LA PRESIDENCIA DE URUGUAY
Y APUESTA POR EL GASTO SOCIAL
Agencia EFE
Montevideo - 01/03/2010
“El Pais” de Madrid
El nuevo gobernante, de 74 años, se convierte en el segundo mandatario de izquierdas de la historia del país
El ex guerrillero José Mujica, del bloque izquierdista Frente Amplio, ha asumido hoy como el 52 presidente de Uruguay, en un acto en el
Palacio Legislativo de Montevideo, en donde ha asegurado que el gasto social será uno de los puntales de su mandato. "Actualmente el 2% de los uruguayos vive en la indigencia, lo que es una vergüenza nacional", ha dicho el mandatario en su mensaje de investidura. "Uno de cada cinco uruguayos son pobres, pero al país le va bien... Uruguay está avanzando a dos velocidades", ha dicho el nuevo presidente, en referencia a la pobreza, lo que, en su opinión, "no es justo, pero además es peligroso".
Mujica, ganador de las elecciones celebradas en el país el pasado 29 de noviembre, ha prometido su cargo ante la senadora Lucía Topolansky, su esposa. En su discur
so, el ex guerrillero tupamaro ha reiterado su compromiso con el Mercosur, alianza regional integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y con Venezuela en proceso de integración formal. Mujica, que antes y durante la dictadura que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985 estuvo preso en duras condiciones, afirmó que las Fuerzas Armadas uruguayas "están llenas de pobres" y señaló su compromiso para apoyar a los soldados con planes de vivienda y mejorar sus salarios.
En el acto de investidura han estado presentes los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Colombia, Alvaro Uribe; de Venezuela, Hugo Chávez; de Bolivia, Evo Morales; de Paraguay, Fernando Lugo, y de Ecuador, Rafael Correa. También han presenciado la ceremonia Felipe de Borbón, en representación de España, y la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton. El nuevo gobernante, de 74 años y que acudió al evento vestido con un traje azul oscuro pero sin corbata, se convierte en el segundo mandatario de izquierdas de la historia del país al sustituir a Tabaré Vázquez, su compañero en el Frente Amplio. En 2005 Vázquez rompió una hegemonía de más de siglo y medio del Partido Colorado y el Partido Nacional (Blanco).
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YA LLEGÓ "PEPE" MUJICA,
EL COMPAÑERO PRESIDENTE
“El Pais” de Madrid
El nuevo gobernante, de 74 años, se convierte en el segundo mandatario de izquierdas de la historia del país
El ex guerrillero José Mujica, del bloque izquierdista Frente Amplio, ha asumido hoy como el 52 presidente de Uruguay, en un acto en el

Mujica, ganador de las elecciones celebradas en el país el pasado 29 de noviembre, ha prometido su cargo ante la senadora Lucía Topolansky, su esposa. En su discur

En el acto de investidura han estado presentes los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Colombia, Alvaro Uribe; de Venezuela, Hugo Chávez; de Bolivia, Evo Morales; de Paraguay, Fernando Lugo, y de Ecuador, Rafael Correa. También han presenciado la ceremonia Felipe de Borbón, en representación de España, y la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton. El nuevo gobernante, de 74 años y que acudió al evento vestido con un traje azul oscuro pero sin corbata, se convierte en el segundo mandatario de izquierdas de la historia del país al sustituir a Tabaré Vázquez, su compañero en el Frente Amplio. En 2005 Vázquez rompió una hegemonía de más de siglo y medio del Partido Colorado y el Partido Nacional (Blanco).
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YA LLEGÓ "PEPE" MUJICA,
EL COMPAÑERO PRESIDENTE
Pocas veces se ha visto en Suramérica un acto oficial cargado de tanto simbolismo: un ex guerrillero de 74 años, con más de 13 de cárcel a sus espaldas, convertido en el segundo presidente de izquierdas de la historia del país. Un ex guerrillero que comenzó la jornada dialogando con Estados Unidos, para luego pasar revista a las Fuerzas Armadas y llamar a los empresarios a arriesgar en Uruguay para impulsar el crecimiento y combatir la pobreza.
Prácticamente ninguna de las imágenes del día tiene desperdicio: desde la promesa de fidelidad a la Constitución, que Lucía Topolansky, su esposa, tomó a Mujica en el Parlamento, hasta el insólito recorrido del "Pepemóvil" por las principales avenidas de la ciudad y la fiesta multitudinaria en que se convirtió el acto de entrega de la banda presidencial. A paso de hombre, Mujica logró avanzar entre la multitud con la furgoneta descubierta que le conducía del Parlamento a la Plaza de la Independencia (donde está el mausoleo del general José Artigas, padre de la patria uruguaya), así que optó por bajarse del vehículo y, casi confundido entre la muchedumbre, tratar de avanzar hacia la tribuna.
