LA SOCIEDAD CONDICIONANTE
NO DESTRUYE LA INDIVIDUALIDAD
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
Hemos visto con varios gerontólogos (Marroquín Sánchez y Blanco Soler) que uno tiene la edad que siente. Parece pecar de
subjetivismo el concepto. No tanto, si nos convencemos de que quienes vivimos somos nosotros. Uno vive. Los demás no viven por uno. No hay dos seres iguales. El sentimiento de la vida y su acción y reacción son diferentes en cada uno. Por este personal fenómeno se han de individualizar las cosas.
NO DESTRUYE LA INDIVIDUALIDAD
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
Hemos visto con varios gerontólogos (Marroquín Sánchez y Blanco Soler) que uno tiene la edad que siente. Parece pecar de

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Desgraciadamente los preconceptos sociales sobre el viejo si son iguales en nuestro mundo occidental, con raras excepciones, y, según la opinión de los tratadistas, bien captada por Simone de Beauvoir, condicionan al viejo, lo llevan uncido a su carro y a su yugo. El doctor D. B. Bromley en su “The Psycology of Human Ageing” reconoce que la actitud social frente alo viejo varía de una comunidad a otra, pero se identifica en generalidades comunes en casi todas partes.
Desgraciadamente los preconceptos sociales sobre el viejo si son iguales en nuestro mundo occidental, con raras excepciones, y, según la opinión de los tratadistas, bien captada por Simone de Beauvoir, condicionan al viejo, lo llevan uncido a su carro y a su yugo. El doctor D. B. Bromley en su “The Psycology of Human Ageing” reconoce que la actitud social frente alo viejo varía de una comunidad a otra, pero se identifica en generalidades comunes en casi todas partes.
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La imagen social del viejo, la de los otros sobre él, envejece hasta el punto que Jean Paúl Sartre ha dicho: “Un viejo nunca se siente viejo. Mi vejez no es entonces algo que de por sí me enseñe algo, como si lo hace la actitud de los demás respecto a mí. La vejez es una realidad mía que no siento, pero que los otros sienten. Me ven y dicen: ‘ese viejo’, y son amables porque pronto moriré: los otros son mi vejez”
La imagen social del viejo, la de los otros sobre él, envejece hasta el punto que Jean Paúl Sartre ha dicho: “Un viejo nunca se siente viejo. Mi vejez no es entonces algo que de por sí me enseñe algo, como si lo hace la actitud de los demás respecto a mí. La vejez es una realidad mía que no siento, pero que los otros sienten. Me ven y dicen: ‘ese viejo’, y son amables porque pronto moriré: los otros son mi vejez”
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El gran esfuerzo de los apóstoles de la vejez –cambiar la imagen del viejo en el viejo mismo– choca contra la resistencia de la imagen social del anciano, siempre con deterioro, pesimismo despectivo, y, si acaso, con una falsa piedad para compadecerse de él, mientras lo abruma de deberes y le recorta derechos... Si la reeducación individual del viejo no va paralela con la reeducación de la sociedad frente a la vejez, la tarea más ímproba, tanto como si el viejo mismo no se ayudara en el cambio.
El gran esfuerzo de los apóstoles de la vejez –cambiar la imagen del viejo en el viejo mismo– choca contra la resistencia de la imagen social del anciano, siempre con deterioro, pesimismo despectivo, y, si acaso, con una falsa piedad para compadecerse de él, mientras lo abruma de deberes y le recorta derechos... Si la reeducación individual del viejo no va paralela con la reeducación de la sociedad frente a la vejez, la tarea más ímproba, tanto como si el viejo mismo no se ayudara en el cambio.
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La vejez es un valor, como la vida misma, aumentado por la acumulación de vida. Un valor exigente por sus circunstancias, cuando es desvalida, de la solidaridad humana en la especie y la ayuda social de la comunidad. Pero en ningún caso el viejo, por el solo hecho de serlo, debe imponer la auto apreciación, la autoestima, o creerse acreedor a un régimen de prerrogativas y privilegios especiales. Esta es la mejor manera de acrecentar las prevenciones contra él. La otra tendencia es la autodegradación. Creerse más es tan perjudicial como creerse menos.
