

EL RELOJ
DE ARENA
FUENTE:
Rebelión 21 de Mayo
Gustavo Duch Guillot
Galicia Hoxe
-
Quienes defendemos la Soberanía Alimentaria como modelo agroalimentario detectamos, cada vez con mayor preocupación, el poder que ejercen en la cadena alimentaria la gran distribución: los súper e hipermercados. (En España cuatro de cada cinco compras de alimentos se realizan en grandes superficies y entre cinco empresas controlan casi el 60% de este sector). Con este dominio oligopólico y situados entre los productores y los consumidores ejercen un control al estilo de un doble embudo, como un reloj de arena. Los productores se tienen que plegar a sus condiciones y los consumidores somos victimas, también, de sus caprichos.
Las grandes superficies nacieron en los años 50 “en beneficio de los consumidores” acortando la distancia entre productores y consumidores entonces salpicada de un alto numero de intermediarios y asegurando con grandes acopios buenos precios finales. Pero a medida que la concentración empresarial en el sector ha ido aumentando el ejercicio de la negociación con los proveedores se ha convertido un chantaje que sólo resisten grandes industrias alimentarias (aunque ahora andan preocupadas con el auge de las marcas blancas).
Su búsqueda para pagar el precio más bajo posible conduce a un empobrecimiento de la calidad de los alimentos. Se favorecen los modelos de producción industrializados (deslocalizándolos si así se consigue mano de obra más barata y saltarse algunas regulaciones medioambientales) con sabores uniformes: todo sabe a nada, cargaditos de conservantes para sobrevivir a sus peregrinajes, madurando en las cámaras frigoríficas y con un exceso nada ecológico de porexpán para su embalaje. Eso es lo que nos venden -ahora ya como reyezuelos del Imperio de la Alimentación- ni tan sólo ofreciendo precios ventajosos. Por media, sólo un 27% de lo que pagamos por un alimento, llega al productor. Parecería pues que hay márgenes excesivos.
El reloj de arena es en realidad la cuenta atrás para ambos extremos: en España, coincidiendo con la fuerte expansión de las grandes superficies, hemos sufrido la desaparición diaria de 10 explotaciones agrarias y 11 pequeños comercios. Los garantes de un mundo rural vivo, con una producción sana y respetuosa con el medio ambiente, caen granito a granito, al mismo ritmo que los tenderos que nos atendían personalmente -por nuestro nombre- en nuestros barrios.
––
A BENEDETTI
FUENTE: “Rebelión” 21 de mayo
Escribe: Koldo Campos Sagaseta
-
Hay vidas que, de muertas, sólo son biografías, ambiguos prontuarios de cuentos y de cuentas, acaso un mal habido patrimonio y algunos herederos peor hallados, un perro que les ladre dolientes titulares, un alcalde de encargo, un cardenal de oficio y un par de funerales.
Pero apenas la tierra se sume al homenaje y los gusanos rindan honores al difunto, de aquel ilustre muerto va a quedar, si me apuran, la misa aniversario con que la Iglesia reconforta el luto mientras la viuda quiera pagar los honorarios, y una lápida triste que recuerde un olvidado nombre y un extraviado año.
Son vidas que se pierden en el tiempo sin un beso en la espalda ni una mano en el pecho, infelizmente muertas.
Hay muertes que, de vivas, nos dan las buenas horas, nos lustran la sonrisa, nos atan los zapatos con los que andar el día, nos rondan y nos cantan los sueños que aún amamos.
Son muertes tan poco moribundas que siempre están naciendo y así no tengan visa para el cielo o el aval de la ley para la gloria van a seguir estando con nosotros, memoria que respira y pan que se comparte, dichosamente vivas.
––
¿HACIA LA CRISIS
ALIMENTARIA MUNDIAL?
