viernes, 19 de agosto de 2011

¿QUE SUCEDE CUANDO GENTE INFLUYENTE EXPLOTA UNA CRISIS EN LUGAR DE TRATAR DE RESOLVERLA. ?

SABADO 20 AGOSTO 2011

EL SECUESTRO DE LA CRISIS

Escribe
PAUL KRUGMAN (*)
Publicó “El País” Madrid
(“The New York Times”)
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(*) PAUL ROBIN KRUGMAN (1953) es un economista, divulgador y periodista norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos. Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton. Desde 2000 escribe una columna en el periódico New York Times y, también, para el periódico peruano Gestión y el colombiano “La República”. En 2008 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía. Ha escrito más de 200 artículos y 21 libros -alguno de ellos académicos
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¿La agitación en los mercados le ha causado temor? Bueno, debería. Es evidente que para nada ha concluido la crisis económica que comenzó en el 2008.

Sin embargo, hay otra emoción que se debería sentir: enojo. Porque lo que estamos viendo ahora es lo que sucede cuando gente influyente explota una crisis en lugar de tratar de resolverla.

Por más de año y medio –desde que el presidente Barack Obama decidió hacer déficits y no empleos, el punto central del discurso sobre la situación de la Unión– hemos tenido una conversación pública dominada por inquietudes presupuestales, mientras casi se ignora al desempleo. La supuesta necesidad urgente de reducir los déficits ha dominado de tal forma el discurso que el lunes, en medio de un pánico de los mercados, Obama dedicó la mayor parte de sus comentarios al déficit, en lugar de al peligro claro y presente de una recesión renovada.

Lo que hizo que fuera tan extraño fue el hecho de que los mercados enviaban la señal, tan claramente como cualquiera podía preguntar, de que el desempleo, en lugar de los déficits, es nuestro mayor problema. Hay que tener en mente que los halcones del déficit han advertido durante años que las tasas de interés sobre la deuda del gobierno estadounidense aumentarían en cualquier momento y que se suponía que la amenaza del mercado de bonos era la razón por la que debíamos cortar el déficit, hoy, hoy, hoy.

Sin embargo, esa amenaza sigue sin materializarse. Y esta semana, después de una degradación que se suponía asustaría a los inversionistas en bonos, esas tasas de interés cayeron, en realidad, a puntos bajos récord.

Lo que el mercado decía –casi gritaba– era: “¡No nos preocupa el déficit! ¡Nos preocupa la debilidad de la economía!”. Ya que una economía débil significa tanto tasas de interés bajas como falta de oportunidades de negocios, lo que a su vez significa que los bonos gubernamentales se vuelven una inversión atractiva aun con rendimientos muy bajos. Si es que la degradación de la deuda estadounidense tuvo algún efecto, fue el de reforzar los temores sobre las políticas de austeridad que harán que la economía se debilite aún más. Así que, ¿cómo es que al discurso de Washington lo dominó el problema equivocado?

Claro que los republicanos de línea dura han tenido un papel. Aunque no pareciera que les preocupen verdaderamente los déficits –traten de sugerir cualquier incremento de impuestos a los ricos–, encontraSin embargo, nuestro discurso no se habría alejado tanto del camino si otras personas influyentes no hubiesen estado ansiosas por cambiar el tema de los trabajos, aun de cara a un desempleo de nueve por ciento, y de secuestrar la crisis en nombre de sus agendas preexistentes.

Se pueden revisar las páginas editoriales de cualquier periódico grande o escuchar cualquier programa de discusión de noticias, y es factible encontrar a algún autoproclamado centrista declarando que no hay arreglos de corto plazo para nuestras dificultades económicas, que lo responsable es concentrarse en las soluciones a largo plazo y, en particular, en “la reforma a la asistencia social”, es decir, las reducciones a la Seguridad Social y Medicare. Y cuando se encuentra a dicha persona, se debería estar consciente de que gente así es una razón importante por la cual tenemos tantos problemas.

Ya que el hecho es que en este momento la economía necesita desesperadamente un arreglo de corto plazo. Cuando se sangra profusamente por una herida abierta, se quiere a un médico que la cierre, no uno que sermonee sobre la importancia de tener un estilo de vida saludable a medida que se envejece. Cuando millones de trabajadores dispuestos y capaces están desempleados, y se desperdicia el potencial económico al son de casi un billón de dólares al año, se quiere a formuladores de políticas que trabajen sobre una recuperación rápida, no a gente que sermonee sobre la necesidad de la sustentabilidad fiscal a largo plazo.

Desafortunadamente, dar sermones sobre la sustentabilidad fiscal a largo plazo es un pasatiempo de moda en Washington; es lo que hace la gente que quiere sonar seria para demostrar su seriedad. Entonces, cuando golpeó la crisis y llevó a grandes déficits presupuestales –porque eso es lo que sucede cuando la economía se encoge y caen los ingresos–, muchos integrantes de nuestra élite política estaban demasiado ansioso por aprovechar esos déficits como una excusa para cambiar el tema de los empleos por su caballito de batalla favorito. Y la economía siguió sangrando.

¿Qué implicaría una verdadera respuesta para nuestros problemas? Primero que nada, implicaría más, no menos, gasto gubernamental por el momento –con desempleo generalizado y costos de créditos increíblemente bajos, deberíamos estar reconstruyendo nuestras escuelas, caminos, sistemas de agua y más. Implicaría acciones agresivas para reducir la deuda doméstica mediante condonación y refinanciamiento–. E implicaría un esfuerzo supremo de la Reserva Federal para lograr que se mueva la economía, con el objetivo deliberado de generar mayor inflación para ayudar a aliviar los problemas de la deuda.

Los sospechosos de siempre, claro, denunciarán tales ideas como irresponsables. Sin embargo, ¿saben lo que es realmente irresponsable? Secuestrar el debate sobre una crisis para impulsar las mismas cosas que se defendían antes de ella y permitir que la economía siga sangrando.

© 2011 New York Times News Service

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