La vejez es un valor, como la vida misma, aumentado por la acumulación de vida. Un valor exigente por sus circunstancias, cuando es desvalida, de la solidaridad humana en la especie y la ayuda social de la comunidad. Pero en ningún caso el viejo, por el solo hecho de serlo, debe imponer la auto apreciación, la autoestima, o creerse acreedor a un régimen de prerrogativas y privilegios especiales. Esta es la mejor manera de acrecentar las prevenciones contra él. La otra tendencia es la autodegradación. Creerse más es tan perjudicial como creerse menos.
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En gran parte prepararse para la vejez es una cuestión de educación. “La educación del hijo debe comenzar veinte años antes de su nacimiento, con la educación de la madre” decía Napoleón Bonaparte (“Y con la educación del padre” se ha de agregar. Napoleón era machista) Lo mismo se predica para educarse para la vejez. Pero sin haber comenzado antes, puede principiarse a cualquier edad, aun durante la vejez misma, porque el ser humano es perfectible, sin importar cuantos años tenga su edad. La capacidad de hacerse y rehacerse del organismo humano, es portentosa.
En gran parte prepararse para la vejez es una cuestión de educación. “La educación del hijo debe comenzar veinte años antes de su nacimiento, con la educación de la madre” decía Napoleón Bonaparte (“Y con la educación del padre” se ha de agregar. Napoleón era machista) Lo mismo se predica para educarse para la vejez. Pero sin haber comenzado antes, puede principiarse a cualquier edad, aun durante la vejez misma, porque el ser humano es perfectible, sin importar cuantos años tenga su edad. La capacidad de hacerse y rehacerse del organismo humano, es portentosa.
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Nathan Ganitzki es hebreo, procedente de Polonia, con 50 años de vida en su país adoptivo Colombia, a donde llegó de 19 años para enfrentarse con la vida dura de los pobres en el trópico, en todos los oficios y en todos los climas, hasta llegar a hacerse una posición destacada en el mundo de la industria y las finanzas. Cuando la tuvo, a los 69 años fue secuestrado y sometido, día tras día, a la incertidumbre moral y física del rescate o la muerte. Treinta y nueve días con un camastro y dos cobijas en un socavón, sin saber de nada y de nadie en espera de lo peor.

Nathan Ganitzki es hebreo, procedente de Polonia, con 50 años de vida en su país adoptivo Colombia, a donde llegó de 19 años para enfrentarse con la vida dura de los pobres en el trópico, en todos los oficios y en todos los climas, hasta llegar a hacerse una posición destacada en el mundo de la industria y las finanzas. Cuando la tuvo, a los 69 años fue secuestrado y sometido, día tras día, a la incertidumbre moral y física del rescate o la muerte. Treinta y nueve días con un camastro y dos cobijas en un socavón, sin saber de nada y de nadie en espera de lo peor.
