
19 de marzo de 2011.
Sofisticados medios masivos de información habían estado saturando nuestras mentes con noticias de riesgos de guerras fraticidas, tráficos de armas asociados a las drogas que en solo cinco años mataron más de 35 mil personas en México, cambios climáticos en diversos países, calores asfixiantes, montañas de hielo derritiéndose en los polos, lluvias diluvianas, escasez y precios crecientes de alimentos. Estábamos realmente necesitados de consuelo y éste nos acaba de llegar a través de ese ángel salvador de nuestra especie, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y su colosal invento: los certificados de buena conducta.
Ya sabíamos desde luego, por la Agencia Europa Press, que el número de personas muertas por el terremoto y el tsunami eran 6 539, y los desaparecidos 10 259 “según el último balance”.
Aunque no se conoce todavía “el paradero de decenas de miles de personas”, el gobernador de una prefectura ha sugerido que los supervivientes deberían trasladarse a otra parte de Japón.
“Los aeropuertos, puertos y carreteras dañadas se han ido reparando gradualmente”, afirma una agencia de noticias japonesa.
La inglesa Reuters era menos optimista cuando afirmó que una “‘solución a lo Chernobil’ puede ser el último recurso”, pero las autoridades dicen que “aún es muy pronto para hablar de medidas a largo plazo y que primero hay que intentar refrigerar los seis reactores de la planta y las piscinas de almacenamiento de combustible.”
El profesor Murray Jennex, de la universidad californiana de San Diego, declaró: “‘(Los reactores) son como una cafetera. Si los dejas al fuego, hierven y luego se resquebrajan’…”.
“Echar cemento no ayudaría a asegurar la cafetera. Pero podría ser así, se podría construir una coraza de cemento y olvidarse.”
Otro despacho de una agencia europea afirmaba:
“Se lanzó una ‘carrera contrarreloj’ para enfriar los reactores, declaró este viernes el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Yukiya Amano.”
“‘Se trata de un accidente gravísimo’, dijo Amano después de reunirse con el primer ministro nipón, Naoto Kan, refiriéndose a la central nuclear de Fukushima.”
El mundo, sin duda, había sido sacudido por el accidente inesperado de Japón, que conmovió hasta los cimientos el desarrollo energético del planeta; 442 plantas nucleares estaban funcionando, muchas necesitadas de renovación; el accidente de Chernobil, en el año 1986, había paralizado los programas de construcción de nuevas instalaciones, los cuales estaban a punto de reanudarse y ampliarse.
¿No serían exageradas nuestras preocupaciones sobre una acción bélica de la OTAN en el norte de África para ocupar los ricos yacimientos de petróleo ligero de Libia, y garantizar los enormes recursos energéticos del Oriente Medio después del estallido revolucionario de los pueblos árabes?
Las serias amenazas de una nueva crisis económica perturbaban a los economistas.
Las malas noticias políticas no paran.
“Miles de manifestantes chiítas gritaban consignas antigubernamentales cerca de Manama después de la oración del viernes, pese a que las autoridades de Bahrein prohibieron las concentraciones, constató la AFP.”“La represión […] causó esta semana al menos ocho muertos: cuatro manifestantes y cuatro policías”.
“‘Estamos dispuestos a sacrificar nuestra sangre y nuestra alma por Bahrein’, gritaban los manifestantes”.“Las autoridades de Bahrein decretaron esta semana el estado de excepción […] dentro de este pequeño reino, donde tiene su base la Quinta Flota de Estados Unidos.”
AFP, 18 de marzo de 2011
“Más de 30 personas murieron y un centenar resultaron heridas este viernes tras disparos contra manifestantes que reclaman la renuncia del presidente yemení, Alí Abdalá Saleh en Saná, según un nuevo balance reportado por fuentes médicas.”
“‘La mayor parte de los heridos fueron impactados por balas en la cabeza, el cuello y el pecho’, afirmó un médico a AFP.”
Se trata de un estrecho aliado de Estados Unidos, que cuenta también con el apoyo de fuerzas sauditas.AP, 18 de marzo de 2011
“El rey Abdulá (de Arabia Saudita) habló después de las oraciones musulmanas del viernes. Agradeció a los residentes y a las fuerzas de seguridad por ser ‘las manos’ de la estabilidad nacional.”
“Islamabad, 18 de marzo, (AFP) - Miles de personas manifestaron el viernes en las calles de varias ciudades paquistaníes para protestar contra el ataque de un avión no tripulado estadounidense que mató a 35 personas esta semana y la liberación de un empleado de la CIA que estaba preso por asesinato.” Había sido liberado después del pago de dos millones de dólares a los familiares de los dos hombres que mató en una calle de Lahore.
¿Para qué existe el Consejo de Seguridad, el veto, el anti veto, la mayoría, la minoría, la abstención, los discursos, la demagogia, y los solemnes alegatos de Ban Ki-moon?
