viernes, 21 de enero de 2011

REALIDAD CUBANA Y EL DISCURSO DE RAUL CASTRO

"NO EXISTE UNA POLÍTICA ECONÓMICA
QUE REUBIQUE A CUBA
EN EL MERCADO MUNDIAL"

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JULIO
BADIA COMPTE (*)

(*)BADIA COMPTE JULIO– Jubilado bancario. Militante sindical y político desde mediados del siglo pasado. Cursó la Licenciatura de Historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias. Integró entre 1986 y 1989 un Instituto de estudios en Ciencias Sociales desde la teoría del marxismo. Actualmente escribe cuentos y participa en la coordinación de un taller de lectura.
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N. de R. Del Blog.
A renglón seguido damos la última nota del compañero Julio Badía, que nos acercó sobre el discurso del comandante Raul Castro, del que comienza diciendo que..” Esperaba mucho más del discurso…” según conceptos que luego desarrolla el compañero Julio, todo lo cual dejamos a consideración de los amigos que nos visitan en el Blog, acotando que para leer el discurso pueden activar este enlace:
http://www.blogger.com/postedit.g?blogID=6143895571978578627&postID=5327735961161212438
Se nos ocurre pensar, sin entrar al comentario de la nota que dejamos al lector, que Cuba no es Vietnam, aun cuando muchos problemas puedan ser similares. Este parece ser el argumento de Julio aunque nos quedamos sin saber que propone para que Cuba pueda subsistir dentro de la actual crisis del sistema. Julio tiene una deuda, pues en su momento puso en duda que la moneda única universal y el impuesto a la circulación del dinero se correspondieran con el marxismo y el leninismo.- Prometió estudiar el tema y hacer su aporte ideológico, lo estamos esperando.

Estimado Jorge:
Esperaba mucho más del discurso de Raúl Castro. El asombroso como se puede quedar detenido así en el tiempo, tanto como el absurdo bloqueo que mantiene EE.UU. sobre Cuba. O quizás esa política maniquea del imperialismo norteamericano ha generado condiciones que impiden otro razonamiento sobre la realidad interna de la isla y su inserción en el mundo. Por eso, con toda modestia, me permito hacer algunas observaciones sobre dicho discurso.
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Primero, lo anecdótico vuelve a tener reiterada significación en una intervención que debió, a mi humilde entender, dejar de lado la épica para centrarse en el análisis sistémico.
Segundo, justamente falta eso, un desarrollo de la profunda crisis del sistema capitalista y su ausencia no es casual: no se asumió que Cuba nunca dejó de tener relaciones de producción capitalista, más allá de los pretendidos cambios estructurales, que en la inmensa mayoría de ellos fueron de la superestructura, y aún así, con resultados en algunos casos negativos, particularmente en lo ideológico.
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En este sentido es por demás significativo un párrafo donde afirma: "A mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el Socialismo, no para destruirlo", (Aplausos) fin de la cita.
Raúl Castro esta convencido, y por desgracia no es el único, que el socialismo es un modo de producción. O sea, un cambio en las relaciones sociales entre las partes de un sistema, con categorías propias, donde la mercancía, el dinero o la plusvalía han transmutado en otras categorías, pero que no pueden o no saben definir. No quiere o no se ha dado cuenta que Cuba no dejó jamás de pertenecer al modo de producción capitalista, por más reformas estructurales que quisieron imponer.
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Tu dices con gran acierto cuando comentas el artículo del Prof. Pereyra Faget: “Es más, se insiste en caracterizar a Cuba como una sociedad socialista. Se confunde socialismo con construcción del socialismo. Cuba ha dado una lucha formidable en el mundo por defender a su gente, y desarrollar la solidaridad en temas como la enseñanza, la salud, como los más destacados, En los que se manifiestan claramente sus ideales socialistas.- Ahora las relaciones de producción son capitalistas, no podría ser de otra manera, Cuba a pesar del criminal bloqueo forma parte de las relaciones de la economía mundial. De esa economía mundial hoy en plena crisis.” Pero en el fondo, estas respondiendo a los planteamientos de Raúl Castro.

En tercer lugar quiero destacar justamente lo que tu al final de ese comentario dices: “(la) economía mundial hoy en plena crisis.”

Prácticamente en todo el discurso de Raúl Castro no hay una expresa referencia a la profunda crisis del sistema capitalista, que por lógica afecta a la economía cubana, su realidad social, política e ideológica.

Es asombroso que pretenda resolver el problema de los precios de los productos agropecuarios a través de medidas internas, y se plantea: “Hace sólo unos días —miren este ejemplo— una resolución del Ministerio de Finanzas que modificó los precios de acopio de un grupo de productos agropecuarios, tuvo que dejar sin efectos otras 36 resoluciones de ese propio organismo, emitidas en diferentes fechas de años anteriores, pero todas vigentes. ¿Quién puede dominar la actividad como esta de precios de los productos agropecuarios, a los que se les pone precio y no están por la oferta y la demanda, 36 documentos?”
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Debo decir que quedo azorado ante tanta ¿ingenuidad? Es que no se como calificar una afirmación de estas características, cuando el mundo de los commodities se ha tornado en el centro del debate en todo el mercado mundial.

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Es que quizás Castro cree que Cuba puede estar ajena a esta danza de precios, que puede, via decreto, evadirse del mercado mundial, en cuyo caso manifiesta un franco desconocimiento de lo formulado por Marx sobre las leyes del sistema.

