GANANDO
EN 50 AÑOS
–EN 50 AÑOS
PAGANDO
Escribe
JUAN JULIO
Si nos ubicamos, tiempo atrás en aquellos principios de los años ’50, en la actualidad ya van más del medio siglo del título que traemos hoy. Casi sesenta. Lo del título no viene a ser un traba lengua, sino se refiere a dos sectores de esta sociedad, que en lo referente al sistema financiero, uno de ellos siempre ganó mientras que el otro siempre perdió. ¿Fatalidades del destino? No, nada impredecible y el destino no tiene culpa. Se trata de quien tiene la sartén, en la cocina de un sistema capitalista. Los bancos son el nervio motor del sistema. Y en este país, desde los ’50, mientras el banco ganaba tudo bem si el banco perdía el Estado socializaba las pérdidas y la gente, el que depositó su plata, los comercios, etc. perdían a partida doble. 1) los dineros depositados. 2) cuota parte de lo que el Estado le cobraba, a casi todos por socializar pérdidas de los estafadores impunes.
En notas anteriores dedicamos mucho espacio al Banco Transatlántico. Porque en ese más de medio siglo de “peripecias”, una ahora otra después, la quiebra de ese Banco, por la extensión de su red (41 dependencias en Montevideo, locales presentes en todo el interior y Ferias Rurales, allí donde hubiera negocios con ganados) era como el segundo banco en importancia. Fue un tsunami. Antes hubo problemas con tres Instituciones de menor importancia, que no tuvieron mayor nivel de exposición pública. Fueron los bancos Regional, Rural y el Uruguayo. Después del Transatlántico, bancos que fueron intervenidos, cesando en su actividad, fueron cuatro los más importantes, con una operativa en la estafa que seguían, con matices, la ruta que había abierto el Transatlántico con sus colaterales fantasmas. (fueron 69, recuerden que en una primera nota pusimos 169)
Esos cuatro bancos eran el Banco Mercantil (feudo de los Peirano del que ya hablaremos) Sociedad de Bancos, Banco de Cobranzas Locaciones y Anticipos (el que guardaba como pieza de museo, en un rincón del Directorio, el sillón que había usado José Enrique Rodó en algunos momentos de bancario) y el Banco Aldave y Martínez. En todos lados quedó el tendal de estafados, de victimas de los banqueros. Ninguno de esos banqueros debió rendir cuentas de sus robos. Eso si, el Estado siempre listo –como aquel personaje de Frade– se hacia cargo de pérdidas. Y en esta seguidilla de estafas a la gente, también y estos dos si con algunas diferencias más significativas en la forma de procesar la estafa, se ubican el Banco Pan de Azúcar y el Banco de Italia, esta última relacionada con filial en la Argentina.
Este Banco Pan de Azúcar que recién nombramos, es aquel en que tuvo muchas idas y venidas y que se llegó a saber, públicamente, una cifra alta de millones en acciones, que pasaron a manos de una persona de la “crema política” y como paso en tantas y tantas de esas circunstancias en que dinero y política andan tan unidas como la parte esa de la anatomía humana y una prenda interior, que se expresa en un dicho muy conocido, había curiosidad en saber cual seria el motivo de un regalito de esas voluminosas cifras, pero el tiempo y el olvido como el agua del arroyo se llevo la flor... aunque a la persona aquella la trajo, de nuevo, a la vidriera esta campaña electoral. El semanario de los jueves, al que le gustan tanto estas cosas ¿No reverdecerá alguno de esos laureles? Tal vez de estos no se va a ocupar...
Además en el tembladeral de las estafas bancarias estaban aquellos bancos a los que se les conocía como los “bancos gestionados” y aunque uno se nombró antes, la frutilla de la torta era el Banco Comercial. Esos bancos (de los que también nos ocuparemos) seguían funcionando, gestionados por el Banco República, que en teoría quería “sanearlos” para volverlos al mercado pero, con aquello de la sagrada tarea de socializar los agujeros que los banqueros delincuentes e impunes, intocables –como los muchachos de Eliot Ness– había sacado al vaciar el Banco. Y eso, como van a ver en otras notas era un drenaje diario de varios millones de dólares. Lo que también hacia el BROU con los bancos gestionados, de bueno que era, era hacerse cargo de la cartera incobrable.
El BROU se quedaba con lo que nunca cobraría. El BROU quería vender los bancos y nadie iba a comprar uno con muertos en sus entrañas. Y a no olvidarnos de aquel financiero, gordito que era de apellido Benamou que entró comprando el Banco de Crédito y así le fue a ese Banco. Y para variar, ahí también legión de estafados. Y el Estado que acudía veloz con el extinguidor. Y quedan otros de que hablar y por citar uno, les recordamos a COFAC (que hoy es BANDES) un problema que se venía gestando varios antes de este Gobierno, pero que el Dr. Don Jorge Batlle Ibáñez dejo pasar y de pícaro que es Don Jorgito (por algo le gustan los pingos) se lo dejó a este Gobierno como una bomba de tiempo, de espoleta retardada. En aguantar paquetes incómodos, Don Jorge la sabe larga. ¿Acaso no tuvo apretado o encajonado, lo mismo da, el tema de la Caja Bancaria?
Hoy quisimos dar un panorama. Como quedan muchas referencias, nos queda la banca oficial, nos queda la venta de carteras (algo de eso hay en los bancos gestionados, pero pensamos en las carteras de 1982) es posible que la próxima nota sea por el rumbo de esta, para, más adelante detenernos en los casos puntuales, como hicimos con el Transatlántico. Lo que va quedando patente cuanto más se levanta la alfombra es la absoluta prescindencia de los organismos oficiales en el control del sistema financiero. Y los gobiernos pasaron más de 50 años mirando para otro lado. Lo interesante es como los involucrados ayer, se hallan hoy en campaña electoral. Muchos son los mismos que firmaban la socializacion de perdidas, y otros de la misma sangre. Hoy son los abanderados de la salvación de este país... de los humildes... de los pobres... ¿O será la salvación de ellos...?
EN 50 AÑOS
–EN 50 AÑOS
PAGANDO
Escribe
JUAN JULIO
Si nos ubicamos, tiempo atrás en aquellos principios de los años ’50, en la actualidad ya van más del medio siglo del título que traemos hoy. Casi sesenta. Lo del título no viene a ser un traba lengua, sino se refiere a dos sectores de esta sociedad, que en lo referente al sistema financiero, uno de ellos siempre ganó mientras que el otro siempre perdió. ¿Fatalidades del destino? No, nada impredecible y el destino no tiene culpa. Se trata de quien tiene la sartén, en la cocina de un sistema capitalista. Los bancos son el nervio motor del sistema. Y en este país, desde los ’50, mientras el banco ganaba tudo bem si el banco perdía el Estado socializaba las pérdidas y la gente, el que depositó su plata, los comercios, etc. perdían a partida doble. 1) los dineros depositados. 2) cuota parte de lo que el Estado le cobraba, a casi todos por socializar pérdidas de los estafadores impunes.
En notas anteriores dedicamos mucho espacio al Banco Transatlántico. Porque en ese más de medio siglo de “peripecias”, una ahora otra después, la quiebra de ese Banco, por la extensión de su red (41 dependencias en Montevideo, locales presentes en todo el interior y Ferias Rurales, allí donde hubiera negocios con ganados) era como el segundo banco en importancia. Fue un tsunami. Antes hubo problemas con tres Instituciones de menor importancia, que no tuvieron mayor nivel de exposición pública. Fueron los bancos Regional, Rural y el Uruguayo. Después del Transatlántico, bancos que fueron intervenidos, cesando en su actividad, fueron cuatro los más importantes, con una operativa en la estafa que seguían, con matices, la ruta que había abierto el Transatlántico con sus colaterales fantasmas. (fueron 69, recuerden que en una primera nota pusimos 169)
Esos cuatro bancos eran el Banco Mercantil (feudo de los Peirano del que ya hablaremos) Sociedad de Bancos, Banco de Cobranzas Locaciones y Anticipos (el que guardaba como pieza de museo, en un rincón del Directorio, el sillón que había usado José Enrique Rodó en algunos momentos de bancario) y el Banco Aldave y Martínez. En todos lados quedó el tendal de estafados, de victimas de los banqueros. Ninguno de esos banqueros debió rendir cuentas de sus robos. Eso si, el Estado siempre listo –como aquel personaje de Frade– se hacia cargo de pérdidas. Y en esta seguidilla de estafas a la gente, también y estos dos si con algunas diferencias más significativas en la forma de procesar la estafa, se ubican el Banco Pan de Azúcar y el Banco de Italia, esta última relacionada con filial en la Argentina.
