viernes, 25 de marzo de 2011

EL MATE DEL ESTRIBO... con el "Ñato"...










Nota del Blog: en esta sección hemos comentado –y seguiremos– esa costumbre de una tecnocracia criolla, de plantear desde la tecnología informática, mundos virtuales sobre las realidades del país. Mostrar con bombos y platillos lo virtual y esconder la sociedad fracturada. El “Ñato” se ocupa aquí del concepto “crecimiento”. Es un Senador del Uruguay. Bienvenida la nota que le recomendamos al amig@ que nos visita.
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EL PLACER DE LA VIDA
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Escribe
ELEUTERIO
FERNANDEZ HUIDOBRO
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(“La República” 24 de marzo 2011)
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(*) Eleuterio Fernández Huidobro (Montevideo, 1942), ex-guerrillero y Senador de la República, parlamentario desde 1999, periodista, escritor y columnista en medios de comunicación . Desde 2007 dirige la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad, una escisión del Movimiento de Participación Popular MPP, que integraba el MLN y orientaba José Mujica. Ha escrito al menos 15 libros. Recibió Premio Bartolomé Hidalgo en el género Testimonios por “Memorias del Calabozo” y Premio Ciudad de Montevideo por “La Fuga de Punta Carretas”
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Aunque cueste creer, reconstruir Japón hará subir su PBI y ello será señal de "crecimiento". Otros asuntos se lo harán bajar pero la mismísima destrucción no le será restada en esa rara cuenta que no incluye pérdidas.
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Hoy mismo, en todo el mundo, la producción contaminante acrece el PBI y las tareas de esa descontaminación también lo acrecen.
La inmensa y atroz fajina de bombardear Libia por ambos bandos hará crecer el PBI de varios países coautores: los misiles y demás municiones deberán reponerse y ello hará trabajar alegremente a ciertas fábricas que ya venían viento en popa con lo de Irak y Afganistán. Pasará lo mismo con todos los demás gastos. La posterior reconstrucción de Libia será una gran fiesta de "Crecimiento" como ya lo fue hasta niveles escandalosos en Irak.
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En suma: dicha tétrica "vara de medir" (el PBI que acá también usamos) e incluso la secuestrada palabra "crecimiento" así entendida, harán alquimia fantástica: transformar la guerra en gran negocio. Pero no en su más craso sentido (negocio cachiporrero lo es y muy grande), sino en su concepto general: como bueno para la humanidad. Como algo útil.
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COMO ALGO QUE SIRVE...
En el 2004 el Primer Ministro Wen Jiaobao anunció con bombos y platillos que, en adelante, China iba a utilizar un llamado "PBI Verde": al PBI se le descontarían las pérdidas irreparables y los gastos para tratar de reparar las otras: cuando se dieron a conocer los resultados del experimento en las provincias elegidas al efecto, la cosa fue que el hasta entonces llamado "crecimiento" quedaba destartalado cuando no reducido a cero. Poderosas razones políticas obligaron entonces a que luego de una vergonzosa reculada, no se volviera a hablar nunca más de la tan peregrina idea.
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Por eso discrepamos con la "Teoría del Decrecimiento" (aunque conviene estudiarla atentamente): ella se maneja con las nociones y teorías pertenecientes al Paradigma infernal.
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Al proponer "decrecer" acepta que estamos "creciendo" a pesar de que cada día la cosa va de peor en peor.
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No acomete la demolición drástica y expeditiva del concepto "Crecimiento" que hemos venido tragando (y es un tranvía de perfil). Ello no impide salir ágilmente de la llamada economía política y entrar al Diccionario: la palabra "crecimiento" ha sido secuestrada por cierta manufactura ideológica que la torturó a discreción para luego extraerle, como a las momias, todo lo de adentro.
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Taxidermistas políticos y Popes de la cáscara, nos venden un "crecimiento" que no es crecimiento pero sirve para hacer creer que lo es. Ante cualquier duda, muestran la momia que, además, es una cortina de humo.
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Su Unidad de Medida (el PBI) padece grave amputación: carece totalmente del concepto "restar". Es una matemática hecha para la trampa.
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Ya se sabía, por lo menos en Uruguay, que 2 más 2 es lo que pida el cliente. O, dicho de otro modo: da tres cuando compramos y seis cuando vendemos (o al revés si hay que pagar impuestos). Este es un pecado venial: lo del PBI y su correspondiente "Crecimiento" le tira el chico lejísimo.
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Con un agravante: en consecuencia, todo gobierno, sea del signo que sea, tratará en sus cinco años disponibles, de "crecer" lo máximo posible. Una diabólica carrera y una reacción en cadena hacia no se sabe dónde.
Ningún país que use este "sistema" sabe para dónde va salvo que lleve otra contabilidad. En negro.
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Esta es otra de las maravillas: derogaron los puntos cardinales y todo otro tipo de orientación: arriba, abajo, adelante, atrás, derecha, izquierda, vamos, venimos, avanzamos, retrocedemos... La cuestión central de esa "Teoría" es que no se tenga la más mínima idea de para dónde se va. Porque si alguien llega a enterarse, las consecuencias serán muy recias.
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Así que hoy no sabemos si estamos creciendo muchísimo más de lo que nos dicen o si estamos perdiendo por goleada.
No hay problema (nunca lo hubo): en la segunda de las posibilidades nos enteraremos al sentir el porrazo descalabrante.
Un famoso economista dijo que "el largo plazo no interesa: para esa fecha estaremos muertos".
Los "Decrecentistas" dan por bueno que estamos "creciendo" y que justamente por ello, debemos parar. La finitud de los bienes disponibles y la contaminación insoportable lo indican con estridencia.
Pero si "lo indican con estridencia": ¿habremos estado creciendo?

