72,5% de los votos, y el de 1994 por el cual le impidieron al Poder Ejecutivo alterar el valor de las pasividades, con el 54,4% de los votos.
COMO HAN LEIDO EL DICTAMEN LA
OPINION PÚBLICA Y LOS ACTORES POLITICOS
Juntando ambas informaciones: el tipo de dictámenes de inconstitucionalidad que se han dado en este país, y la fuerza constitucional que ha adquirido el tema del valor de las jubilaciones, a nadie puede extrañársele que el resultado de la inconstitucionalidad del IRPF a los pasivos, estaba en los márgenes de lo esperable. Pero el punto es cómo han leído la opinión pública y los actores políticos el dictamen de la Corte; en especial, cómo se ha dado la discusión que opone los "más privilegiados" a los "más infelices", por citar a Artigas. La idea de una puja distributiva entre jubilados y pobres no es nueva en Uruguay. Durante muchos años prevaleció entre nosotros la idea de que la infantilización de la pobreza tenía como correlato la apuesta de un país "a sus viejos", más que a sus jóvenes.
LA IZQUIERDA ES HIJA DEL CONFLICTO
Sin discutir la pertinencia social o cultural de tal afirmación (que sin duda la tiene), la ecuación política no puede nunca oponer los jubilados a los activos, los viejos a los niños, o la clase media a los pobres. Y es que ésta es una mala formulación de la oposición de intereses, que sólo puede llevar a luchas fratricidas "en el seno del pueblo". Estas oposiciones tienden a despolitizar el fondo de la cuestión, y son, para la izquierda, de la máxima importancia.
La izquierda siempre tuvo en la oposición social y política, el centro de su comprensión del mundo. Mientras el pensamiento conservador, a lo largo de la historia, ha hecho hincapié en la "armonía social", la izquierda es hija del conflicto. Y la oposición política central, claro está, siempre ha sido la llamada "lucha de clases".
UNA SOCIEDAD QUE PRETENDE TENER
NIVELES MÍNIMOS DE BIENESTAR,
DEBERÁ IMPONERLE COSTOS AL CAPITAL
La versión "clásica" de la lucha de clases que hizo al pensamiento de la izquierda en sus orígenes era entre el capital y el trabajo. Si el capital sólo puede realizarse a través de su concentración, y un componente básico de ésta es la explotación de la mano de obra, está claro que una sociedad que pretende tener niveles mínimos de bienestar, deberá imponerle costos al capital. Es cierto que hoy el pensamiento sobre las "clases" sociales ha cambiado, y que en democracias capitalistas como las nuestras, los gobiernos de izquierda son estructuralmente dependientes del capital (y por consiguiente, de la aquiescencia del empresariado). Pero de lo que no cabe duda es que los "jubilados", los "niños pobres" o los trabajadores que ganan más de treinta mil pesos, no constituyen clases cuya oposición deba fomentarse.
FACTORES DE LA CRECIENTE Y
CONSOLIDADA DESIGUALDAD EN URUGUAY
¿Sirve hoy mirar la forma en que se articulan el capital y el trabajo para entender los orígenes de la desigualdad social? Por mucho que hayan cambiado las cosas, y nuestra manera de verlas, la desigualdad y la concentración del capital siguen estando vinculadas. Una forma de ver esto es mirar cómo las personas se insertan en el proceso productivo. Los datos sobre la distribución funcional del ingreso muestran que la participación de la masa salarial en el producto nacional ha venido decreciendo, a expensas de la participación del capital. De hecho, la masa salarial pasó de representar el 45% en el PBI en 1991 a 37% en 2006. Este es uno de los factores que están detrás de la creciente y consolidada desigualdad en Uruguay.
