MUERTE DE ARRECIFES CORALINOS
PUDIERA DEVASTAR NACIONES
WEST PALM BEACH, Florida (AP)
25 de Marzo de 2010 – “univision.com”
Los arrecifes coralinos están muriendo y científicos en todo el mundo temen las consecuencias si desaparecen completamente. Los arrecifes coralinos son la base de la cadena alimentaria de los océanos. Casi la mitad de los peces que los seres humanos consumen viven alrededor de los arrecifes. Centenares de millones de personas en todo el mundo dependen de los arrecifes coralinos para obtener su alimento y ganarse la vida.
Si los corales desaparecen, dicen expertos, aumentarían drásticamente la hambruna, la pobreza y la inestabilidad política. "La existencia de naciones enteras se verá amenazada", dijo Carl Gustaf Lundin, de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. Numerosos estudios predicen que los corales se encaminan a la extinción en todo el mundo, sobre todo a causa del calentamiento global, la contaminación y la urbanización costera, además de los daños causados al fondo marino por la pesca rastrera y el comercio internacional de joyas hechas de coral.
Al menos 19% de los arrecifes corales del mundo han desaparecido, incluyendo 50% de los arrecifes en el Caribe. Otro 15% pudieran estar muertos en los próximos 20 años, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. El profesor Kent Carpenter, de la universidad Old Dominion, director de un censo mundial de especies marinas, advirtió que si el calentamiento global continúa descontrolado, todos los corales pudieran desaparecer en unos 100 años.
"Se podría decir que el colapso completo del ecosistema marino sería una se las consecuencias de la pérdida de los corales", dijo Carpenter. "Se verá un efecto en cascada tremendo para toda la vida en los océanos". Exóticos y coloridos, los arrecifes coralinos no son rocas sino vida; están formados por criaturas vivientes que excretan un duro exoesqueleto de calcio. Al morir los animales, la estructura se erosiona, privando a los peces de lugares vitales de reproducción y alimentación
.
CALENTAMIENTO GLOBAL
PUDIERA DEVASTAR NACIONES
WEST PALM BEACH, Florida (AP)
25 de Marzo de 2010 – “univision.com”
Los arrecifes coralinos están muriendo y científicos en todo el mundo temen las consecuencias si desaparecen completamente. Los arrecifes coralinos son la base de la cadena alimentaria de los océanos. Casi la mitad de los peces que los seres humanos consumen viven alrededor de los arrecifes. Centenares de millones de personas en todo el mundo dependen de los arrecifes coralinos para obtener su alimento y ganarse la vida.
Si los corales desaparecen, dicen expertos, aumentarían drásticamente la hambruna, la pobreza y la inestabilidad política. "La existencia de naciones enteras se verá amenazada", dijo Carl Gustaf Lundin, de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. Numerosos estudios predicen que los corales se encaminan a la extinción en todo el mundo, sobre todo a causa del calentamiento global, la contaminación y la urbanización costera, además de los daños causados al fondo marino por la pesca rastrera y el comercio internacional de joyas hechas de coral.
Al menos 19% de los arrecifes corales del mundo han desaparecido, incluyendo 50% de los arrecifes en el Caribe. Otro 15% pudieran estar muertos en los próximos 20 años, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. El profesor Kent Carpenter, de la universidad Old Dominion, director de un censo mundial de especies marinas, advirtió que si el calentamiento global continúa descontrolado, todos los corales pudieran desaparecer en unos 100 años.
"Se podría decir que el colapso completo del ecosistema marino sería una se las consecuencias de la pérdida de los corales", dijo Carpenter. "Se verá un efecto en cascada tremendo para toda la vida en los océanos". Exóticos y coloridos, los arrecifes coralinos no son rocas sino vida; están formados por criaturas vivientes que excretan un duro exoesqueleto de calcio. Al morir los animales, la estructura se erosiona, privando a los peces de lugares vitales de reproducción y alimentación
.
CALENTAMIENTO GLOBAL
TRAERÍA HURACANES Y SEQUÍAS
A LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE
LA NACION Lima. AFP
Viernes 26 de marzo, 2010
El calentamiento global puede provocar la drástica extinción de los bosques amazónicos y una escasez de agua que afectaría a 77 millones de personas en América Latina y el Caribe para el 2020, según un informe del Banco Mundial presentado hoy en Lima. El informe “Desarrollo Mundial 2010: Desarrollo y Cambio Climático” advierte que los ecosistemas más importantes están amenazados en las naciones latinoamericanas y caribeñas.