Es más: para saber si crecemos o no, lo primero es saber hacia dónde vamos o queremos ir. Saber qué cosa vamos a entender o entendemos por "crecer". Parece obvio. Sin embargo no lo ha sido.
Afirmamos entonces que en lugar de crecer hemos ido achicando. Por vía de gigantescos despilfarros hemos dilapidado el Capital confundiéndolo con renta. Y estamos a punto de fundirnos.
Por lo tanto, en ese entendido, somos partidarios del Crecimiento.
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Pero como a la palabra secuestrada la vaciaron de contenido y le zocaron fraude, hay que andar con mucho cuidado. Convendría, para entenderse, agregar un predicado: Crecimiento Falso describiría la estafa actual. Y Crecimiento, al crecimiento propiamente dicho. Parece cosa de locos pero es así.
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Debemos crecer porque todo el mundo, salvo patológicas excepciones, aspira a la felicidad y parece ser de razón y justicia que ella sea para todos. Además sería muy productivo y beneficioso para todos que fuera para todos.
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Lo otro implica aniquilar a una parte de la humanidad y, aún así, termina también con los "favorecidos".
"El verdadero producto del proceso económico es un flujo inmaterial: el placer de la vida". Esto lo dijo hace ya bastante, tal vez anticipándose a lo que iba a pasar, un gran crítico del extravagante sistema actual: el matemático, físico, biólogo y economista Nicholas Georgescu-Roetgen (a quien recomendamos estudiar por el valor actual de su obra).
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Refiriéndose al Crecimiento Falso, fue también el autor de la famosa frase (adjudicada a Keneth Galbraith quien hizo abundante uso de ella):
"El que sostenga que se puede crecer exponencialmente para siempre en un mundo finito es un loco... O un economista".

1 comentario:

Héctor Terradas. dijo...

gracias Sr. Duarte por incorporar este texto de Fernandez huidobro realmente enriquecedor, en un tema que merece la atención y el estudio para entender mejor donde estamos paraods y hacia donde nos dirigimos como sociedad.

Héctor Terradas.