EL ROL CENTRAL DEL ESTADO
PARA ASEGURAR CONDICIONES DE VIDA
El proceso productivo tiende a volverse más concentrador del ingreso, y las crisis que hemos vivido, en especial la última, tuvieron como consecuencia fuertes redistribuciones del ingreso desde los trabajadores hacia los propietarios del capital. Frente a esto, el Estado debe jugar un rol central para asegurar que las condiciones de vida de la población no sean cada vez más limitadas.
Sin embargo, la injerencia del Estado en el proceso de apropiación del valor no es algo que sea aceptado con facilidad por el pensamiento económico. En la matriz de pensamiento que heredamos, un Estado muy activo o interventor sólo ocasionará distorsiones en el funcionamiento del mercado. Examinemos brevemente el caso argentino: al imponer retenciones a los exportadores.
LA ARGENTINA VECINO EN CONFLICTO
El Estado argentino está afectando parte del proceso de acumulación del capital. Y lo hace porque estos sectores están ganando mucho (a nadie se le ocurre que el Estado argentino quiera "fundir" al agro, su propia fuente de ingresos). Es cierto que no sólo afecta a los grandes, pero básicamente afecta a los grandes (que son más de las tres cuartas partes de los exportadores). Además, en el vecino país también se "controlan precios" (algo que a muchos economistas horrorizaría), y la intervención del Estado es mucho mayor que la que existe en Uruguay. El poder político del gobierno argentino también es sin duda mayor. El conflicto reciente con "el agro" en Argentina sí se parece un poco a lo que entendíamos como "lucha de clases" antiguamente.
LA PRIMERA QUE VA A PERDER ES LA IZQUIERDA
La solución por izquierda más "neutral" frente al capital, y la que de alguna manera está adoptando Uruguay, es, a través de políticas fiscales, asegurar un Estado solvente que pueda después hacer las transferencias de ingresos necesarias para reequilibrar las desigualdades que se generan en el proceso productivo.
Pero que los jubilados "zafen" del IRPF, con una solución muy uruguaya (la legalista), no significa que aquí estemos asistiendo a una lucha de clases. No entre los jubilados y los activos, no entre los viejos y los jóvenes. Si permitimos que se haga una oposición política entre las clases trabajadoras, los más pobres, y las clases medias, la primera que va a perder es la izquierda. Esta, al igual que el batllismo, tiene su origen en esa alianza: la de los trabajadores y las clases medias.
LOS MAS PRIVILEGIADOS ¿QUIENES SON?
¿Y a qué se opone esta alianza? A los más privilegiados. ¿Quiénes son? ¿Los jubilados? No, sin duda no. No son los jubilados los ricos de este país, por grande que pueda ser el gasto en seguridad social. ¿Hay diferencia entre los jubilados con pasividades bajas y los jubilados con jubilaciones que llama "de privilegio"? Sí, sin duda. Pero también hay mucha desigualdad entre los trabajadores formales, beneficiados por los acuerdos de los Consejos de Salarios, y los informales, que no se benefician de esto. Y entre los trabajadores del campo y los de la ciudad. Y entre los públicos y los privados. Pero entonces, ¿opondremos los trabajadores formales a los informales? ¿Diremos que aquellos que se vieron beneficiados por los Consejos de Salarios son unos privilegiados? ¿Opondremos los trabajadores públicos, por el privilegio de su inamovilidad, a los privados?
LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES
DEBE SER SALVAGUARDADA
Cualquiera que piense esto desde la izquierda diría que no se puede quebrar la unidad de la clase trabajadora. Que la unidad de la clase trabajadora, a despecho del reconocimiento de esas diferencias, debe ser salvaguardada. Así, y en tiempos en que tanto se oye sobre "la unidad de la izquierda", no hay que olvidar que ésta nace, primero, de una alianza social. De la alianza entre las clases medias y los trabajadores, de la alianza entre activos y pasivos, de la alianza de todos los que en la ecuación de la vieja lucha de clases entre trabajo y capital, quedan del lado débil; del lado del trabajo.
Dra. Constanza Moreira (Subtítulos de nuestra Redacción)
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