SENTIDOS,
SENSACIONES
Y SENTIMIENTOS
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
Son sus grandes amigos. Son los transportadores al cerebro de los elementos con los
cuales éste trabaja para que usted sienta, oiga, vea, recuerde, piense, imagine, hable. “Nada hay en el entendimiento que antes no haya estado en los sentidos”. Es un aforismo de la filosofía tomística, no desmentido aún. El proceso del conocimiento culmina en el cerebro, pero comienza en los sentidos, para aprehender la imagen. Alguien que fuera simultáneamente ciego, sordo y sin tacto desde el nacimiento, no podría conocer.
SENSACIONES
Y SENTIMIENTOS
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
Son sus grandes amigos. Son los transportadores al cerebro de los elementos con los

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La tercera edad agudiza los sentidos. No tanto cuantitativamente, cuanto cualitativamente. El viejo avanzado puede disminuirse en su vista y en su oído (definitivamente corregidas hoy por audífonos y lentes), pero si no ve más que antes, si no oye más que antes, entiende mejor, percibe porque sabe ver y oír, porque los otros sentidos se refinan con el tiempo, como el tacto y el gusto. Los viejos son, de ordinario, grandes catadores y grandes gustadores.
Cultive sus sentidos. Su edad es tiempo de culturización y de cultivo y calificación. Cierta moral tradicional, despectiva del cuerpo le da una significación peyorativa al adjetivo “sensual” porque ha puesto la malicia en todos los órdenes de la vida, contagiándolo todo. “Sensual” proviene de sentido, “sensus” en latín y califica la operación de los sentidos. En ninguna manera ha de confundirse con “hedonista”. Como si los sentidos no “sensorializaran” también el dolor.
La tercera edad agudiza los sentidos. No tanto cuantitativamente, cuanto cualitativamente. El viejo avanzado puede disminuirse en su vista y en su oído (definitivamente corregidas hoy por audífonos y lentes), pero si no ve más que antes, si no oye más que antes, entiende mejor, percibe porque sabe ver y oír, porque los otros sentidos se refinan con el tiempo, como el tacto y el gusto. Los viejos son, de ordinario, grandes catadores y grandes gustadores.
Cultive sus sentidos. Su edad es tiempo de culturización y de cultivo y calificación. Cierta moral tradicional, despectiva del cuerpo le da una significación peyorativa al adjetivo “sensual” porque ha puesto la malicia en todos los órdenes de la vida, contagiándolo todo. “Sensual” proviene de sentido, “sensus” en latín y califica la operación de los sentidos. En ninguna manera ha de confundirse con “hedonista”. Como si los sentidos no “sensorializaran” también el dolor.
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Cada sentido (vista, oído, olfato, gusto, tacto) implica una operación necesaria en el obrar de la persona humana con su mecanismo propio, aporta un placer puesto por la naturaleza como un incentivo de la acción.
Ese placer es bueno de por si, participa de las cualidades trascendentales del ser: bondad, unidad, verdad. El placer de ver, de oír, de olfatear, de gustar, de tocar. ¿Por qué poner malicia en estos actos elementales de nuestro ser? Solo serán malos cuando el vicio, la deformación, la aberración, la malicia los convierta en nuestro mal. La acción de los sentidos es la sensación; el sentimiento la reacción. La primera menos espiritual que la segunda. En la vejez se necesitan sensaciones y sentimientos.
Cada sentido (vista, oído, olfato, gusto, tacto) implica una operación necesaria en el obrar de la persona humana con su mecanismo propio, aporta un placer puesto por la naturaleza como un incentivo de la acción.
Ese placer es bueno de por si, participa de las cualidades trascendentales del ser: bondad, unidad, verdad. El placer de ver, de oír, de olfatear, de gustar, de tocar. ¿Por qué poner malicia en estos actos elementales de nuestro ser? Solo serán malos cuando el vicio, la deformación, la aberración, la malicia los convierta en nuestro mal. La acción de los sentidos es la sensación; el sentimiento la reacción. La primera menos espiritual que la segunda. En la vejez se necesitan sensaciones y sentimientos.
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En ambos casos los hay en una extensa gama, desde la material –sensación de frío, de calor... hasta la espiritual– sentimiento de tristeza, alegría... en la vejez se deben cuidar las sensaciones y los sentimientos, a fin de controlarlos, porque la exageración de unas y otros le producen traumatismos y tensión, dos de sus grandes enemigos. ¿Cómo controlarlos? El primer método es abstraerse mentalmente y extraerse físicamente de las causas que producen el descontrol.
En ambos casos los hay en una extensa gama, desde la material –sensación de frío, de calor... hasta la espiritual– sentimiento de tristeza, alegría... en la vejez se deben cuidar las sensaciones y los sentimientos, a fin de controlarlos, porque la exageración de unas y otros le producen traumatismos y tensión, dos de sus grandes enemigos. ¿Cómo controlarlos? El primer método es abstraerse mentalmente y extraerse físicamente de las causas que producen el descontrol.
