FLORECEN "BANCOS DE POBRES"EN ESTADOS UNIDOS.
Fuente:BLOG bahianoticias.com
Publicado en: “La opinión”
29 de marzo de 2008
El desempleo, el peor en casi cuatro años, la crisis hipotecaria y el alto costo de la gasolina, han orillado a cientos de obreros a recurrir a los llamados Pawn Shops, o en español, casas de empeño, en busca de dinero que los ayude a salir del bache económico en el que han caído, afirmaron expertos.
El desempleo, el peor en casi cuatro años, la crisis hipotecaria y el alto costo de la gasolina, han orillado a cientos de obreros a recurrir a los llamados Pawn Shops, o en español, casas de empeño, en busca de dinero que los ayude a salir del bache económico en el que han caído, afirmaron expertos.
“Somos los mejores testigos de lo mal que van las cosas. Si alguien quiere saber la realidad de la economía, sólo hace falta pasearse por las casas de empeño; aquí hay gente que deja algo hasta por 15 dólares para la gasolina. Es realmente deprimente, lo peor que he visto en años”, dijo Reed Hadley, propietario de la casa de empeño Mission Jewelry & Loans, en Ontario. El incremento de personas que intentan obtener dinero a cambio de sus herramientas ha sido de casi un 30% en los últimos meses y ha obligado a cientos de prestamistas a negarse a continuar aceptando estos artículos, pues dicen, no tienen la capacidad de seguir sustentando este tipo de créditos. Lo único que aceptan ahora son joyas y aparatos domésticos.
La manera tradicional como trabajan los “bancos de los pobres”, como suele llamarse a las tiendas de empeño, es de acuerdo a la valoración de la mercancía. El prestamista hace una oferta, usualmente del 50% de la cantidad en la que se vendería el artículo. El cliente firma un acuerdo en el que acepta pagar el préstamo con intereses y, por tres meses, el dueño del negocio conserva la mercancía. Si en ese tiempo el deudor incumple el pago del crédito, el prestamista se queda con la mercancía y la vende.
Los latinos, además de ser los mejores clientes, tienen otra característica en común, dice Carpenter, y es que más del 90% de ellos regresa por la mercancía empeñada, lo que significa un gran atractivo para los prestamistas, quienes logran obtener mayores ganancias, ya que por cada “extensión de tiempo” se hace un cargo extra.
“A los latinos no les gusta perder sus cosas y siempre, tarde o temprano, vienen por la mercancía. No es aventurado decir que si estos negocios existen, es gracias a los latinos, y ahora mas que nunca”, dice Carpenter sin titubear.
Publicado en: “La opinión”
29 de marzo de 2008
El desempleo, el peor en casi cuatro años, la crisis hipotecaria y el alto costo de la gasolina, han orillado a cientos de obreros a recurrir a los llamados Pawn Shops, o en español, casas de empeño, en busca de dinero que los ayude a salir del bache económico en el que han caído, afirmaron expertos.
El desempleo, el peor en casi cuatro años, la crisis hipotecaria y el alto costo de la gasolina, han orillado a cientos de obreros a recurrir a los llamados Pawn Shops, o en español, casas de empeño, en busca de dinero que los ayude a salir del bache económico en el que han caído, afirmaron expertos.
“Somos los mejores testigos de lo mal que van las cosas. Si alguien quiere saber la realidad de la economía, sólo hace falta pasearse por las casas de empeño; aquí hay gente que deja algo hasta por 15 dólares para la gasolina. Es realmente deprimente, lo peor que he visto en años”, dijo Reed Hadley, propietario de la casa de empeño Mission Jewelry & Loans, en Ontario. El incremento de personas que intentan obtener dinero a cambio de sus herramientas ha sido de casi un 30% en los últimos meses y ha obligado a cientos de prestamistas a negarse a continuar aceptando estos artículos, pues dicen, no tienen la capacidad de seguir sustentando este tipo de créditos. Lo único que aceptan ahora son joyas y aparatos domésticos.
La manera tradicional como trabajan los “bancos de los pobres”, como suele llamarse a las tiendas de empeño, es de acuerdo a la valoración de la mercancía. El prestamista hace una oferta, usualmente del 50% de la cantidad en la que se vendería el artículo. El cliente firma un acuerdo en el que acepta pagar el préstamo con intereses y, por tres meses, el dueño del negocio conserva la mercancía. Si en ese tiempo el deudor incumple el pago del crédito, el prestamista se queda con la mercancía y la vende.
Los latinos, además de ser los mejores clientes, tienen otra característica en común, dice Carpenter, y es que más del 90% de ellos regresa por la mercancía empeñada, lo que significa un gran atractivo para los prestamistas, quienes logran obtener mayores ganancias, ya que por cada “extensión de tiempo” se hace un cargo extra.
“A los latinos no les gusta perder sus cosas y siempre, tarde o temprano, vienen por la mercancía. No es aventurado decir que si estos negocios existen, es gracias a los latinos, y ahora mas que nunca”, dice Carpenter sin titubear.
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