viernes, 21 de enero de 2011

CALENTAMIENTO GLOBLAL: ESE PERSONAJE RESPONSABLE…

LLUEVE SIN PARAR
O LLEGA LA SEQUIA...


Escribe
MARTA
GOMEZ FERRALS
(*)
Prensa Latina
(Redacción de Temas Globales.)
21 de enero de 2011
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(*) MARTA GOMES FERRALS- Periodista Itinerante de Prensa Latina. “Las nuevas rutas de la droga.” “La seguridad hídrica tiene en el cambio climático un agente seriamente desestabilizador" “Transgénicos entre el bien y el mal” “A las puertas de la nueva Cumbre sobre Cambio Climático” “El drama de Haití está ahí, tan dolorosamente cercano” ”Medio ambiente. Despreocupación en países ricos” son algunas de sus ultimas coberturas en la prensa mundial.
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Pakistán, Venezuela, China, Australia, Brasil, Colombia y Honduras están entre las naciones de diferentes puntos del orbe afectadas desde el pasado año por lluvias torrenciales atribuidas al fenómeno climático de La Niña. Aunque en el mundo de hoy parece llover sin parar en naciones desde donde nos llegan estremecedoras y lamentables noticias, también se incrementa dramáticamente lo opuesto: preocupantes procesos de sequías que avanzan implacables, tal vez en medio de cierto silencio.
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Instaurada en julio de 2010 en áreas del Pacífico oriental y central, La Niña es un proceso que enfría de forma anómala las aguas superficiales de esa zona terráquea, pero por sus claros componentes oceánicos y atmosféricos influye en el clima de todo el planeta. Una verdad a la vista de todos. Al igual que el fenómeno opuesto de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), calentador de las aguas del Pacífico Ecuatorial, se trata de procesos de aparición cada vez más frecuente incluso en puntos antípodas.
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Hoy se les considera responsables directos de lluvias torrenciales, inundaciones y severos procesos de sequía castigadores de la agricultura y la producción de alimentos, además de originar un irreparable costo en vidas humanas. El Niño y La Niña han alternado su aparición en los últimos años. Por ejemplo, el período 2007-2008 fue signado por la segunda, en tanto 2009-2010 lo fue por el primero.
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El pasado año, con el ENOS presente y en declinación, observadores de la NASA verificaron los primeros pasos de la "pequeña" a fines de abril, aunque esta solo logró entronizarse en julio. Las lluvias catastróficas de Paquistán, Asia central, con el saldo de 21 millones de damnificados y cuantiosas pérdidas materiales, son una evidencia de su aparición.
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Poco estudiados y sin nada definitorio establecido en torno a sus ciclos de aparición y duración, la ciencia los ha venido considerando por algún tiempo como fenómenos causados por la variabilidad natural del planeta, sin vínculo comprobado con el calentamiento global y los cambios climáticos originados por el hombre. Una Niña con condiciones de moderadas a fuertes debe demorar hasta marzo o tal vez hasta el verano de 2011, según Rupa Kumar, de la División de Servicios y Aplicaciones Climáticas, de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).



De modo que habrá más reportes de aguaceros bíblicos en las zonas más vulnerables, entre las cuales persisten el continente-isla de Australia, Indonesia, Malasia, América del Sur, Centroamérica y Asia suroriental. Desde Australia, con regiones devastadas desde el pasado diciembre por las inundaciones más voluminosas de su historia -200 mil damnificados, 19 muertes-, llegaron voces que vinculan estos procesos con el cambio climático.
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Matthew England, del Climate Change Research Centener de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Sydney, cree que, aunque no se haya podido probar, las intensas lluvias traídas por el monzón frente a Australia tienen mucho que ver con el calentamiento global. La OMM anunció en 2003 la posibilidad de incrementos en los eventos extremos del tiempo y el clima asociados al calentamiento global, causados por la emisión de gases de efecto invernadero y por causas naturales.
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En el ültimo informe elaborado por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el cambio Climático, publicado en 2007, también incluye pronósticos de que eventos como El Niño y la Niña ocurran con mayor frecuencia e intensidad, posiblemente asociados al cambio climático antropogénico. Reconocidos científicos e instituciones relacionadas con ese campo, han respaldado de manera general tales tesis, las que, por otro lado, la evolución de los acontecimientos mundiales se encarga de reforzar, a criterio de millones de ciudadanos del orbe.
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Muy atendibles resultan las conclusiones recientes de un panel de ocho prestigiosos científicos dirigidos por Xuebin Zhang, de la División de Investigaciones del Clima de Canadá. El grupo, integrado por expertos de Canadá, Estados Unidos, Europa y Japón, realizó un estudio que publicó a principios de año la prestigiosa revista británica Nature.
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Tras un análisis que escudriñó las tendencias de los patrones de lluvias a lo largo del siglo XX, los especialistas concluyeron que las emisiones de gases de efecto invernadero están, de hecho, transformando los modelos de precipitaciones en la Tierra. Las variaciones naturales no son suficientes para explicar los cambios climáticos y de patrones de lluvia registrados, puntualizaron los estudiosos.


Desde el siglo XX aumentaron las precipitaciones en las latitudes medias del hemisferio Norte y decrecieron en las áreas tropicales y subtropicales. Pero, ojo con el hemisferio Sur: en sus trópicos y subtrópicos se observó un gran aumento de la humedad. Al precisar que no se puede ignorar el calentamiento global causado por los humanos, el equipo hizo notar que las anomalías pueden ya haber tenido efectos significativos en muchos ecosistemas, en la agricultura y la salud humana, sobre todo en las regiones más vulnerables.

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Entre estas está la zona norafricana de El Sahel, la franja semidesértica que enlaza al Sahara con la parte tropical del continente. Es la primera vez que la ciencia hace aseveraciones más definitorias sobre el tema, aunque el asunto viene generando polémicas desde hace algunos años, sobre todo desde los tiempos en que empezó a ganar virulencia y sistematicidad la ocurrencia de catástrofes naturales. De acuerdo con Nature, los científicos piensan que el cambio climático inducido por la actividad humana es causante del 50 al 85 por ciento del aumento de las precipitaciones en zonas situadas entre los 40 y 70 grados de latitud Norte.
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También, el incremento del flujo de gases tóxicos a la atmósfera tiene mucho que ver con la tendencia a la sequía registrada en zonas tropicales y subtropicales del hemisferio septentrional. La gran tendencia a la humedad aparecida en el siglo anterior y vigente hoy día, está relacionada con lo mismo, sugiere el autorizado criterio.
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Son conclusiones de la ciencia, lamentablemente confirmadas por muchas evidencias visibles para expertos y no expertos, para responsables y víctimas. Y mientras se llega a las medidas vinculantes que deben reducir drásticamente las intolerables emisiones, muchas naciones del orbe ya están sufriendo dolorosamente sus consecuencias, cada vez más terribles si es posible. Urdir y crear con verdadero empeño y acciones concretas los entresijos de las políticas y programas que los lleven a enfrentar los desastres naturales con menores riesgos para sus pobladores y economías es más que inaplazable en este 2011 tan presagioso de diluvios y de suelos áridos.

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