viernes, 25 de marzo de 2011

LA COLUMNA DE ANDREA desde Chile...

GRACIAS A LA VIDA…
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Escribe
ANDREA
DUFOURNEL
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adufournel@yahoo.com
21 de Marzo de 2011
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(*)Andrea Dufournel. (Chile, Temuco) Columnista del diario electrónico El Temucano y colaboradora de otros medios en la Red. Autodidacta en este noble oficio de opinar, luchadora sin pausas y con algo de prisa por la libertad, la defensa de los menos favorecidos en este sistema tan desigual. Instalada en la trinchera de lucha contra el neoliberalismo, donde la atenta observacion de esta sociedad y de sus luchas, me ha dado la oportunidad de aportar con las letras a esta dura batalla por ese otro mundo que es necesario sea posible.
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Ilustracion: Duarte
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Desde hace mucho que la vida de los chilenos dejó de tener el mismo valor. Cuando la dictadura, quien no pensara como el dictador y sus compinches era hecho desaparecer, detenido, torturado, asesinado o en el mejor de los casos exiliado.

Desde que se comenzaron a perseguir las ideas se instaló la devaluación de la vida de las personas instalando en el país otra clase social, la de quienes cuya vida tiene un gran valor, los uniformados, y, los que no la tienen, los civiles.

Hoy hemos visto cómo el ministro del Interior, del gobierno de Piñera, Rodrigo Hinzpeter ha declarado públicamente, frente al asesinato de dos policías que: “asesinar a un policía es más grave que asesinar a un ciudadano común”. Agregó que “ninguno de nosotros trabaja entregando su vida para cuidar a los demás, entonces la ley tiene que ser cuidadosa, muy protectora, de quienes están dispuestos a entregar su vida por cuidarnos a nosotros que cumplimos otras labores importantes en la sociedad”.

¿Es acaso legítimo que la vida de una persona tenga más valor por sobre la de otra?, acaso los trabajadores que exponen cada día sus vidas, en manos de empresarios inescrupulosos que poco y nada invierten en seguridad en sus empresas, y que no son castigados si alguno de sus obreros muere en cumplimiento de sus faenas, como ocurre en la minería por ejemplo, cuando se muere por lo que ellos llaman los “riesgos del trabajo” que cada empleado estuvo dispuesto a asumir al aceptar el empleo. ¿Acaso los trabadores no están dispuestos a entregar su vida en las faenas de alto riesgo teniendo ellos como último fin el salario y por otro lado los empresarios el de obtener la mayor ganancia con la mínima inversión en seguridad pagando el menor sueldo posible?
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Acaso la vida de un enfermo que muere en una sala de espera de algún hospital vale menos, o es que los ciudadanos chilenos debemos esperar que opere la ley del mercado para poner a buen resguardo el derecho a vivir, lamentablemente hay mucha gente que muere cada día en nuestro país, unos a manos de la delincuencia y otros a manos del sistema económico, por no tener las mismas oportunidades de acceder a una atención médica de calidad, o por realizar trabajos de mayor riesgo que otros, nada justifica la muerte de algún ser humano, cualquiera sean las circunstancias.
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Le agradezco al ministro su ataque de honestidad, porque la verdad es que no somos todos iguales, y quizás nunca lo seremos. Hablarlo así tan directamente de todas formas, es políticamente incorrecto, creo que quizás debería haberlo dicho de otra forma, al menos en el discurso decir que efectivamente somos todos iguales, solo que hay unos más iguales que otros.

Lo que ha quedado absolutamente claro es que la sociedad chilena es, por sobre todo, discriminatoria: porque eres pobre, mujer, mapuche, homosexual, gordo, viejo, discapacitado, ahora le agregamos los muertos, podemos ver que la discriminación no es una ilusión ni un complejo, es política de estado.

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