Allí le esperaba su antecesor, Tabaré Vázquez, que, visiblemente emocionado, entregó la banda a su compañero en la coalición Frente Amplio y se fundió en abrazo con Mujica, quien enseguida se dio la vuelta para buscar a su esposa, compañera de vida, lucha, y de experiencias en prisión, y estrecharla en sus brazos.
Después, el nuevo presidente pasó revista a las tropas y regaló otra imagen para el recuerdo: los jefes del Ejército y de la policía, cuadrados frente al viejo ex guerrillero, ante miles de personas que abarrotaban la Plaza de la Independencia y sembraron las calles de banderas uruguayas, del Frente Amplio y estampas del Ernesto Che Guevara.
Después, subido en el estrado y arropado por su esposa, el nuevo Gabinete, y un viejo amigo militante tupamaro, Mujica dijo que su gobierno será "de equipo" y que sabe "que tiene que desconfiar de la biología, aparte de desconfiar de las limitaciones que puede tener la soledad" del gobernante. A partir de ahí, retomó el mensaje que ya había adelantado, sobre los objetivos de su gobierno: "barrer" la indigencia, reducir la pobreza a la mitad, impulsar el crecimiento, multiplicar la riqueza y masificar la educación y la cultura.
"Sabemos que hoy casi tocamos el cielo con la mano y mañana empezarán los días cansinos del trabajo, inevitablemente, camino del purgatorio", dijo. "Hay que ensayar todos los caminos y fórmulas posibles que sirvan para enriquecer la sociedad y para enriquecernos nosotros mismos como seres humanos", prosiguió, consciente de que sólo tiene cinco años por delante para "cumplir" con los "escaloncitos, subirlos y tratar de dejar algo que van a continuar otros".
Prácticamente ninguna de las imágenes del día tiene desperdicio: desde la promesa de fidelidad a la Constitución, que Lucía Topolansky, su esposa, tomó a Mujica en el Parlamento, hasta el insólito recorrido del "Pepemóvil" por las principales avenidas de la ciudad y la fiesta multitudinaria en que se convirtió el acto de entrega de la banda presidencial. A paso de hombre, Mujica logró avanzar entre la multitud con la furgoneta descubierta que le conducía del Parlamento a la Plaza de la Independencia (donde está el mausoleo del general José Artigas, padre de la patria uruguaya), así que optó por bajarse del vehículo y, casi confundido entre la muchedumbre, tratar de avanzar hacia la tribuna.
Allí le esperaba su antecesor, Tabaré Vázquez, que, visiblemente emocionado, entregó la banda a su compañero en la coalición Frente Amplio y se fundió en abrazo con Mujica, quien enseguida se dio la vuelta para buscar a su esposa, compañera de vida, lucha, y de experiencias en prisión, y estrecharla en sus brazos.
Después, el nuevo presidente pasó revista a las tropas y regaló otra imagen para el recuerdo: los jefes del Ejército y de la policía, cuadrados frente al viejo ex guerrillero, ante miles de personas que abarrotaban la Plaza de la Independencia y sembraron las calles de banderas uruguayas, del Frente Amplio y estampas del Ernesto Che Guevara.
Después, subido en el estrado y arropado por su esposa, el nuevo Gabinete, y un viejo amigo militante tupamaro, Mujica dijo que su gobierno será "de equipo" y que sabe "que tiene que desconfiar de la biología, aparte de desconfiar de las limitaciones que puede tener la soledad" del gobernante. A partir de ahí, retomó el mensaje que ya había adelantado, sobre los objetivos de su gobierno: "barrer" la indigencia, reducir la pobreza a la mitad, impulsar el crecimiento, multiplicar la riqueza y masificar la educación y la cultura.
"Sabemos que hoy casi tocamos el cielo con la mano y mañana empezarán los días cansinos del trabajo, inevitablemente, camino del purgatorio", dijo. "Hay que ensayar todos los caminos y fórmulas posibles que sirvan para enriquecer la sociedad y para enriquecernos nosotros mismos como seres humanos", prosiguió, consciente de que sólo tiene cinco años por delante para "cumplir" con los "escaloncitos, subirlos y tratar de dejar algo que van a continuar otros".
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