Tampoco se de donde saca elementos para afirmar que: Los clásicos del marxismo leninismo al proyectar los rasgos que debían caracterizar la construcción de la nueva sociedad, definieron —especialmente Lenin— que el Estado, en representación de todo el pueblo, mantendría la propiedad sobre los fundamentales medios de producción.

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No se ha que se refiere con “clásicos del marxismo leninismo”, quizás a los manuales producidos en la URSS, antes de los 80. Volvemos al error primigenio de pensar que los medios de producción socializados, deben necesariamente ser administrados y explotados por el Estado. Ya en la Nep, Lenin plantea cambios a la política del comunismo de guerra, que se debió implementar inmediatamente después de octubre del 17, y pasa por alto el trabajo de 1923, sobre las cooperativas, que implica una nueva visión sobre la explotación de los medios de producción socializados.

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Obviamente, por más que se limiten las fuentes de acceso a la información internacional, el pueblo cubano, que en materia de educación está a la cabeza de América Latina, y que se le han suministrado los instrumentos para sacar sus propias conclusiones respecto de la realidad mundial, comprende que este discurso es más de lo mismo y que no existe una política económica que reubique a Cuba en el mercado mundial.
El propio Castro lo esta ilustrando con el chiste: “un funcionario vietnamita le decía a su colega cubano: "¿Cómo es posible que ustedes que nos enseñaron a sembrar café el otro día, ahora nos estén comprando café?" No sé qué le habrá contestado el cubano. Seguro que le dijo: "El bloqueo."

Es el gobierno cubano el que engaña al pueblo cuando, más allá de reconocer errores propios, termina echándole la culpa al bloqueo norteamericano. Le esta diciendo una verdad a medias, pero le debe el resto de la verdad: la incapacidad con que manejaron en su momento los recursos que les llegaban del bloque socialista, particularmente de la URSS, y la ausencia de generar políticas independientes, adaptando las medidas económicas al mercado mundial, como lo supo hacer Vietnam.

Cuando a fines de los 80 vino una delegación del gobierno vietnamita y nos relataron la pobreza en que vivían, nos parecía que la recuperación les iba a llevar décadas de represión y aislamiento. Claro, partíamos de ver lo que le sucedía a Cuba y pensábamos que ellos iban a seguir el mismo camino. Nada más equivocado en nuestro diagnóstico. La historia influyó, demostrando una sabiduría milenaria para enfrentar la etapa de reconstrucción, que debe haber sido mucho más dura que la de la propia Cuba.

Entonces que no se asombre Raúl Castro si, en ese cuadro de situación interna, de asimetrías de décadas entre los cubanos que pertenecen a Partido y al gobierno y los que son “de a pie”, como dijo un conocido político nuestro, “ellos hacen que trabajan y nosotros que les pagamos”.
Porque esa ha sido la realidad de Cuba, donde la famosa cartilla de racionamiento jugaba un rol de asistencialismo que duró demasiados años y donde el salario no se correspondía con nada, ni con el valor de reproducción que el sistema demanda, ni tampoco con el esfuerzo que el pueblo cubano estaba haciendo para sacar el país adelante. Y no hablemos del error que supuso tratar de “proletarizar” a profesionales enviándolos a cortar caña de azúcar

Como se puede extrañar Raúl Castro de que existan las “jineteras”, algunas de ellas con título universitario, si los turistas pagan en dólares sus servicios. Como puede asombrarse de la corrupción instalada entre los que trabajaban en los servicios, particularmente el turismo. Como puede sorprenderse que haya funcionarios de mediano rango, que mientan en cuanto a que las metas no se alcanzaron por la incapacidad u holgazanería de los funcionarios de menor rango, cuyos sueldos no les alcanzaba, ni con la cartilla de racionamiento, para llegar a fin de mes.

Los cubanos han descubierto que los extranjeros están disgustos a pagar en euros para sacarse una foto cuando son transportados en esos taxis tan exóticos. O con una morena ataviada con ropas típicas, o un anciano fumando un cigarro de treinta o más centímetros de largo. Y cuidado con que no pagues. Llaman a la policía y te arman un escándalo.

Cuando el cubano medio piensa de esta manera es que podemos sostener que la ideología del hombre nuevo fracasó. Que fue un planteo netamente idealista, que en la realidad no pudo sostenerse. Porque ese pionero que saluda con toda solemnidad a Fidel o a Raúl, cuando llega a la mayoría de edad se convierte en un individualista, y tratan de sacar ventaja allí donde se les presenta la oportunidad.

No pretendemos ignorar la actitud solidaria de los médicos cubanos, asistiendo en el Hospital de Ojos de nuestro país a la población que de otra forma no podía acceder a los tratamientos necesarios para recuperar la visión. O el ir a vivir a los cerros, en Venezuela, en las mismas condiciones de pobreza que viven sus habitantes, para hacer llegar la asistencia sanitaria en zonas donde nunca hubo. Es quizás en la medicina donde Cuba alcanzó sus mayores logros, no solo desde el punto de vista científico, sino también humano. Pero lamentablemente eso es insuficiente para el conjunto de la economía y la sociedad de un país.

Así que Raúl Castro debe hacer uso de una gran cuota de imaginación, si pretende de que todos los cubanos participen de ese: “consenso nacional acerca de la necesidad y la urgencia de introducir cambios estratégicos en el funcionamiento de la economía, con el propósito de hacer sustentable e irreversible el Socialismo en Cuba.”

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