EUROPA:
REGRESO DE LAS ILUSIONES
Escribe
JORGE
GÓMEZ
BARATA (*)
(ARGENPRESS.info)
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(*)
Jorge Gómez Barata- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista
cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política
internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa,
latinoamericanos y extranjeros. Hadicho que “En todas
las esferas del saber y de la práctica social, incluyendo la economía, la
verdad es siempre sencilla, ...”
.
Una de
las paradojas de la unión en Europa es que al tener lugar en las condiciones
del capitalismo, se atenúan ciertas contradicciones que no son suprimidas. Los
bancos y las empresas alemanas, francesas o belgas lucran en Grecia o España
como mismo lo hacen en Nigeria o la India. Se trata tanto de una estación del
proceso civilizatorio a la que se llega en virtud de circunstancias objetivas
como de un resultado de contradicciones al interior del sistema.
La
posguerra se caracterizó, entre otras cosas, por la preponderancia de los
Estados Unidos cuyas tropas liberaron a una parte de los países del occidente
del continente, ocupando la mayor parte de Alemania. Aquellos países quedaron
comprometidos al depender de la asistencia norteamericana para su recuperación.
La
dependencia se acentuó durante la carrera nuclear, una competencia con la Unión
Soviética que ningún país ni todos juntos podían asumir. En la medida en que,
no sólo la economía sino también la seguridad europea dependieron de los
misiles norteamericanos, la soberanía europea se resquebrajó visiblemente.
Algunos líderes como Charles de Gaulle se percataron de aquella realidad aunque
no podían cambiarla.
Paulatinamente
la unidad fue imponiéndose como la mejor opción. La Unión Europea nació de la
búsqueda de colaboración económica que procuraban racionalidad y competitividad
y que derivaron hacía la adopción de políticas comunes y la creación de
instituciones supranacionales. De ese modo nació la Comunidad Económica y luego
la Unión Europea.
Un
avance como la integración económica y la unidad política de un continente
secularmente dividido, donde durante milenios la confrontación fue la regla y
el espacio en el cual se originaron dos guerras mundiales y la Guerra Fría, es
un proceso complejo y dilatado cuya maduración puede tomar décadas. En esa
andadura habrá avances, retrocesos y rectificaciones, una de ellas puede ser
relativa a las dimensiones de la zona euro.
La
alusión de Merkel y Sarkozy a una Europa de “dos velocidades” o a la creación
dentro de ella de un “club de millonarios” expresan alternativas en las que
algunos países pueden perder mucho; el problema es cómo lo asimilaran los de a
pie que, por cierto son la mayoría. Cristina Kirchner tiene razón: “El anarco
capitalismo también hace peligrar la democracia...” Allá nos vemos.
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