El asceta hace votos de desprendimiento material, liberación del espíritu y búsqueda de la virtud.
Fue la filosofía de Séneca, quien recreó el estoicismo repudiando la riqueza y los bienes que no estimaba esenciales al sostén de la vida. Los estoicos, liderados por Zenón siglos antes, eran menos radicales; sólo querían el dominio sobre la propia sensibilidad.
El MPP decidió sólo seguido en el Frente Amplio, y con matices, por el Partido Comunista que ninguno de sus miembros, ejerciendo responsabilidades de gobierno e independientemente del salario fijado por ley, gane más de treinta y dos mil pesos mensuales, se trate de un legislador, un ministro, un director de ente o del mismísimo Presidente de la República. Lo que exceda de cada ingreso será volcado al fondo "Raúl Sendic" para la promoción de proyectos cooperativos y de pequeños y medianos emprendedores, tal como ocurrió en años precedentes.
Es una idea tuerta de redistribución de la riqueza. Los militantes del MPP que asuman funciones en la administración pública pueden hacer lo que deseen con sus sueldos y por ello, y por aumentar el fondo, sentirse muy bien. Es legítima parte del ejercicio de su libertad.
Otra cosa es el mensaje. Induce a creer que no hace falta más dinero para que un servidor de los contribuyentes cumpla sus tareas y mantenga a su familia. Semeja una arbitrariedad: ¿el atleta ha de correr con zapatillas rancheras y no con calzado profesional? Además está el riesgo de confundir a mucha gente. ¿Ese servidor de la sociedad, si obra diferente, carecerá de la nueva ética? ¿No será estoico ni asceta? ¿Por qué debería serlo?
Hay por ahí un tufo a discriminación.
En todo caso está pendiente rearmar la escala de los salarios públicos, que vaya si carece de equidad. No creo que se logre por el efecto simbólico de la actitud del MPP.
En cambio ahí está, a la mano, la reforma del Estado, un instrumento ideal. Pero, claro, ¿quién le mete el diente?
Fue la filosofía de Séneca, quien recreó el estoicismo repudiando la riqueza y los bienes que no estimaba esenciales al sostén de la vida. Los estoicos, liderados por Zenón siglos antes, eran menos radicales; sólo querían el dominio sobre la propia sensibilidad.
El MPP decidió sólo seguido en el Frente Amplio, y con matices, por el Partido Comunista que ninguno de sus miembros, ejerciendo responsabilidades de gobierno e independientemente del salario fijado por ley, gane más de treinta y dos mil pesos mensuales, se trate de un legislador, un ministro, un director de ente o del mismísimo Presidente de la República. Lo que exceda de cada ingreso será volcado al fondo "Raúl Sendic" para la promoción de proyectos cooperativos y de pequeños y medianos emprendedores, tal como ocurrió en años precedentes.
Es una idea tuerta de redistribución de la riqueza. Los militantes del MPP que asuman funciones en la administración pública pueden hacer lo que deseen con sus sueldos y por ello, y por aumentar el fondo, sentirse muy bien. Es legítima parte del ejercicio de su libertad.
Otra cosa es el mensaje. Induce a creer que no hace falta más dinero para que un servidor de los contribuyentes cumpla sus tareas y mantenga a su familia. Semeja una arbitrariedad: ¿el atleta ha de correr con zapatillas rancheras y no con calzado profesional? Además está el riesgo de confundir a mucha gente. ¿Ese servidor de la sociedad, si obra diferente, carecerá de la nueva ética? ¿No será estoico ni asceta? ¿Por qué debería serlo?
Hay por ahí un tufo a discriminación.
En todo caso está pendiente rearmar la escala de los salarios públicos, que vaya si carece de equidad. No creo que se logre por el efecto simbólico de la actitud del MPP.
En cambio ahí está, a la mano, la reforma del Estado, un instrumento ideal. Pero, claro, ¿quién le mete el diente?
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