“El impacto más desastroso podría ser la extinción dramática del bosque amazónico y la transformación de grandes extensiones en sabana, con graves consecuencias para el clima de la región, y quizá de todo el mundo”, precisa el documento presentado en Lima por el colombiano Felipe Jaramillo, director regional del BM para Ecuador, Bolivia, Perú y Venezuela.
El informe prevé además “la desaparición de los glaciares tropicales de los Andes, lo que modificaría el calendario e intensidad del agua a disposición de varios países y provocaría estrés hídrico por falta de agua para al menos 77 millones de personas en el año 2020”.
“El calentamiento y la acidificación de los océanos darán lugar a la posible extinción progresiva de los arrecifes de coral en el Caribe, que cuentan con los criaderos de aproximadamente el 65% de todas las especies ictícolas de la cuenca”, señala el BM. Esos corales, agrega, ofrecen protección natural frente a las mareas de tormenta y son un activo fundamental para el turismo.
El cambio climático también provocará daños en los humedales del Golfo de México que harán que esta costa sea “más vulnerable a los huracanes más intensos y más frecuentes”, indica el estudio.
El organismo multilateral precisa que a medida que se calienta el planeta, “cambian las pautas de las precipitaciones y se multiplican los episodios extremos, como sequías, inundaciones e incendios forestales” a la vez que sostiene que “los países en desarrollo soportarán la carga principal”.
El BM destaca que nadie está inmune a los efectos de las variaciones del clima, pero que los países en desarrollo son los más vulnerables. Según las estimaciones, soportarán aproximadamente entre el 75 y el 80% del costo de los daños provocados por este fenómeno.
Para los países de esta región, el cambio climático representa “la amenaza de multiplicar sus vulnerabilidades, erosionar los progresos conseguidos con tanto esfuerzo y perjudicar gravemente las perspectivas de desarrollo”.
Ante este fenómeno, el BM subrayó que el problema del cambio climático debe encararse con urgencia y que no puede resolverse si los países no cooperan a escala mundial para mejorar la eficiencia energética, desarrollar y desplegar tecnologías limpias, y ampliar los mecanismos que permitan absorber gases para proteger el medio ambiente.
La institución advierte que los países desarrollados deben liderar estos esfuerzos y reducir abruptamente sus propias emisiones en hasta un 80% para 2050, así como poner en el mercado nuevas tecnologías y ayudar a financiar la transición de los países en desarrollo hacia caminos de energía limpia.
.
CUMBRES ECOLÓGICAS
LA NACION Lima. AFP
Viernes 26 de marzo, 2010
El calentamiento global puede provocar la drástica extinción de los bosques amazónicos y una escasez de agua que afectaría a 77 millones de personas en América Latina y el Caribe para el 2020, según un informe del Banco Mundial presentado hoy en Lima. El informe “Desarrollo Mundial 2010: Desarrollo y Cambio Climático” advierte que los ecosistemas más importantes están amenazados en las naciones latinoamericanas y caribeñas.
“El impacto más desastroso podría ser la extinción dramática del bosque amazónico y la transformación de grandes extensiones en sabana, con graves consecuencias para el clima de la región, y quizá de todo el mundo”, precisa el documento presentado en Lima por el colombiano Felipe Jaramillo, director regional del BM para Ecuador, Bolivia, Perú y Venezuela.
El informe prevé además “la desaparición de los glaciares tropicales de los Andes, lo que modificaría el calendario e intensidad del agua a disposición de varios países y provocaría estrés hídrico por falta de agua para al menos 77 millones de personas en el año 2020”.
“El calentamiento y la acidificación de los océanos darán lugar a la posible extinción progresiva de los arrecifes de coral en el Caribe, que cuentan con los criaderos de aproximadamente el 65% de todas las especies ictícolas de la cuenca”, señala el BM. Esos corales, agrega, ofrecen protección natural frente a las mareas de tormenta y son un activo fundamental para el turismo.
El cambio climático también provocará daños en los humedales del Golfo de México que harán que esta costa sea “más vulnerable a los huracanes más intensos y más frecuentes”, indica el estudio.
El organismo multilateral precisa que a medida que se calienta el planeta, “cambian las pautas de las precipitaciones y se multiplican los episodios extremos, como sequías, inundaciones e incendios forestales” a la vez que sostiene que “los países en desarrollo soportarán la carga principal”.
El BM destaca que nadie está inmune a los efectos de las variaciones del clima, pero que los países en desarrollo son los más vulnerables. Según las estimaciones, soportarán aproximadamente entre el 75 y el 80% del costo de los daños provocados por este fenómeno.
Para los países de esta región, el cambio climático representa “la amenaza de multiplicar sus vulnerabilidades, erosionar los progresos conseguidos con tanto esfuerzo y perjudicar gravemente las perspectivas de desarrollo”.
