El presidente de la República, José Mujica, el vicepresidente Danilo Astori y el ministro de Economía, Fernando Lorenzo reafirmaron esta semana, cada uno a su manera, que las "reglas de juego" favorables a los inversores se mantienen en todos sus términos y las exenciones tributarias al gran capital, particularmente extranjero y transnacional, continuarán.
El Presidente sostuvo que: "Si sacrificamos la inversión ahora en algún punto por atender la equidad, temo que después no podamos mantenerlo y entonces perderemos más equidad." Dilema que no existe y argumento insostenible en la medida que el incremento sustancial de la inversión extranjera no redundó ni redundará en mayores niveles de equidad.
En 2009, el 10 % más rico de la población dispone del 31,9 % del ingreso total y el 10 % más pobre sólo accede al 2.2 %. El ingreso sumado de los seis primeros deciles llega sólo al 30,8 %. Debe aclararse, además, que el ingreso dentro de cada decil no se distribuye de forma homogénea, lo que implica, seguramente, que el uno por ciento más rico reciba más del 12 por ciento del ingreso.
La desigualdad en la redistribución del ingreso se refleja directamente en los indicadores de pobreza más dolorosos: la pobreza infantil. El 37,8 por ciento de los niños menores de seis años son pobres, la cifra sube fuertemente en Montevideo, 44,1 por ciento. De seis a doce años la situación es similar, 36,2 por ciento en el país y 43,7 en Montevideo. Cifras totalmente explicables sabiendo que el veinte por ciento más pobre de la población recibe sólo el 5,7 por ciento de los ingresos totales.
UNO. Ya en la campaña electoral Mujica consideró que "la primera política de Estado es pelear por meterle inversión al país". Danilo Astori por su parte dijo: "El país no puede seguir apostando a este régimen de estímulo de la inversión y llenarse de zonas francas, entre otras cosas porque esto es objeto de negociación internacional en la región, en el Mercosur. (...) como no podemos hacer eso, el actual régimen de promoción de inversiones incluye estímulos que se acercan muchísimo a los que se obtienen en materia de zonas francas."
Las políticas de subsidios al capital cuestan muchísimo dinero a los uruguayos. La Dirección General Impositiva presento un estudio en el que constata que en 2009 se deja de recaudar, por lo que ellos denominan "gasto tributario" o "sacrificio fiscal", 38.134 millones de pesos, que equivalen al 5,36 % del Producto Bruto Interno. De esta cifra $ 19.923 millones y 2,81 % del PBI corresponden a impuestos directos.
¿Quiénes son los beneficiarios de ese gasto tributario? En esencia los dueños de las riquezas del país una buena parte de ellos extranjeros -, que se ven beneficiados con exoneraciones y subsidios por el 98% del impuesto al patrimonio, el 55% del impuesto a la renta de las actividades económicas y el 44,1% del IRPF que pagan las rentas derivadas del capital.
Se dejan de cobrar $ 10.420 millones por el IRAE, cuyos principales beneficiarios son las empresas instaladas en Zonas Francas (por $ 3.730 millones) y las que reciben los beneficios de la promoción de inversiones (con $ 3.007 millones). Por su parte, por el impuesto al patrimonio se dejan de cobrar $ 7.972 millones, téngase en cuenta, además, que ya las tasas de este impuesto son bajísimas y pretenden que desaparezca, lo cual no se compadece con la consigna "que pague más el que tiene más". Estos datos no incluyen la información sobre las exenciones del Impuesto de Primaria que beneficia al sector rural, dado que lo recauda primaria y no la DGI.
Las exenciones que recibe el capital en los impuestos directos son mayores que el ingreso que recibe el diez por ciento más pobre de la población (2,2 % del producto). Con ese subsidio a las grandes empresas podríamos duplicar el ingreso de aproximadamente 400 mil personas. Con estos datos parece muy difícil sostener que quienes reclaman cambios económicos son "inmediatistas" y "oportunistas".
