domingo, 1 de febrero de 2009

LA VEJEZ... UN TIEMPO DE VIDA...

LOS RECUERDOS

Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)


Los tratadistas de la vejez, desde Cicerón, parecen estar de acuerdo en que la pérdida de la memoria no es una consecuencia forzosa de la vejez por sí misma, si esta es física y síquicamente sana. Encuestas y exámenes de viejos al respecto concluyen en el hallazgo de memoria normal en viejos normales, y hasta excelente en algunos. Más que perder la memoria, el viejo la selecciona: el optimista prefiere los mejores recuerdos, el pesimista los peores; cancela otros (“no quiero acordarme de...”); hace fijación de algunos, o simula haber olvidado. De ordinario el viejo recuerda según su interés...
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La memoria es una facultad para ejercitar, como todas las demás, para mantenerla vigente, y la falsa terapia de ocio para los viejos/viejas –tan extendida con tan negativos resultados– ataca también la memoria. De todas maneras usted tendrá recuerdos, sobre todo los de su infancia y niñez y de algunos acontecimientos de su vida –y de casi todos– si usted quiere, porque estamos marcados por nuestro pasado. ¿Qué hacer con los recuerdos, “esos perros famélicos de la memoria”?
NO DEFORMARLOS. A todos nos ha sorprendido al volver a objetos y personas, recordados siempre, y encontrarlos diferentes. No nos defraudemos. No es falla de memoria. Hemos obtenido nuevos puntos de comparación que corrigen en nosotros las dimensiones y las proporciones. El río de nuestra infancia era para nosotros un Amazonas, ahora es un riachuelo; el lago de nuestra infancia era un mar; ahora es un pozo.
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Conocimos después, de leídas o de vistas, los grandes ríos y los mares. La escala se nos amplió. Y con ella el punto de referencia y comparación. Además, analice los cambios de entonces a hoy. Verá cuantos son en usted. Eso es natural, no se desilusione, ni alegue que la vida moderna lo ha perturbado todo, hasta su río y su lago. La aventura del conocimiento, como la de Gulliver, es un itinerario del país de los enanos al de los gigantes.
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IDEALIZARLOS. Las distancias, en el tiempo y en el espacio, idealizan los recuerdos. Y nos inclinamos a sublimar los gratos. Eso es bueno. Idealizar las imágenes amadas ayer, benéficas ayer, exaltadas y magnificadas al paso de los años que pule las aristas negativas y embellece las positivas, es una fuente de vida y de consuelo, con tal de no hacer fijaciones desorbitadas del ayer, para deteriorar el hoy. La manía de enfrentar el pasado con el presente, con detrimento constante de este, llega a ser torturante y masoquistas. El masoquismo anticipa el envejecimiento. No podemos rehusar el dolor natural pero, ¿para que crear artificialmente nuevos sufrimientos, ampliando también recuerdos dolorosos? La técnica de enfrentar dos espejos es solamente bueno para el sastre.
Este tema continua
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Mañana: “NO SEA FETICHISTA DEL RECUERDO”.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.

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