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Si el ruido callejero exacerba sus sentidos, evite las calles ruidosas. Si la conversación de ciertas personas lo perturba, no se ponga delante de ellas. Si tiene que soportarlas por obligación, abstráigase. Si su cuerpo no puede escapar, su mente si. Si no puede evitar el acontecimiento, por lo menos puede moderar el efecto por él prod
ucido.
Las sensaciones y los sentimientos se educan, como todo en nosotros. No quiere decir esto que usted ha de reprimir siempre sus sensaciones y sentimientos. Esa represión, si es sistemática y metódica, le podrá causar depresión y esta también le hace mal. A toda edad existen cierto tipo de depresiones inevitables (afortunadamente pasajeras) más frecuentes en la vejez. ¿Por qué agregar las evitables? No se deje sobrecargar de sensaciones y sentimientos detenidos o reprimidos.
Si el ruido callejero exacerba sus sentidos, evite las calles ruidosas. Si la conversación de ciertas personas lo perturba, no se ponga delante de ellas. Si tiene que soportarlas por obligación, abstráigase. Si su cuerpo no puede escapar, su mente si. Si no puede evitar el acontecimiento, por lo menos puede moderar el efecto por él prod

Las sensaciones y los sentimientos se educan, como todo en nosotros. No quiere decir esto que usted ha de reprimir siempre sus sensaciones y sentimientos. Esa represión, si es sistemática y metódica, le podrá causar depresión y esta también le hace mal. A toda edad existen cierto tipo de depresiones inevitables (afortunadamente pasajeras) más frecuentes en la vejez. ¿Por qué agregar las evitables? No se deje sobrecargar de sensaciones y sentimientos detenidos o reprimidos.
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Comuníquelos, manifiéstelos, descárguese. Use para ello las válvulas proporcionadas por la naturaleza: las lágrimas, el llanto, el diálogo vivaz, la escritura, el canto, los mensajes de comunicación y exteriorización. En último caso, los gritos, aunque son de mal gusto. Después de esto usted se sentirá aliviado. Use estas defensas, tan naturales que los niños las emplean de modo maestro... Otra de las injusticias de la comunidad con el viejo es exigirle la contención, en nombre de una fementida “circunspección social” para impedirle extrovertirse, extravasarse y condenarlo así, por lo menos, a la neurastenia, al impedirle manifestarse espontánea y sinceramente.
Comuníquelos, manifiéstelos, descárguese. Use para ello las válvulas proporcionadas por la naturaleza: las lágrimas, el llanto, el diálogo vivaz, la escritura, el canto, los mensajes de comunicación y exteriorización. En último caso, los gritos, aunque son de mal gusto. Después de esto usted se sentirá aliviado. Use estas defensas, tan naturales que los niños las emplean de modo maestro... Otra de las injusticias de la comunidad con el viejo es exigirle la contención, en nombre de una fementida “circunspección social” para impedirle extrovertirse, extravasarse y condenarlo así, por lo menos, a la neurastenia, al impedirle manifestarse espontánea y sinceramente.
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No tema exteriorizar sus sentimientos. Procure, además compartirlos. El amor es el gran canal de las dos vías de comunicación. Hay otros muchos. No se deje imponer la represión por la cortesía (salvo en caso verdaderamente necesario, especialmente cuando hacen mal a los demás) y menos por la hipocresía, más venenosa que otros tóxicos. Aprende de la naturaleza. Los sentimientos son el hervor de la vida, la espuma de nuestro torrente interior en su curso desde la epidermis hasta el alma.
No tema exteriorizar sus sentimientos. Procure, además compartirlos. El amor es el gran canal de las dos vías de comunicación. Hay otros muchos. No se deje imponer la represión por la cortesía (salvo en caso verdaderamente necesario, especialmente cuando hacen mal a los demás) y menos por la hipocresía, más venenosa que otros tóxicos. Aprende de la naturaleza. Los sentimientos son el hervor de la vida, la espuma de nuestro torrente interior en su curso desde la epidermis hasta el alma.
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Sienta con la planta, con el animal, con la persona humana. Solo la persona comprende el sentimiento vegetal, el animal y el racional porque es él mismo todo eso. No embotelle sus sentimientos, déjelos fluir desde el llanto hasta la risa. Eso le hará bien, le mantendrá la apertura hacia los seres y las cosas, cuyo contacto es un elemento de vida. Pero no confunda los sentimientos hasta llevarlos al sensacionalismo y el sentimentalismo. Esos dos extremos son peligrosos para usted.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
Sienta con la planta, con el animal, con la persona humana. Solo la persona comprende el sentimiento vegetal, el animal y el racional porque es él mismo todo eso. No embotelle sus sentimientos, déjelos fluir desde el llanto hasta la risa. Eso le hará bien, le mantendrá la apertura hacia los seres y las cosas, cuyo contacto es un elemento de vida. Pero no confunda los sentimientos hasta llevarlos al sensacionalismo y el sentimentalismo. Esos dos extremos son peligrosos para usted.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
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