jueves, 25 de marzo de 2010

LA VEJEZ... ESE FUNDAMENTAL TIEMPO DE VIDA EN LA PERSONA HUMANA...

LOS CAMBIOS
EN EL VIEJO/A


Escribe:
Gonzalo

Canal
Ramírez (*)
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“Cambiar” es la ley de la vida en todas las edades para el individuo y de la historia de la humanidad: cambios morfológicos, síquicos, físicos, sociales y demás. El proceso de evolución es indetenible. No nacemos ni fosilizados ni estereotipados. El tiempo es movimiento y el espacio, las técnicas y las artes del hombre, desde el hacha de silex hasta las herramientas atómicas, son producto del cambio. Pero el cambio no supone transubstanciación de materia, metamorfosis de esencias. A pesar de los cambios, y aun modificados por ellos, hoy y hasta el último momento, seguimos esencialmente siendo quienes fuimos.
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El gran error del tratamiento social al anciano parte de exagerar los cambios de la vejez para convertir al viejo en “otro”, un ser extra humano, fuera de la humanidad, de “otra parte”. Es la muerte social. Esa actitud social frente a la tercera edad comienza a cambiar también, gracias a la mayor presencia del viejo hoy en el mundo de cuya población, aun numéricamente él es parte muy importante. Pero mientras la sociedad se empeña de hacer del viejo “otro”, el viejo mismo se cree tal. Por tanto, el primer disuadido del error debe ser el viejo mismo. Mientras no lo haga, la lamentación contra el tratamiento social será poco eficaz. Porque pedirle a los demás lo que nosotros no hacemos? En último y en primer término siga siendo usted hombre, a pesar de los cambios exigidos por su edad. Seguir siendo hombre en la tercera edad es una necesidad ya demostrada por la ciencia y la técnica, no solamente por el humanismo y la filosofía.
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La ciencia y la técnica de hoy han cambiado t6otalmente la noción de vejez, al aumentar tanto el promedio de la vida humana. El viejo actual comienza su vejez mucho más tarde y saludablemente. El viejo conserva sus facultades mentales en su vida de trabajo, sexo, afecto, utilidad, satisfacción, placidez, y su capacidad de seguir realizándose en la vida, conforme al hombre que es cada cual. A disposición del viejo hay recursos técnicos para suplir sus deficiencias orgánicas. Ya no tiene su razón de ser la imagen del “viejo desdentado y cegatón”. Frecuentemente el viejo va cambiando sin darse cuenta, porque la naturaleza no obra a saltos, sino pausada y ordenadamente a través de muy sutiles transiciones. Para percatarnos de esos cambios necesitamos de continúa reflexión y análisis de nosotros mismos. Esta conciencia de nuestros cambios individuales en nosotros mismos es necesaria para prepararnos y poder adecuarnos y adaptarnos a ellos. Con tal de no ser ni demasiado optimistas, ni excesivamente pesimistas.
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Fuera de los cambios físicos y síquicos personales, existen los cambios históricos realizados día a día, ahora más que nunca a nuestro derredor. Estos cambios pueden ser incómodos al viejo, pero a veces pueden serles favorables, aunque no estén de acuerdo con la opción de vida adoptada en su juventud. Precisamente por esos cambios de la ciencia y de la técnica, muchos viejos están viviendo todavía. En el siglo anterior a su edad, sus bisabuelos ya habían muerto.
El viejo tiene la tendencia a convertirse en moralista frente a los cambios, a compararlo todo con un pasado idealizado como mejor. Y a sacar moralejas contra el presente. Si el pasado cuando usted nació, fuera mejor, usted no viviría. En ese tiempo el promedio de vida era de 40 años menos.
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Los cambios trajeron siempre, y traen, crisis morales, sociales y económicas. Y otras. Pero eso siempre fue así y no es razón a favor del pasado. La naturaleza tiene su propia dinámica indetenible y afortunadamente progresiva. Progrese usted con los cambios.
Los cambios no se realizan, de ninguna manera, a plazo fijo en todas las personas. Varían en cada una según el complejo de circunstancias exteriores y de las peculiares de cada individuo. Se ha dicho que cada persona es un microcosmos, idéntico en la especie, pero diferente en la individualidad. No hay dos personas iguales. Es la casi inconmensurable riqueza y variedad de la especie humana.
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(*)Gonzalo Canal Ramírez, es un gerontologo español, que también es un escritor que transita en la temática de la Vejez, en sus diferentes aspectos. Los materiales que empezamos a publicar hoy, son de su libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que se publicó en 1981, con gran éxito editorial (cinco reediociones en el primer año) Tal vez aparezcan algunas cifras que pùeden parecer fuera de actualidad, pero el manejo del tema en lo psicologico, médico y/o filosófico conservan actualidad.

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