martes, 27 de enero de 2009

EL MATE DE'L ESTRIBO...


EL EDIFICIO DE AEBU
LA PRIMERA VEZ...

Este espacio que iniciamos hace un par de ediciones no tiene nada que ver con la historia de AEBU. Otros la han hecho y la harán con oficio y competencia. Esto va a ser menciones de momentos, sucedidos o hechos que más que con la historia, son parte de la vida, nuestra y de otros. Y vimos una carencia. La mente retiene con nitidez muchos recuerdos de situaciones concretas, pero la memoria no ayuda en fechas, en años, en lugares. Y planteamos esta dificultad a un compañero.

Y al compañero le pareció buena la idea. A la vez que resto importancia a los años o a las fechas y nos decía que...” en estos casos importa más recordar hechos, que la forma en que los mismos se transmitan...” y pensándolo vimos que tenía razón. Y le tomamos la palabra. Y vamos a intentar seguir con estos “mates de’l estribo” con ese criterio, reconociendo que la memoria en ubicaciones específicas en el tiempo o en lugares, es una de las carencias naturales, de los puntos flacos en el viejo.

El edifico actual de AEBU fue una etapa muy importante dentro del tiempo que marca su pasado. Hoy recordamos un instante de ese lapso de su historia. Antes de esto hay muchas circunstancias que ameritarán unos cuantos “mates...”. Después de esto que comentamos hoy, por cierto que también. Pero vamos a lo que nos motiva hoy. De acuerdo a lo que comentamos antes, no vamos a hacer referencias a fechas o datos concretos. Que los hechos, los instantes contengan su vida propia.

En AEBU hacía semanas que hablábamos del momento en que se iniciaran las obras en el edificio. Atrás quedaban años de proyectos, concursos, noches enteras en que se daba vueltas a los proyectos de financiación, etc. Todo eso estaba y lo que venía era empezar las obras. Y dice un día el Flaco...”Ese día cerramos aquí y nos vamos todos para allá” y había una duda...ir a que... como definimos el inicio de las obras. Y alguien dijo...”Vamos a preguntar a Juan, el sobrestante de la empresa”

Y así hicimos y Juan Barbaruk nos dice...”ven que esto es puro campo, no se ha hecho nada. Lo primero es la excavación... tomemos como el inicio de la obra en el momento en que la maquina golpea la tierra y saca la primera palada...” lo que nos pareció correcto y le preguntamos cuando...y nos dice...”en unos dos días vamos a terminar el vallado así que nosotros acomodamos todo y ustedes vayan pasado mañana a las siete y media. ..” Asi quedamos. Dos días no hablamos de otra cosa.

Y el día fijado, a la hora señalada, allí no faltaba nadie. AEBU de Buenos Aires 344 cerrado a cal y canto. Llegamos. En un lugar (que tomando de referencia las calles debería ser donde esta hoy la cantina) estaba una máquina amarilla, ya con el motor encendido, la pala mecánica baja. Formamos una media luna delante de la maquina. Juan pregunta si estaban todos. El Flaco hace una seña afirmativa y Juan se lo indica al operario. Acelera el equipo y lentamente se levanta el brazo con la pala.

Ya arriba, se perfila la enorme herramienta y cae con fuerza sobre el pasto que un viento del sur mecía. Se mueve la enorme mole amarilla al presionar el brazo para que penetrara en la tierra. Instantes después se eleva la pala rebosante de tierra que dejaba caer pequeños trozos que rebosaban el receptáculo. De la media luna de espectadores estalló el festejo y nos abrazábamos y en más de uno alguna lágrima asomó. Fue emocionante y si olvidamos el mes y el día, el momento vivido, ese no.

De vuelta a AEBU, empezó una especie de festejo en la pequeña cantina de Benitez y todos sabían que lo que venía iba a ser bravo. Ya había nubes raras en el cielo del Uruguay. La economía estaba en un tembladeral y lo que necesitaba aquel edificio era todo importado y Don dólar estaba por llamar la emergencia móvil. Pero en aquella mañana nadie pensaba en eso. El edificio estaba en marcha. Algo más de lo que vino después tal vez comentemos aquí. Será hasta otro mate d’el estribo. FD


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