martes, 8 de abril de 2008

PARA INTERESADOS EN ALTA ECONOMIA

ANALISIS NACIONAL
Por JORGE JAURI
(De "La República")
martes 8 de abril 2008
Esta sufriendo la economía norteamericana y sus incipientes impactos sobre la uruguaya aparecen desdibujados en el discurso oficial. El gobierno duda en explicitar el riesgo, sorprendido de la dificultad de acomodación de los empresarios mayores y conocedor de la vulnerabilidad estructural de las PYMES.
Entre la titulación constante de éxitos y seguridades con la discusión íntima de la perspectiva de la economía hay un abismo. Esa brecha es particularmente importante en lo que refiere al potencial de adaptación de los empresarios nacionales y de las PYMES a ese escenario cuyos detalles no se conocen pero se intuyen. Los empresarios nacionales y sus asesores están demasiado preocupados por su acomodación a un escenario local, más complejo y urgente. Y van a postergar en consecuencia su preparación para una etapa en la cual, a diferencia de otras crisis, el Estado no va a querer, ni poder, socializar las pérdidas. El gobierno ha dilatado el subsidio al asesoramiento profesional externo de esa acomodación esperando reacciones que no se han manifestado. Con la excepción de muy pocas empresas agropecuarias, la trasnacionalización se procesa sin voluntad ni medios de incorporación del capital nacional. Si alguna prueba faltaba, hay que buscarla en la síntesis de la Jornada de Mercado de Valores que se desarrollara la semana pasada en el BCU.
A mi entender, la síntesis de esa discusión confirma el deterioro de la capacidad de competencia y adaptación que tienen los empresarios nacionales a un escenario signado por variantes fenomenales de un proceso de globalización frente al cual ese empresariado nacional ya se sitúo con atraso e incapacidad original. Pero, además, ese Seminario fue elocuente en la expresión de una voluntad de la conducción económica de acompañar, subvencionar y, eventualmente proteger tan sólo aquellas iniciativas empresariales capaces de blindar sus propios riesgos para un escenario que, en esos ámbitos más académicos, la conducción económica reconoce riesgoso. En esta línea se recrea un diagnóstico y una decisión que el equipo económico ha expuesto desde el inicio de su gestión: los empresarios locales deben evaluar las oportunidades y riesgos sabiendo que este gobierno se ha atado las manos para concurrir en auxilio de quienes decidan permanecer en el giro sin ciertas garantías que preserven a la sociedad de pagar los platos rotos. Lo nuevo que agrega esa aceptación de los riesgos que se reconoce en la intimidad relativa de este tipo de jornadas es que, aunque el gobierno quisiera desatarse las manos para hacer algo más, sencillamente no podría.
Es el ejemplo del tipo de cambio. Por unos meses al menos, el gobierno quisiera gastar algo más para mantener una competitividad cambiaria de las empresas nacionales que no cuentan con seguros adecuados en este escenario de revaluación del peso y aumento del riesgo inflacionario. Sin embargo, no puede. El precio del dólar ha caído ya no de los umbrales aceptables de $ 23 pesos a mediados del año pasado o de los $ 21 que se tenían como referencia en enero. Inyectar más pesos comprando dólares sin que esos pesos puedan ser eliminados sin que, a la vez la tasa de interés se vaya al diablo supone avivar la inflación. Aumentar la protección comercial no sólo habilita conductas similares y de mayor impacto de los socios comerciales sino que, también, reaviva presionan al alza la inflación. Distender la disciplina del crédito supone activar explosiones del tipo de las que hoy dañan la fortaleza del Banco de la República en el caso Soloducho.

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