EL LIBRO
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
El libro es el gran amigo del viejo y su recurso favorito contra la soledad, por muchas razones, entre otras, porque nada se parece más a un una persona que un libro, producto humano por excelencia, acto final de un proceso de gestación racional. El hijo y el libro son lo mejor que la persona humana hace. Los valores del libro son, como los del hombre/mujer, indivisibles. En ninguna parte usted se encuentra más hombre o mujer que en el hijo y en el libro.
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
El libro es el gran amigo del viejo y su recurso favorito contra la soledad, por muchas razones, entre otras, porque nada se parece más a un una persona que un libro, producto humano por excelencia, acto final de un proceso de gestación racional. El hijo y el libro son lo mejor que la persona humana hace. Los valores del libro son, como los del hombre/mujer, indivisibles. En ninguna parte usted se encuentra más hombre o mujer que en el hijo y en el libro.
Como compañero, la fidelidad del libro es inagotable. Usted lo tiene consigo cuando quiera, donde quiera y como quiera. No sucede lo mismo con ninguno de los otros medios de comunicación. Ni con el receptor de radio, de televisión y a veces ni siquiera con el periódico o la revista. El libro es por antonomasia suyo. Lo puede llevar en el bolsillo, como el retrato de su amada, y hojear, verificar y comprobar cuando quiera, y escogerlo de acuerdo con sus predilecciones.
Ciencia, técnica, arte, .ficción, narrativa, humor, meditación, pasa tiempo o diversión. Ahí está el libro donde usted lo dejó, siempre listo para usted. Nada hay hoy en el mundo que antes no hubiera estado en el libro, y el libro siempre puede estar con usted, como mirador del universo. ¿Por qué se queja de soledad, si puede tener un libro ante sus ojos? Para el viejo, entre las casi infinitas cualidades del libro, una de las más válidas es la compañía. Sus páginas son para usted el estadio del mundo. ¿Cómo estar solo, habiendo tanto que leer?
Habrá momentos y aun períodos de su vida, en que los otros compañeros fallen. El libro jamás. Siempre está allí a su lado, si usted lo desea. A uno lo pueden separar de todo. Pero difícilmente habrá alguien tan cruel para atreverse a separarlo de sus libros. Y usted puede hacerse acompañar por los autores universales. Por Cicerón o por Gabriel García Márquez. Si usted no tiene con qué comprarlos, búsquelos en las bibliotecas. Son gratuitas.
Nadie tan capacitado para leer como el viejo, porque dispone de tiempo y de elementos de criterio, reflexión, y, comprensión. Por eso las estadísticas acusan, como las edades más lectoras, las primeras y las últimas. Al principio el camino, la curiosidad y necesidad de información parea el itinerario; al final, la de comprobación y de dilucidación. Ante todo, para el viejo la lectura debe ser un placer. El viejo como todos necesita placeres. Y la lectura es un compendio de muchos placeres. Algunos viejos han recreado todo un mundo útil, plácido y satisfactorio entre sus lecturas y otros han descubierto en ellas su juventud.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
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