Ante este fenómeno, el BM subrayó que el problema del cambio climático debe encararse con urgencia y que no puede resolverse si los países no cooperan a escala mundial para mejorar la eficiencia energética, desarrollar y desplegar tecnologías limpias, y ampliar los mecanismos que permitan absorber gases para proteger el medio ambiente.
La institución advierte que los países desarrollados deben liderar estos esfuerzos y reducir abruptamente sus propias emisiones en hasta un 80% para 2050, así como poner en el mercado nuevas tecnologías y ayudar a financiar la transición de los países en desarrollo hacia caminos de energía limpia.
.
CUMBRES ECOLÓGICAS
Y DERECHOS DE LA MADRE TIERRA
Por Camacho Guzmán Rubén
“comentarios.com” BOLIVIA – 26 de Marzo 2010
La cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, fue la campanada que dio la señal de alerta y marcó el inicio para muchos cuestionamientos sobre la relación del hombre con la naturaleza y su sostenibilidad. Las diferentes cumbres ecológicas que le han sucedido, han confirmado este hecho y se han convertido en un claro testimonio, de que algo no está más en orden con nuestra sociedad y con nuestra forma de vida.
Los seres humanos estamos confrontados a una cadena de riesgos, contradicciones, sentimientos de impotencia y desesperanza. Estas experiencias las centralizamos y las relacionamos con nuestro comportamiento hacia el medio ambiente. También los problemas sociales, políticos y económicos, los percibimos hoy en día como tales y hemos llegado a la evidencia de que el clima es algo más complejo de lo que un día nos podíamos imaginar y por eso nos planteamos una serie de cuestionamientos.
Lo paradójico es que nosotros mismos tenemos las respuestas a nuestros propios cuestionamientos. Sabemos que la única alternativa para evitar el calentamiento global es reducir drásticamente la cantidad de gases que bombeamos a diario a la atmósfera. Discernimos también que esto es sólo posible si intrínsecamente quemamos menos petróleo, carbón y gas natural; si nos proponemos no talar indiscriminadamente los bosques tropicales y no contaminar los ríos con basura y desechos químicos. No cabe duda, se trata de cometidos sumamente fáciles; pero los seres humanos hemos aprendido a hacer difícil lo fácil.
Hizo falta solamente un par de informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático para evidenciarnos que nuestra interacción con el medio ambiente está muy lejos de enmarcarse en el marco de la sostenibilidad. Los datos revelados en estos informes corroboraron que las emisiones a la atmósfera, principalmente de dióxido de carbono, son mayores de lo que nos podíamos imaginar. A partir de entonces, la pesadumbre aumentó y el panorama empezó a tornarse sombrío. El escepticismo se apoderó de nosotros y la pregunta no se dejó esperar ¿Pero qué seguimos haciendo mal?
De ahí en adelante, el clima, se ha convertido en un tema global que ha despabilado el interés de los políticos, de los economistas y de los medios de comunicación. Los políticos han empezado a manejar el tema a su manera, es decir como parte de sus plataformas electoralistas, utilizando cifras a diestra y siniestra y creando más confusión de la ya existente. Los economistas han recurrido a su instrumento convencional de cálculo de costos y beneficios y han llegado a la “sorprendente” conclusión de que el cambio climático desencadenado por el ser humano llegaría a costar mucho dinero, si no se toman acciones inmediatas. Detrás de todos estos artificios matemáticos, ellos se han acostumbrado a encubrir muchas verdades éticas y morales y en ningún momento hacen mención a ellas. Pero entre cifra y cifra resalta la palabra de moda; “sostenibilidad”.
En fin. Todos estos sentimientos y experiencias, sumadas las buenas intenciones, fueron la base para la firma de un documento en 1997 denominado Protocolo de Kioto, donde los países industrializados se comprometían a reducir sus emisiones en proporciones que variaban entre un 5,2 y un 8 por ciento, entre los años 2008 a 2012. En honor a la verdad, este protocolo nació débil porque los países que mayor capacidad de contaminación tienen en el mundo no estamparon sus firmas bajo el argumento: “la calidad de vida de nuestros ciudadanos no está en discusión”. Es el caso concreto de Estados Unidos que contamina con el 25 por ciento del total.
Pese a todo, los países firmantes se hicieron cargo del protocolo recién nacido con una mezcla de sentimientos de inseguridad y el temor sobre si éste lograría sobrevivir y sentar las bases por las cuáles había sido dado a luz. Pero paralelamente empezaron a afrontar el problema de la reducción de gases a nivel regional, porque vieron que lo global no era del todo alentador. Así por ejemplo la Unión Europea y otros países no miembros, se plantearon como meta reducir sus emisiones entre un 20 a un 30 por ciento hasta el año 2020. Para diciembre de 2009 la ONU convocó a la Cumbre sobre Cambio Climático en Copenhague-Dinamarca.