DOS. En el segundo gobierno del FA la piedra angular de la propuesta de "desarrollo económico" sigue siendo atraer inversores extranjeros. El modelo que impulsa es conocido es el mismo que aplicaron blancos y colorados - y sus fundamentos son elementales. Se asume como premisa que el crecimiento de un país depende de las inversiones (argumento indiscutible, aunque debería precisarse el tipo, calidad y objetivo de las mismas) y se afirma que los inversores vendrán al país si se cumplen ciertas condiciones imprescindibles: estabilidad macroeconómica, cumplimiento estricto de las reglas de juego, aval del FMI y "generosas" exenciones tributarias.
La idea fuerza central que ordena la "consistencia y coherencia interna" del equipo económico es tan simple al igual que cualquier reducción de problemas complejos a una sola variable que se expresa en la consigna: ¡No se hará nada que pueda afectar la credibilidad del país ante el capital extranjero! En función de ello se asumen los siguientes "mandamientos": cumplirás los contratos; no tocarás las Administradoras de Ahorro Previsional (AFAP); asociarás al estado con el capital privado; eliminarás o reducirás al mínimo los monopolios públicos; honrarás la deuda externa y ahora se agrega: privatizarás AFE.
La apertura indiscriminada de la economía y los subsidios otorgados se reflejan en el cuadro siguiente.
Inversión Extranjera Directa en Uruguay (En millones de dólares)
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1999 235
2000 273
2001 297
2002 194
2003 416
2004 332
2005 847
2006 1.493
2007 1.329
2008 1.841
2009 1.139
Fuente: Cepal, "La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2009", Santiago de Chile, Mayo/2010
La IED se concentra en los sectores industriales intensivos en el uso de recursos naturales, en particular la elaboración de pasta de celulosa, la industria alimenticia, particularmente en el sector cárnico - con un importante ingreso por compra de frigoríficos y arrocero. La venta de tierras, el proceso sojero y la minería a cielo abierto son mojones del proceso de extranjerización que genera cambios estructurales de enorme significación. Aumenta la dependencia y vulnerabilidad de nuestra economía, entre otros aspectos, por el retraso relativo en rubros decisivos para una inserción dinámica y competitiva en el mercado mundial, tales como la incorporación del conocimiento científico tecnológico y el desarrollo industrial.
Las exenciones tributarias controlan una parte significativa del ahorro generado localmente, lo que hagan con sus utilidades tendrá un impacto significativo en las futuras tasas de crecimiento de la economía nacional y en las características del modelo productivo. Hasta ahora el gobierno no ha definido ninguna norma para controlar y regular el uso de los beneficios obtenidos por las ET.
La creciente presencia de ET - protegidas muchas de ellas por acuerdos bilaterales de protección "recíproca" de inversiones - implican un incremento histórico, sin precedentes, en la capacidad del capital para impedir y/o eludir regulaciones del Estado, cuya magnitud e implicancias deben ser analizadas en profundidad.
Este proceso y las recientes declaraciones que lo reafirman demuestran, una vez más, que la derrota electoral de los partidos políticos tradicionales no implicó una capitulación ideológica de la ortodoxia económica y el pensamiento único. Habría que preguntarse: ¿Si otros países captan inversión extranjera poniendo condiciones mucho más severas, por qué no se puede intentar lo mismo en Uruguay? ¿Quién y cómo demostró que son imprescindibles estas exenciones tributarias para captar inversiones extranjeras?
(1) Radio "El Espectador", 7 de agosto de 2009.
(2) "Estimación del gasto tributario en Uruguay 2005 2009", http://www.dgi.gub.uy/wdgi/Informe+Gastos+Tributos+2009`.pdf
(3) Para ampliar ver "La torta y las migajas", Red de Economistas de Izquierda del Uruguay, Ediciones Trilce, 2010.
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