Este Banco Pan de Azúcar que recién nombramos, es aquel en que tuvo muchas idas y venidas y que se llegó a saber, públicamente, una cifra alta de millones en acciones, que pasaron a manos de una persona de la “crema política” y como paso en tantas y tantas de esas circunstancias en que dinero y política andan tan unidas como la parte esa de la anatomía humana y una prenda interior, que se expresa en un dicho muy conocido, había curiosidad en saber cual seria el motivo de un regalito de esas voluminosas cifras, pero el tiempo y el olvido como el agua del arroyo se llevo la flor... aunque a la persona aquella la trajo, de nuevo, a la vidriera esta campaña electoral. El semanario de los jueves, al que le gustan tanto estas cosas ¿No reverdecerá alguno de esos laureles? Tal vez de estos no se va a ocupar...
Además en el tembladeral de las estafas bancarias estaban aquellos bancos a los que se les conocía como los “bancos gestionados” y aunque uno se nombró antes, la frutilla de la torta era el Banco Comercial. Esos bancos (de los que también nos ocuparemos) seguían funcionando, gestionados por el Banco República, que en teoría quería “sanearlos” para volverlos al mercado pero, con aquello de la sagrada tarea de socializar los agujeros que los banqueros delincuentes e impunes, intocables –como los muchachos de Eliot Ness– había sacado al vaciar el Banco. Y eso, como van a ver en otras notas era un drenaje diario de varios millones de dólares. Lo que también hacia el BROU con los bancos gestionados, de bueno que era, era hacerse cargo de la cartera incobrable.
El BROU se quedaba con lo que nunca cobraría. El BROU quería vender los bancos y nadie iba a comprar uno con muertos en sus entrañas. Y a no olvidarnos de aquel financiero, gordito que era de apellido Benamou que entró comprando el Banco de Crédito y así le fue a ese Banco. Y para variar, ahí también legión de estafados. Y el Estado que acudía veloz con el extinguidor. Y quedan otros de que hablar y por citar uno, les recordamos a COFAC (que hoy es BANDES) un problema que se venía gestando varios antes de este Gobierno, pero que el Dr. Don Jorge Batlle Ibáñez dejo pasar y de pícaro que es Don Jorgito (por algo le gustan los pingos) se lo dejó a este Gobierno como una bomba de tiempo, de espoleta retardada. En aguantar paquetes incómodos, Don Jorge la sabe larga. ¿Acaso no tuvo apretado o encajonado, lo mismo da, el tema de la Caja Bancaria?
Hoy quisimos dar un panorama. Como quedan muchas referencias, nos queda la banca oficial, nos queda la venta de carteras (algo de eso hay en los bancos gestionados, pero pensamos en las carteras de 1982) es posible que la próxima nota sea por el rumbo de esta, para, más adelante detenernos en los casos puntuales, como hicimos con el Transatlántico. Lo que va quedando patente cuanto más se levanta la alfombra es la absoluta prescindencia de los organismos oficiales en el control del sistema financiero. Y los gobiernos pasaron más de 50 años mirando para otro lado. Lo interesante es como los involucrados ayer, se hallan hoy en campaña electoral. Muchos son los mismos que firmaban la socializacion de perdidas, y otros de la misma sangre. Hoy son los abanderados de la salvación de este país... de los humildes... de los pobres... ¿O será la salvación de ellos...?
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