EL AUTOR ES INGENIERO AMBIENTAL E INSTRUCTOR DE ADULTOS
ruben.camacho@bluewin.ch
.
Por Camacho Guzmán Rubén
“comentarios.com” BOLIVIA – 26 de Marzo 2010
La cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, fue la campanada que dio la señal de alerta y marcó el inicio para muchos cuestionamientos sobre la relación del hombre con la naturaleza y su sostenibilidad. Las diferentes cumbres ecológicas que le han sucedido, han confirmado este hecho y se han convertido en un claro testimonio, de que algo no está más en orden con nuestra sociedad y con nuestra forma de vida.
Los seres humanos estamos confrontados a una cadena de riesgos, contradicciones, sentimientos de impotencia y desesperanza. Estas experiencias las centralizamos y las relacionamos con nuestro comportamiento hacia el medio ambiente. También los problemas sociales, políticos y económicos, los percibimos hoy en día como tales y hemos llegado a la evidencia de que el clima es algo más complejo de lo que un día nos podíamos imaginar y por eso nos planteamos una serie de cuestionamientos.
Lo paradójico es que nosotros mismos tenemos las respuestas a nuestros propios cuestionamientos. Sabemos que la única alternativa para evitar el calentamiento global es reducir drásticamente la cantidad de gases que bombeamos a diario a la atmósfera. Discernimos también que esto es sólo posible si intrínsecamente quemamos menos petróleo, carbón y gas natural; si nos proponemos no talar indiscriminadamente los bosques tropicales y no contaminar los ríos con basura y desechos químicos. No cabe duda, se trata de cometidos sumamente fáciles; pero los seres humanos hemos aprendido a hacer difícil lo fácil.
Hizo falta solamente un par de informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático para evidenciarnos que nuestra interacción con el medio ambiente está muy lejos de enmarcarse en el marco de la sostenibilidad. Los datos revelados en estos informes corroboraron que las emisiones a la atmósfera, principalmente de dióxido de carbono, son mayores de lo que nos podíamos imaginar. A partir de entonces, la pesadumbre aumentó y el panorama empezó a tornarse sombrío. El escepticismo se apoderó de nosotros y la pregunta no se dejó esperar ¿Pero qué seguimos haciendo mal?
De ahí en adelante, el clima, se ha convertido en un tema global que ha despabilado el interés de los políticos, de los economistas y de los medios de comunicación. Los políticos han empezado a manejar el tema a su manera, es decir como parte de sus plataformas electoralistas, utilizando cifras a diestra y siniestra y creando más confusión de la ya existente. Los economistas han recurrido a su instrumento convencional de cálculo de costos y beneficios y han llegado a la “sorprendente” conclusión de que el cambio climático desencadenado por el ser humano llegaría a costar mucho dinero, si no se toman acciones inmediatas. Detrás de todos estos artificios matemáticos, ellos se han acostumbrado a encubrir muchas verdades éticas y morales y en ningún momento hacen mención a ellas. Pero entre cifra y cifra resalta la palabra de moda; “sostenibilidad”.
En fin. Todos estos sentimientos y experiencias, sumadas las buenas intenciones, fueron la base para la firma de un documento en 1997 denominado Protocolo de Kioto, donde los países industrializados se comprometían a reducir sus emisiones en proporciones que variaban entre un 5,2 y un 8 por ciento, entre los años 2008 a 2012. En honor a la verdad, este protocolo nació débil porque los países que mayor capacidad de contaminación tienen en el mundo no estamparon sus firmas bajo el argumento: “la calidad de vida de nuestros ciudadanos no está en discusión”. Es el caso concreto de Estados Unidos que contamina con el 25 por ciento del total.
Pese a todo, los países firmantes se hicieron cargo del protocolo recién nacido con una mezcla de sentimientos de inseguridad y el temor sobre si éste lograría sobrevivir y sentar las bases por las cuáles había sido dado a luz. Pero paralelamente empezaron a afrontar el problema de la reducción de gases a nivel regional, porque vieron que lo global no era del todo alentador. Así por ejemplo la Unión Europea y otros países no miembros, se plantearon como meta reducir sus emisiones entre un 20 a un 30 por ciento hasta el año 2020. Para diciembre de 2009 la ONU convocó a la Cumbre sobre Cambio Climático en Copenhague-Dinamarca.
EL AUTOR ES INGENIERO AMBIENTAL E INSTRUCTOR DE ADULTOS
ruben.camacho@bluewin.ch
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario