jueves, 26 de noviembre de 2009

LA VEJEZ... UN TIEMPO DE VIDA



¿CUAL VIEJO?

Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)


No pretendo hacer una enciclopedia sobre la vejez. Me propongo informar a aquellos viejos/as todavía con receptividad y en posibilidad de ser ayudados, para tener una vida satisfactoria que puede prolongarse mucho más allá de lo calculado por la sociedad y lo estipulado por sus cánones, frecuentemente míticos. Y, de paso, indirectamente estimular la preparación de jóvenes y maduros para la vejez, durante la cual, y pese a sus cambios, seguiremos siendo “el hombre o la mujer que éramos”.
-
Cicerón advierte como los jóvenes detestan la vejez, pero todos quieren llegar a viejos. La vejez acentúa más algunos rasgos de nuestra personalidad anterior, modifica otros, atenúa algunos, o los estimula, o los transforma, pero no destruye al hombre o la mujer que fuimos en nuestras edades anteriores. Se habla mucho e “los grandes cambios en la vejez”. Existen, pero más que transformaciones, son adaptaciones y adecuaciones. No en vano el “genio y figura hasta la sepultura”.
-
En este propósito mío de ilustrar al viejo/a para hacer una vida aceptable, la vejez de que trato no es la senilidad, ni la decrepitud, ni la caquexia, sino fenómenos que el viejo/a puede evitar o al menos aliviar. El “viejo” de este libro es pues todo varón y mujer de años en posibilidad de vivir mejor y más, aunque él o ella n o lo crean. En esta empresa hay dos grandes enemigos: el egoísmo de la sociedad, tan propagadora de errores sobre la vejez y el viejo mismo, ignorante de sus posibilidades. El “viejo/a” de este libro supone, pues, un mínimo e recursos económicos o de posibilidad de ganarlos.
-
Un mínimo de salud o posibilidad de recuperarla, un mínimo de información, de ideas, de voluntad y e carácter o posibilidad de obtenerlo. No trato de “casos perdidos” clínica y sicológicamente, aunque si de probar también, como esos casos perdidos son bastante menores de los que se dan como tales según los prejuicios de común aceptación social, porque su rehabilitación es posible, a veces.
-
Tampoco haré mucho énfasis en el fenómeno social de la vejez, aunque no puedo suprimirlo, porque es uno de los factores más influyentes en “perder el caso” ya que la sociedad es condicionante. Me interesa el/a en su realidad, la que puede rehabilitarse, readaptarse, reeducarse para la utilidad, la placidez y la satisfacción del resto de sus días. Para eso me refiero a usted, el viejo que sí puede, aunque lo ignore, a usted en persona, a usted varón o mujer en el mínimo de los recursos, o en el máximo de ellos. A usted, porque usted, sea cual sea su sitio en la escala entre el mínimo y el máximo, puede. Usted si puede. Su individualidad humana es más rica de cuanto usted cree. Nadie la ha medido aún exactamente, aunque ya medimos la luna.
-
(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
-
¿QUÉ ES SER VIEJO?
NO ES CUESTIÓN
DE MÉRITOS...

Escribe
JOSEP MARIA ESPINÀ
-
Me dicen que he cumplido 80 años y me cuesta creerlo. ¿Ochenta, ya? ¿Cómo he ido tan deprisa? ¡Pero si hace cuatro días que...! De todo hace cuatro días y, a la vez, de todo hace muchos años. Misterios de la percepción humana del paso del tiempo.
.
Mucha gente ha hablado de la vejez, con dramatismo, con humor, con aceptación tranquila. He buscado algunas frases sobre este tema y pienso que puedo comentarlas. Empezando por aquella frivolidad tan repetida: "Nadie es viejo si no se siente viejo". Si ya tenéis bastantes años y alguien os dice esto, decidle que la autosugestión es una trampa y que el tiempo no se deja engañar. Mantener cierto ánimo está muy bien, conservar una dosis de vitalidad es magnífico, pero las sensaciones no modifican el calendario.
Sí es cierto, en cambio, lo que dijo Publio Sirio: "¡Qué lamentable es envejecer de mala gana!". Sí, esconderse ante algo inevitable --importante o insignificante-- es una desgracia. Pero tampoco puede pedirse que la gente envejezca a gusto, creo.
.
Existen poetas que son especialistas en inventar sentimientos. "Antes, Señor, de que me sienta viejo / venga la muerte a sorprenderme joven". No vale engañar al personal con mentiras, aunque sean en verso. El deseo que manifiesta el tremendista poeta no lo siente nadie, ni él mismo. Una observación muy razonable, en cambio, es la del compositor Daniel Auber: "Envejecer es la única forma de vivir mucho tiempo". Esta idea tan lógica, tan evidente, me gusta porque destaca entre tantas frases exageradas y pretenciosas que se han hecho sobre la vejez. Como sobre la juventud, sobre la mujer, sobre la libertad. ¡Cuántas sentencias puramente efectistas, cuánta gente ya se cree importante porque se atreve a decir cualquier tópico o estupidez sobre un gran tema!
.
Hacerse viejo no es, en realidad, ninguna manifestación de originalidad. Si tengo que arriesgarme a decir algo sobre este fenómeno, me atreveré a afirmar que, si el estado de salud es aceptable, convertirse en viejo es un privilegio. Yo no he hecho ningún mérito para vivir más años que algunos amigos queridos que han ido dejándome, y que echo en falta. Mi régimen de vida no ha sido, ni es hoy, ejemplarmente saludable según la doctrina imperante. Manda el azar, la genética o lo que sea. La vida nos alquila más tiempo a unos que a otros, y no tiene en cuenta los currículos.
De modo que, de momento, continuaré escribiendo, y gracias por la compañía

No hay comentarios: