EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Director General de la FAO, Jacques Diouf |
Agencia de Noticias Canal Azul 24 (ANCA 24)
7 de Abril de 2004 y AGENCIAS
Según evaluación realizada en el primer trimestre del 2011, por la Oficina Regional de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), en 16 países de América Latina y el Caribe, los precios del pan, cereales, pastas, tortillas, aceites, grasas y azúcares han aumentado de manera considerada. Donde el mayor efecto negativo del alza de los precios de los alimentos los sufren los segmentos más pobres de la población, que pueden gastar en torno de un 60-70% de sus ingresos en alimentos, especialmente en aquellos países importadores netos de alimentos y de petróleo, porque la cuenta de importaciones se eleva considerablemente. Por ejemplo, el precio del trigo aumentó en un 152%, el del maíz, 122%, carne de vacuno en un 30% y frutas en un 24%.
Para estos analistas, el alza de los precios impacta principalmente a la población más pobre, reduciendo su acceso a los alimentos o haciendo que ellos cambien su dieta, reemplazando alimentos nutritivos por otros más baratos, lo que puede traer efectos negativos en la nutrición.
Los precios de los alimentos aumentaron considerablemente más que la tasa inflacionaria general en la mayoría de los países de la región. Así lo demuestran Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Haití, Jamaica, República Dominicana, Nicaragua, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Los precios internacionales de los alimentos ahora están afectando al precio de los productos alimentarios básicos en América Latina, incluso en países donde se consumen más productos nacionales que alimentos importados. Ello podría ser el resultado de la integración de los países de América Latina y el Caribe a la economía mundial.
Finalmente expresan, que la alternativa en lo inmediato, es apoyar la productividad y producción de alimentos, especialmente de los pequeños agricultores, buscando que esto se vea reflejado en una mayor disponibilidad de alimentos producidos localmente y el aumento de los salarios.
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LA OLEADA DE CAPITALES
HACIA LOS PAÍSES EMERGENTES PUEDE SER UN BUMERÁN
Por Imaz Akyuz
SERVICIO DE COLUMNISTAS DE IPS
ABRIL 2011 (IPS)
Una característica inusual de la crisis financiera global es que para los países en desarrollo (PD) la orquesta financiera parece haber recuperado el ritmo de la música. Mientras muchas economías avanzadas (EA) continúan tropezando con el aumento de la deuda, estrechez financiera y riesgos de insolvencia o deflación, el problema financiero para la mayoría de los PD es la inflación de activos, la expansión del crédito y la apreciación de sus monedas, escribe lmaz Akyuz, economista jefe del South Center de Ginebra.
Este es el cuarto boom de inundación de capitales a los PD de posguerra. Los auges económicos previos también comenzaron bajo condiciones de rápida expansión de la liquidez y excepcionalmente bajas tasas de interés en Estados Unidos y todos terminaron con quiebras.
Es casi imposible predecir el rumbo que seguirá el capital, pero es visible que las condiciones que empujan el boom son claramente insostenibles. Se puede presumir que las históricamente bajas tasas de interés en las EA no pueden ser mantenidas indefinidamente y que el auge finalizará cuando los tipos de interés en Estados Unidos comiencen a subir poco a poco. También puede terminar como resultado de una crisis de balanza de pagos o un desorden financiero en una de las principales economías emergentes que pueda producir contagios a través del mundo en desarrollo, incluso sin el endurecimiento de las condiciones monetarias estadounidenses.
Cuando las políticas titubean en manejar los flujos de capital no hay límites para el daño que las finanzas internacionales pueden infligir a una economía. Los acuerdos multilaterales carecen de mecanismos efectivos para restringir las políticas competitivas de los emisores de reservas o para controlar las salidas en su origen. La tarea recae en los países receptores. Pero muchos PD todavía adoptan un enfoque de no intervención sobre los ingresos de capital, mientras otros están haciendo tentativas tibias de controlarlos mediante impuestos que son demasiado bajos como para igualar las amplias ganancias de arbitraje prometidas por las diferenciales de los intereses y la apreciación de la moneda. En cualquier caso, tomar mucho más seriamente los controles del capital está ahora a la orden del día.
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