jueves, 21 de julio de 2011

MERCANCÍA SIN RENTABILIDAD CAPITALISTA (1)


HAMBRE Y "POBLACIÓN SOBRANTE":
LOS CONDENADOS DEL SISTEMA

Escribe
MANUEL FREYTAS (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
(IAR Noticias) Informe especial
Lunes 11 de Julio de 2011
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(*)MANUEL FREYTAS es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica, y entre sus últimos trabajos publicados se cuentan, entre otros: •La nueva agenda del "terror" •El "efecto 11-S".•El mito y el negocio •La estrategia por izquierda y por derecha •Control mental •La "amenaza terrorista" •Guerra de Cuarta Generación - Parte I •Guerra de Cuarta Generación - Parte II
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Según la ONU, con "menos del 1%" de los fondos económicos que han utilizado los gobiernos capitalistas centrales para salvar al sistema financiero global (bancos y empresas que han desatado la crisis económica), se podría resolver la calamidad y el sufrimiento de miles de millones de personas (casi la mitad de la población mundial) que son víctimas de la hambruna a escala mundial. ¿Y porqué no se hace? Por una razón de fondo: Los pobres, los desamparados, la "población sobrante", no son un "producto rentable" para el sistema capitalista. En un primer capítulo, en el 2008, y a causa del aumento de los precios del petróleo, hubo una escalada mundial del precio de los alimentos que incrementó el proceso de hambruna que padecen habitualmente las poblaciones más desprotegidas de Asia, África y América Latina.

En un segundo capítulo, con el desarrollo de la crisis recesiva global, ese proceso se agudizó arrojando a más población desposeída a la marginalidad y a la carencia de alimentos para subsistir aunque sólo sea a escala precaria. Según la ONU, en el mundo ya hay más de 1.000 millones de personas que padecen hambre crónica, la cifra más alta de la historia, y en todo el planeta hay 3.000 millones de desnutridos, lo que representa casi la mitad de la población mundial, de 6.500 millones.
Los datos fueron difundidos por la directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, en Londres, y el relator especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, en un foro en México.

Josette Sheeran


La directora del PMA cifró la cantidad de hambrientos, es decir, personas que no acceden ni siquiera a los requerimientos básicos de alimentación, en 1.020 millones, y advirtió que el flujo de ayuda humanitaria está en "un mínimo histórico". "Tenemos más personas hambrientas que nunca" y remarcó que "muchos se despiertan y no cuentan ni con una taza de comida", precisó Sheeran."El problema con la crisis alimentaria y la crisis financiera es que se han permeado silenciosamente en todo el mundo, afectando selectivamente a los miles de millones que se encuentran en el fondo del mundo (en términos de pobreza), que son los más vulnerables", señaló Sheeran a Reuters en una entrevista.

De acuerdo con la funcionaria responsable del organismo humanitario de la ONU, esa situación es una "receta para el desastre" y resulta "crítica para la paz, seguridad y estabilidad en muchos lugares del mundo". Además, Sheeran avisó que el PMA afronta "un grave déficit presupuestario", pues el programa solo recibe US$ 2.600 millones de un total de US$ 6.700 millones necesarios para dar de comer a 108 millones de personas en 74 países. Sobre el terreno, esa falta de fondos se traduce en el recorte de programas que se desarrollan en distintos países.


"ACOMPAÑADME HAMBRIENTOS DEL MUNDO..."


Hay que aclarar, a modo de ejemplo más esclarecedor, que los US$ US$ 6.700 millones del programa para "combatir el hambre mundial", equivalen solamente a un 10% de la fortuna personal de Bill Gates, el hombre que encabeza la lista de millonarios a escala global. La directora del PMA remarcó que, con "menos del 1%" de las inyecciones económicas que han hecho los gobiernos para salvar al sistema financiero global, se podría resolver la calamidad de millones de personas que son víctimas de la hambruna.

En el desenlace de este proceso (de concentración de riqueza con "población sobrante") se incuban las bases y el detonante de un "Apocalipsis social" que el sistema y sus analistas todavía no registran ni prestan atención. Es un dilema que no figura en ningún debate ni discusión internacional, sencillamente, porque el pobre, el hambriento, no es mercancía rentable, está fuera del circuito del consumo y no genera dividendos. Y el desenlace, no es profético sino matemático: ¿Qué va a pasar cuando la mitad de la humanidad que no come avance sobre sus verdugos?

No hace falta mucha imaginación (el fenómeno ya se verifica en la realidad) para mensurar el factor apocalíptico masivo que representaría para el sistema el avance de ejércitos de hambrientos buscando comida para supervivir en las grandes urbes, enfrentando con la violencia a la represión militar o policial. ¿Qué puede detener a un hambriento? ¿Que puede perder un hambriento más allá de su vida que ya casi ni la tiene? Se trata del instinto de conservación, el primer sistema de señales que guía la conducta de un ser humano o de un animal en situaciones extremas de lucha por la supervivencia

(CONTINUA EL TEMA
EN LA ENTRADA SIGUIENTE)

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