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Cuando fue liberado, Nathan no había perdido su integridad física, ni la moral, y, después de la recuperación de rigor, regresó al mundo habitual de su vida sin ninguna mengua, sin un reproche en los labios contra nadie y con la misma fuerza habitual en la dirección de sus empresas. Ahí sigue sonriente, activo, bondadoso, dinámico, resuelto a vivir “lo que le queda de vida” y convencido de que vivir es un deber,
A los 72 años Atahualpa Yupanqui el máximo representante del folklore argentino, poeta, compositor y ejecutante musical, creador de toda una filosofía en el poema, el canto y la guitarra, sigue asombrando a su público a lo largo y a lo ancho del planeta. El 18 de mayo de 1979, por la televisión colombiana, concedió a Fernando González Pacheco un reportaje del cual extracto las siguientes ideas:
Cuando fue liberado, Nathan no había perdido su integridad física, ni la moral, y, después de la recuperación de rigor, regresó al mundo habitual de su vida sin ninguna mengua, sin un reproche en los labios contra nadie y con la misma fuerza habitual en la dirección de sus empresas. Ahí sigue sonriente, activo, bondadoso, dinámico, resuelto a vivir “lo que le queda de vida” y convencido de que vivir es un deber,
A los 72 años Atahualpa Yupanqui el máximo representante del folklore argentino, poeta, compositor y ejecutante musical, creador de toda una filosofía en el poema, el canto y la guitarra, sigue asombrando a su público a lo largo y a lo ancho del planeta. El 18 de mayo de 1979, por la televisión colombiana, concedió a Fernando González Pacheco un reportaje del cual extracto las siguientes ideas:
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–No tener miedo–, No hablar en voz baja como el indio que no lo hace en tono alto porque le tiene miedo al eco. –Esto no significa ni hablar mucho ni hablar poco, sino hablar normalmente, sabiendo que las verdades no abundan. En el hombre no hay estaciones, hay vida vivible en cualquier edad. Quince minutos de vida verdadera bastan para destruir el invierno.
–La sabiduría no existe sino en el tiempo, en la piedra y en el hombre, cuando los tres son viejos. –La soledad es un prejuicio burgués. –Con lo que hoy hay que ver por dentro y observar por fuera, no hay tiempo para la soledad en ninguna etapa de la vida. –La soledad solo es aconsejable para hacer balances espirituales y filtrar lo que nos sobra. –Ser solidarios con los demás, he ahí la eterna juventud. –La solidaridad se nota en la mirada, en el gesto, a flor de piel. – El pudor es una de las conquistas de la edad.
–No tener miedo–, No hablar en voz baja como el indio que no lo hace en tono alto porque le tiene miedo al eco. –Esto no significa ni hablar mucho ni hablar poco, sino hablar normalmente, sabiendo que las verdades no abundan. En el hombre no hay estaciones, hay vida vivible en cualquier edad. Quince minutos de vida verdadera bastan para destruir el invierno.
–La sabiduría no existe sino en el tiempo, en la piedra y en el hombre, cuando los tres son viejos. –La soledad es un prejuicio burgués. –Con lo que hoy hay que ver por dentro y observar por fuera, no hay tiempo para la soledad en ninguna etapa de la vida. –La soledad solo es aconsejable para hacer balances espirituales y filtrar lo que nos sobra. –Ser solidarios con los demás, he ahí la eterna juventud. –La solidaridad se nota en la mirada, en el gesto, a flor de piel. – El pudor es una de las conquistas de la edad.
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–Nos acompaña y nos salva. –El otoño no es la edad de la melancolía, sino de la pintura. –No hay porque sentirse viejo porque uno siempre está comenzando. –El que piensa que ha llegado, nunca ha salido. –La noche es para ganarla en el reposo y la meditación y no para perderla. –o odiar la muerte, amar la vida. Ayudar siempre. –Todo lo que ayuda es bueno. – Hay que descansar pero haciendo algo. –Salvador Maza descansaba haciendo versos en francés. –Cada uno tiene una ventana abierta para descansar. –Ser responsables de los demás. –El que ofende a otro me ofende a mí. –“Hay que estar siempre vivo, aunque sea recordando aquello vivo que se vivió en la vida”.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
–Nos acompaña y nos salva. –El otoño no es la edad de la melancolía, sino de la pintura. –No hay porque sentirse viejo porque uno siempre está comenzando. –El que piensa que ha llegado, nunca ha salido. –La noche es para ganarla en el reposo y la meditación y no para perderla. –o odiar la muerte, amar la vida. Ayudar siempre. –Todo lo que ayuda es bueno. – Hay que descansar pero haciendo algo. –Salvador Maza descansaba haciendo versos en francés. –Cada uno tiene una ventana abierta para descansar. –Ser responsables de los demás. –El que ofende a otro me ofende a mí. –“Hay que estar siempre vivo, aunque sea recordando aquello vivo que se vivió en la vida”.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
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