Germán Gorraiz Lopez
Rebelión 21 de mayo
-
La carestía de productos agrícolas básicos para la alimentación (trigo, maíz, arroz, sorgo y mijo) y el incremento bestial del precio de dichos productos en los mercados mundiales que tuvo su punta de iceberg en el 2.007, irá "in crescendo" a lo largo de la década hasta alcanzar su cenit en el horizonte del 2.018. Para llegar a dicha crisis, (cuyos primeros bocetos ya están perfilados y que terminará de dibujarse con toda su crudeza al final de la próxima década) han contribuido los siguientes elementos:
Desarrollo económico suicida de los países del Tercer Mundo con crecimientos desmesurados de macro urbes y mega complejos turísticos y la consiguiente reducción de superficie dedicada al cultivo agrícola.
Cambio de patrones de consumo de los países emergentes debido al aumento espectacular de las clases medias y su poder adquisitivo y la debilidad del dólar y el hundimiento de los precios del crudo con el consiguiente desvío de inversiones especulativas a mercados de materias primas.
A ello se unirá el incremento del uso por los países del primer mundo de tecnologías depredadoras (biocombustibles) que bajo la etiqueta BIO de países respetuosos con el Medio Ambiente no dudarán en fagocitar ingentes cantidades de maíz destinadas en un principio a la alimentación para la producción de biodiesel, aunado con inusuales sequías e inundaciones en los principales graneros mundiales.
Por otra parte, el hundimiento del precio del crudo durante el quinquenio 2.008-2.012 (a pesar de los sucesivos recortes de producción por parte de la OPEP) debido a la severa contracción de la demanda mundial y a la huida de los brokers especulativos, imposibilitará a los países productores conseguir precios competitivos (rondando los 70$) que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones, por lo que no sería descartable un posible Estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2.016.
Ello originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que aunado con la aplicación de restricciones a la exportación de los principales productores mundiales para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial.
La hambruna afectaría especialmente a las Antillas, México, América Central, Colombia, Venezuela, Egipto, India, China, Bangladesh y Sudeste Asiático, ensañándose con especial virulencia con el África Subsahariana y pudiendo pasar la población atrapada en la inanición de los 1.000 millones actuales a los 2.000 millones estimados por los analistas.
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Gustavo Duch Guillot
Galicia Hoxe
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Quienes defendemos la Soberanía Alimentaria como modelo agroalimentario detectamos, cada vez con mayor preocupación, el poder que ejercen en la cadena alimentaria la gran distribución: los súper e hipermercados. (En España cuatro de cada cinco compras de alimentos se realizan en grandes superficies y entre cinco empresas controlan casi el 60% de este sector). Con este dominio oligopólico y situados entre los productores y los consumidores ejercen un control al estilo de un doble embudo, como un reloj de arena. Los productores se tienen que plegar a sus condiciones y los consumidores somos victimas, también, de sus caprichos.
Las grandes superficies nacieron en los años 50 “en beneficio de los consumidores” acortando la distancia entre productores y consumidores entonces salpicada de un alto numero de intermediarios y asegurando con grandes acopios buenos precios finales. Pero a medida que la concentración empresarial en el sector ha ido aumentando el ejercicio de la negociación con los proveedores se ha convertido un chantaje que sólo resisten grandes industrias alimentarias (aunque ahora andan preocupadas con el auge de las marcas blancas).
Su búsqueda para pagar el precio más bajo posible conduce a un empobrecimiento de la calidad de los alimentos. Se favorecen los modelos de producción industrializados (deslocalizándolos si así se consigue mano de obra más barata y saltarse algunas regulaciones medioambientales) con sabores uniformes: todo sabe a nada, cargaditos de conservantes para sobrevivir a sus peregrinajes, madurando en las cámaras frigoríficas y con un exceso nada ecológico de porexpán para su embalaje. Eso es lo que nos venden -ahora ya como reyezuelos del Imperio de la Alimentación- ni tan sólo ofreciendo precios ventajosos. Por media, sólo un 27% de lo que pagamos por un alimento, llega al productor. Parecería pues que hay márgenes excesivos.
