martes, 14 de diciembre de 2010

AQUELLA POTENCIA DEL MUNDO Y LA CRISIS QUE SE VE…

YO, ROBOT.
Y YO DESOCUPADO
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Escribe
FEDERICO FILIPPO
BUENOS AIRES 13 DICIEMBRE
UYPRESS -
AGENCIA URUGUAYA DE NOTICIAS

Estuve una semana en los Estados Unidos. La crisis es fácil verla, hay un 10 % de la población sin empleo. Tiendas muy tradicionales que van cerrando, otras en época navideña vacías con promociones propias de la desesperación.
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El cierre de una sucursal de la Librería Borders me dolió particularmente quedaba a dos cuadras de mi trabajo. Una librería realmente enorme y donde se podía tomar un espresso muy aceptable para ser gringo y sacar cualquier libro de los estantes y llevárselo como compañía. Un símbolo del capitalismo intelectual que también se va deteriorando frente a la crisis y a los adelantos tecnológicos como los libros digitales. Sigo prefiriendo a las librerías que venden papel, que se huele papel y café.

La decadencia se ve particularmente en la calle comercial más importante de Washington, la M Street, en pleno barrio de Georgetown. Una calle que Paula adora, con sus casitas estilo holandés convertidas todas en tiendas con muy buen gusto, que alterna locales de ropa, decoración, antigüedades, restaurantes, y muchas cosas aras o alternativas, como ser el mejor club de jazz de la ciudad, un sex shop. La calle no tiene un árbol sin embargo es cálida, las casa de diferentes colores le dan la calidez que necesita. Las tiendas un viernes a la noche y a 15 días de la Navidad están prácticamente vacías, deprimente.
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El año pasado a pesar del frío había fiesta en la calle, personajes disfrazados de alces para alegrar a los niños, música que le ponía calor al barrio, luces decorando absolutamente todo. Este año nada, rostros que no son los mismos del año pasado. Pero más allá de los banqueros y altos ejecutivos corruptos que casi nos funden a todos, hay algo más que está cambiando en la más grande economía del planeta, como si a los gringos se les estuviera yendo la mano en eficiencia y productividad. Sé que suena raro dicho así, pero déjenme ofrecerles algunas vivencias que podrían explicar junto a la crisis los altos niveles de desocupación.

En los supermercados o farmacias ya casi no existe el viejo y querido cajero, ese con quien podías comentar sobre algo que compraste, que caros encontraste los tomates, o que feo día, está para estar encerrados en casa con una sopa caliente, el cajero del supermercado de siempre que te saluda más allá de la cortesía, te conoce. Ahora cada cliente dialoga con una maquina, pasa sus propios productos por los lectores de barra, los deposita en una plataforma que a su vez los pesa para asegurarse que todo esté en su correcto lugar, y al final te consulta sobre cuantas bolsas vas a usar para hacer el cálculo final de esa compra. Puedes proceder con el pago interactuando con la misma máquina. Me despedí deseándole que tenga un buen día.

Cualquier trámite que requiera de un teléfono se realiza a través de grabaciones que van orientando nuestras únicas opciones. Nada de - buenas tardes, como está, miré quería hacer una consulta -. La grabación te guiara por todo el laberinto de procesos, aclaran al principio que la llamada puede ser grabada para el debido control de calidad. Grabaste esta maldita maquina de m… Quiero hablar y putear a un ser humano que se pueda calentar igual que yo del otro lado del teléfono. Si finalmente es imposible concretar el trámite te derivan seguro a un call center en la India, inconfundible.

Yo creo que a los taxistas les están poniendo un chip en el cerebro. No lo pude comprobar pero tengo indicios. Los están robotizando. De todos los taxistas que me tomé no logré hablar con ningún taxista, me encanta hablar con los taxistas, le haces la pregunta clásica: Y que tal, cómo van las cosas – Suelen ser en toda ciudad un fiel reflejo de lo que sucede en la ciudad, un verdadero termómetro social. En Washington ya ni hablan, si hablan por celular, son capaces de hablar todo el recorrido, por lo general en árabe, con quién sabe quién. En las estaciones de servicio olvídense de encontrarse un despachador de gasolina, hace años que desaparecieron.

El checking de un vuelo se pre hace vía internet, pero eso ya tiene un tiempo. Lo novedoso es que cuando uno llega a los mostradores de la aerolínea uno se encuentra con unas maquinas que te permiten terminar todo el proceso solito. Unos pocos empleados se mueven del otro lado del mostrador, cuando ven que has terminado de completar todas las pantallas te recogen tus maletas, entregan el correspondiente comprobante y se limitan a verificar que esté todo bien antes de entregarte el boarding pass. Desapareció aquello de: - ¿Y cómo va el vuelo hoy, está lleno?

Abandoné los Estados Unidos con la sensación de que tanta modernidad puede terminar siendo dañina, como si se les estuviera yendo la mano. Además de la crisis económica hay una cada vez más absurda y deshumanizada atención entre empresas y clientes. No logro bien explicarme si efectivamente beneficia el negocio. Es muy probable que el haber reducido algunos de estos puestos de trabajo abultó el cheque o bono al final de año de algún alto ejecutivo. Seguramente no está beneficiando a la sociedad americana.

Curiosamente las tiendas Apple (la empresa de la manzanita), produce y vende lo último en vanguardia tecnológica, repleta de artilugios tecnológicos como el Upad, el IPhone, ITouch, IPod, IBook y otros. Tiene un trato personalizado que merece ser destacado. De una calidez y sencillez que contrasta con tanta tecnología. Paradójico o quizás el verdadero secreto de su éxito, tecnología humanizada.

Tiendas decoradas con extrema sencillez, que denotan un mundo vanguardista, moderno, clean. No bien uno entra todo está expuesto y se puede tocar. Los juguetes están al alcance de todo quien quiera descubrir esos artilugios. Los vendedores son jóvenes con uniformes acordes a la edad, zapatillas y camisetas con la manzanita. Se acercan a ti por si necesitas algún tipo de asesoramiento u orientación. Si decides comprar algo sacan de sus bolsillos un aparatito para procesar la venta, ahí mismo parados te leen la tarjeta de crédito, si ya comparaste alguna vez en tu vida en una tienda Apple te consultan si la factura la quieres impresa o que te la envíen a tu dirección de correo electrónico, aclarado esto aparece otro muchacho con tu producto en una bolsa y listo para entrega. Brillante.

Como decía mi abuelo: “Sempre fanno quella piccola cosa per farsi amare, ma poi fanno sempre quella piccola cosa per farsi odiare” (siempre hacen esa pequeña cosa para hacerse amar, pero después hacen siempre esa pequeña cosa para hacerse odiar).
(*) "Como decía mi abuelo, un Cittadino del mondo"

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