Sobre todo, ¿para qué existe la OTAN, sus 5,5 millones de soldados (según cálculos de especialistas bien calificados) y sus 19 845 tanques, 57 938 blindados, 6 492 aviones de guerra, 2 482 helicópteros, 19 portaaviones, 156 submarinos, 303 buques de superficie, 5 728 proyectiles nucleares, decenas de miles de bombas atómicas con un poder destructivo equivalente a cientos de miles de veces la capacidad de las que fueron lanzadas en Hiroshima y Nagasaki?
Tal poderío estúpido sobra, no se usaría, ni puede usarse; harían falta decenas de planetas como la Tierra. Solo sirve para demostrar el derroche y el caos engendrado por el capitalismo.
Podemos dedicar el tiempo a otras cosas menos tenebrosas y más risibles.
Por ejemplo, la agencia DPA informó:
“Puerto Príncipe, marzo 18 de 2011. La llegada de Jean-Bertrand Aristide a Puerto Príncipe este viernes no puede haber tomado a nadie por sorpresa.”
“19 de enero: Desde Sudáfrica, Aristide publica una ‘carta abierta’ en la que dice estar ‘listo’ para regresar a Haití ‘en cualquier momento’ para ‘contribuir como un simple ciudadano en el campo de la educación’…”“20 de enero: El Departamento de Estado norteamericano se manifiesta contrario al retorno de Aristide antes al menos de la conclusión del proceso electoral…”.
Hasta en eso se mezcló el Departamento de Estado, cuyo país engendró a Papa Doc, y había derrocado y expulsado al presidente Aristide al África hace 7 años
Un despacho de Notimex, fechado en Panamá hoy 18 de marzo, informó que WikiLeaks reveló el ingreso de barcos de guerra de Estados Unidos a Panamá
“El convenio fue firmado el 15 de abril de 2009 para que los barcos militares ingresaran a aguas panameñas entre el 3 de mayo hasta el final del mandato de Torrijos, el 30 de junio de ese año, cuando el mandatario fue relevado por el derechista Ricardo Martinelli
“‘Hasta ahora, el gobierno de Panamá siempre ha declinado a hacer este requerimiento argumentando la sensibilidad de los panameños respecto a operaciones con el Ejército de Estados Unidos’…
Otra interesante historieta sobre los trucos de la política exterior de Estados Unidos nos la narra hoy la AP:“Chile y Estados Unidos firmaron el viernes un acuerdo de energía nuclear, pese a los temores de una propagación de radiación en Japón”
“El temor surge luego que un devastador terremoto y un maremoto subsiguiente afectaron severamente los reactores nucleares en una planta en la costa nororiental de Japón”
“El acuerdo fue firmado el viernes por la mañana por el embajador estadounidense, Alejandro Wolff, y el ministro chileno de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno.
“…funcionarios de la Casa Blanca no podían confirmar la muy esperada firma, que se supone sería un evento destacado en la visita del lunes del presidente Barack Obama a Chile.”
Pero no importa, las apariencias siempre podrán ser salvadoras y la opinión pública manipulada por las apariencias; los funcionarios de la Casa Blanca enfatizarán “que el acuerdo se centre en el entrenamiento de ingenieros nucleares y no en la construcción de reactores.”
Como la tecnología nuclear japonesa es fundamentalmente yanki, con seguridad sus técnicos adquirirían más experiencia estudiando lo que ocurrió en aquel sufrido país, cuya población fue víctima de un cruel e inescrupuloso antecesor del actual presidente de Estados Unidos.
¿A quiénes van a engañar Obama, la OTAN y Ban Ki-moon con los certificados de buena conducta?
Fidel Castro Ruz
JORGE
(especial para ARGENPRESS.info)
viernes 18 de marzo de 2011
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(*) Jorge Gómez Barata- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa, latinoamericanos y extranjeros.
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A escasas horas del terremoto y el tsunami y cuando apenas asomaba la catástrofe nuclear en Japón, algunos comentaristas especularon con pesimismo acerca de las consecuencias económicas de la tragedia. Los enterados se percataron del error. Por grande que sea, la desdicha no puede doblegar la voluntad del pueblo japonés y su capacidad para sobreponerse a la adversidad.
La historia de Japón es una crónica de un pueblo que, en uno los territorios menos dotados de riquezas y más rudamente castigados por los cataclismos naturales, crearon una civilización, una cultura y un país que asombra al mundo por su laboriosidad, espíritu innovador, afán de prosperidad y sobre todo por su capacidad para sobreponerse a la pruebas que cada cierto tiempo ponen en tensión sus reservas morales.
Japón que nunca fue colonia, creó su lengua, su religión y su noción de las leyes a partir de códigos propios y sobre todo adoptó sus propias políticas de desarrollo. Nunca copió de nadie y nadie ha podido imitar su modelo de desarrollo económico y social. Japón no es una excepción, es único.
Constituido por un archipiélago de más de seis mil islas, con casi 30 000 kilómetros de costa en el “Círculo de fuego del Pacifico”, en Japón la tierra tiembla más de mil veces al año; cada cierto tiempo ocurren terremotos de gran magnitud que dan lugar a devastadores tsunamis, son frecuentes los tifones y cincuenta de sus doscientos volcanes están activos.