El reloj de arena es en realidad la cuenta atrás para ambos extremos: en España, coincidiendo con la fuerte expansión de las grandes superficies, hemos sufrido la desaparición diaria de 10 explotaciones agrarias y 11 pequeños comercios. Los garantes de un mundo rural vivo, con una producción sana y respetuosa con el medio ambiente, caen granito a granito, al mismo ritmo que los tenderos que nos atendían personalmente -por nuestro nombre- en nuestros barrios.
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A BENEDETTI
FUENTE: “Rebelión” 21 de mayo
Escribe: Koldo Campos Sagaseta
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Hay vidas que, de muertas, sólo son biografías, ambiguos prontuarios de cuentos y de cuentas, acaso un mal habido patrimonio y algunos herederos peor hallados, un perro que les ladre dolientes titulares, un alcalde de encargo, un cardenal de oficio y un par de funerales.
Pero apenas la tierra se sume al homenaje y los gusanos rindan honores al difunto, de aquel ilustre muerto va a quedar, si me apuran, la misa aniversario con que la Iglesia reconforta el luto mientras la viuda quiera pagar los honorarios, y una lápida triste que recuerde un olvidado nombre y un extraviado año.
Son vidas que se pierden en el tiempo sin un beso en la espalda ni una mano en el pecho, infelizmente muertas.
Hay muertes que, de vivas, nos dan las buenas horas, nos lustran la sonrisa, nos atan los zapatos con los que andar el día, nos rondan y nos cantan los sueños que aún amamos.
Son muertes tan poco moribundas que siempre están naciendo y así no tengan visa para el cielo o el aval de la ley para la gloria van a seguir estando con nosotros, memoria que respira y pan que se comparte, dichosamente vivas.
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¿HACIA LA CRISIS
ALIMENTARIA MUNDIAL?
Germán Gorraiz Lopez
Rebelión 21 de mayo
-
La carestía de productos agrícolas básicos para la alimentación (trigo, maíz, arroz, sorgo y mijo) y el incremento bestial del precio de dichos productos en los mercados mundiales que tuvo su punta de iceberg en el 2.007, irá "in crescendo" a lo largo de la década hasta alcanzar su cenit en el horizonte del 2.018. Para llegar a dicha crisis, (cuyos primeros bocetos ya están perfilados y que terminará de dibujarse con toda su crudeza al final de la próxima década) han contribuido los siguientes elementos:
Desarrollo económico suicida de los países del Tercer Mundo con crecimientos desmesurados de macro urbes y mega complejos turísticos y la consiguiente reducción de superficie dedicada al cultivo agrícola.
Cambio de patrones de consumo de los países emergentes debido al aumento espectacular de las clases medias y su poder adquisitivo y la debilidad del dólar y el hundimiento de los precios del crudo con el consiguiente desvío de inversiones especulativas a mercados de materias primas.
A ello se unirá el incremento del uso por los países del primer mundo de tecnologías depredadoras (biocombustibles) que bajo la etiqueta BIO de países respetuosos con el Medio Ambiente no dudarán en fagocitar ingentes cantidades de maíz destinadas en un principio a la alimentación para la producción de biodiesel, aunado con inusuales sequías e inundaciones en los principales graneros mundiales.
Por otra parte, el hundimiento del precio del crudo durante el quinquenio 2.008-2.012 (a pesar de los sucesivos recortes de producción por parte de la OPEP) debido a la severa contracción de la demanda mundial y a la huida de los brokers especulativos, imposibilitará a los países productores conseguir precios competitivos (rondando los 70$) que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones, por lo que no sería descartable un posible Estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2.016.
Ello originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que aunado con la aplicación de restricciones a la exportación de los principales productores mundiales para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial.
La hambruna afectaría especialmente a las Antillas, México, América Central, Colombia, Venezuela, Egipto, India, China, Bangladesh y Sudeste Asiático, ensañándose con especial virulencia con el África Subsahariana y pudiendo pasar la población atrapada en la inanición de los 1.000 millones actuales a los 2.000 millones estimados por los analistas.
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