Japón que sólo cultiva el 13 por ciento del suelo, produce más del 70 por ciento de los alimentos que consume. En sus granjas se crían 10 millones de cerdos y casi cinco millones de cabezas de ganado vacuno. Más del 60 por ciento de sus explotaciones agrícolas poseen alrededor de una hectárea, todas utilizan maquinaria moderna y emplean métodos de laboreo avanzado. Sus minúsculas fincas forman una de las agriculturas más productivas del mundo.
Carente de petróleo, escaso de carbón y sin ningún río de consideración, Japón importa casi toda la energía que necesita su economía, tercera en el mundo por su tamaño y su población que disfruta de uno de los niveles de vida más altos del planeta. Más de la tercera parte de la electricidad proviene de los 53 reactores nucleares en explotación, lo que siempre planteó grandes riesgos ambientales que ahora se han hecho dramáticamente presentes.
Hace menos de 150 años Japón realizó la más extraña de todas las transiciones del feudalismo al capitalismo: la Revolución Meiji (1868) que en lugar de suprimir a los monarcas absolutos como hicieron los europeos o instaurar la república como los norteamericanos e iberoamericanos, restableció en el trono al emperador Meiji Tenno que gobernó desde 1867 hasta 1912.

En 1185 se entronizó el primer Shogun de Japón, iniciando la etapa feudal que se prolongó por casi setecientos años; periodo en el cual fue anulado el poder de los emperadores. El último shogun abdicó en 1588, estableciéndose la dinastía Tokugawa que se prolongó 250 años y que culminó con la revolución que reinstauró al emperador.
En aquel proceso, el pueblo japonés y sus elites políticamente avanzadas expulsaron a los shogunes, entre otras cosas por no haber logrado resistir la presión ejercida por la flota norteamericana comandada por el comodoro Matthew Perry que en 1853, por razones ligadas a tempranos afanes hegemónicos, fue enviada por el presidente norteamericano Millard Fillmore para forzar la apertura de las fronteras niponas a occidente.
Con el crecimiento económico, el desarrollo industrial y el incremento del poderío militar, las clases dominantes del Japón sucumbieron a las tentaciones del nacionalismo extremo y del imperialismo y empujaron al país al expansionismo y a la guerra. En 1889 el sistema político adoptó una estructura liberal, aunque se conservaron los poderes del emperador.
En 1914 Japón se involucró en la Primera Guerra Mundial y en la década del treinta, en función de políticas anticomunistas, firmó tratados con Alemania e Italia. En 1937 los elementos militaristas se apoderaron del poder y en 1940 junto con Alemania e Italia integró el eje fascista: Roma-Berlín-Tokio.
Cuando en 1941 el general Tojo accedió al gobierno el rumbo militarista se acentuó decisivamente. El 7 de diciembre de 1941 la armada japonesa atacó Pearl Harbor y comenzó la guerra con los Estados Unidos, cuyo trágico desenlace fueron los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, la capitulación y la ocupación por los aliados que asignaron la tarea a Estados Unidos.
El hecho de que el pueblo japonés acatara la rendición y no ofreciera resistencia a la ocupación facilitó la reconstrucción del país, el retorno a la democracia y la reinserción en los ambientes internacionales, comenzando por el comercio.
Convertido en aliado de Estados Unidos y de occidente, Japón tomó parte en la Guerra Fría. En 1951 firmó un tratado por el cual renunció a cualquier pretensión territorial sobre sus vecinos y antiguos adversarios, a la vez que concedió bases militares a Estado Unidos. En 1952 Japón volvió a ser un país soberano y en 1956 terminó con el estado de guerra con la Unión Soviética; ese mismo año fue admitido en la ONU.
En 1964, hacía diez años que Hiroshima y Nagasaki eran ciudades habitadas y prosperas en las cuales la reconstrucción avanzaba rápidamente y Japón era la economía que más crecía en el mundo; en esas misma década superó a todas las naciones de Europa por el volumen de su producto nacional bruto, convirtiéndose en la segunda economía mundial, puesto del que recién fue desplazado por China.
Al devastador terremoto y al poderoso tsunami que recién lo azotaron Japón suma hoy un desastre nuclear que puede derivar en una catástrofe, que sin embargo tampoco anulará su capacidad de resistencia y de supervivencia. En medio de las mayores tensiones y sufrimientos desde Hiroshima y Nagasaki, nadie ha visto pánico en Japón.
No obstante la necesidad de revisar sus políticas energéticas y reforzar la protección contra los tsunamis, Japón cuenta con los elementos necesarios para una rápida y eficaz reconstrucción; sobre todo recursos financieros, tecnología, y sobre todo capital humano.
No creo que la tragedia de Japón se pueda sumar como un factor más de la crisis económica mundial o que su economía y sus finanzas puedan colapsar; tal vez ocurra lo contrario y la reconstrucción de su potencial industrial y energético se convierta en un poderos estimulo.
En cualquier caso, se puede apostar por Japón que en lugar de a un gigante vencido, recordará en breve al Ave Fénix. Viviremos para verlo. Allá nos vemos.
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