Domingo
6 de Noviembre de 2011
WALL
STREET OCUPADA
Y PREOCUPADA
Y PREOCUPADA
Escribe
JUAN
GELMAN (*)
Fuente:
“Página 12”
Publicó:
“Rebelión”
5 de
noviembre 2011
.
(*)JUAN GELMAN
(Bs. As. 1930) poeta y periodista argentino. Autor de varios libros de gran
éxito. Premio Cervantes en 2007. El
escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum lo ha calificado como "el mayor
poeta vivo de habla hispana". Se graduó de Químico en la Universidad de
Buenos Aires. Uno de los fundadores del
grupo de poetas “El pan duro”. En 1966 comenzó su actividad como periodista, publicando habitualmente en
medios de América y Europa... Estuvo exiliado en la Dictadura retorno a la
Argentina en 1988. Decidió radicarse en México, donde reside.
.
A
Ocupar Wall Street merece ya el nombre de movimiento nacional: se ha extendido
a decenas de ciudades importantes de EE.UU. con idénticas consignas, consigue
apoyo sindical y estudiantil. Es un movimiento pacífico, como prueba la
reacción de los ocupantes de Oakland: el martes respondieron con una marcha sin
mayores incidentes al brutal ataque policial contra su campamento que terminó
con cien arrestos y un agredido baleado y en estado de coma. Es pacífico pero
no pasivo y el miedo empresarial pasa sigiloso por las calles del centro
financiero más importante del mundo.
Es
notorio que estos indignados se declaran representantes del 99 por ciento
infortunado de la población estadounidense y que sus reclamos están dirigidos
al opulento uno por ciento del país. Forbes invitó a varios multimillonarios de
sus listas a visitar de incógnito a los reunidos en el Parque Zuccotti, ahora
de la Libertad, para conocer de primera mano las demandas de los ocupantes.
Sólo aceptó Jeff Greene, magnate del negocio inmobiliario al que la revista le
calcula un capital de 2100 millones de dólares, y éste fue su comentario: “Por
ahora es como una manifestación estudiantil, una muestra de la frustración de
la clase media, pero podría eventualmente desembocar en la violencia, el
próximo paso a temer” (www.forbes.com, 19/10/11).
No
falta el ejecutivo que contactó a una agencia privada de seguridad “solicitando
ayuda para planear su huida de EE.UU. en el caso de que el gobierno federal
fuese derrocado”, informa el New York Times. Ni el banco que distribuye entre
sus empleados un manual de seguridad ad hoc con instrucciones como éstas:
“Evitar las zonas pobres o aisladas que los tornan vulnerables a un ataque”. O:
“Eludir confrontaciones y contactos innecesarios con los manifestantes”, “No
portar la identificación o algún logo del banco”, “No caminar o conducir solo”,
“No razonar o argumentar con los manifestantes”, “Si le parece que está en
peligro o si observa actividades sospechosas o ilegales, llame a la policía o
marque 911”, “Sea un buen testigo y procure recordar al máximo posible los
detalles de lo que ocurra” y otras del mismo tenor (www.truthout.org,
16/10/11).
Hay,
sin embargo, seres felices en medio de esta paranoia: los fabricantes de
dispositivos de seguridad y los directores de las agencias del ramo. Ejecutivos
de bancos, compañías financieras y aseguradoras llaman cada vez con más
frecuencia a las firmas que se ocupan de proporcionar seguridad. Paul M.
Viollis, cofundador de Risk Control Strategies –que vende protección a algunos
de los ejecutivos más importantes de Wall Street–, espera “duplicar con creces
sus ingresos este año” (www.nytimes.com, 18/10/11). Christopher Falkenberg,
director de Insite Security, dice que los suyos aumentarán un 40 por ciento.
Las tarifas son picantes.
Un
guardaespaldas fornido y entrenado del “servicio profesional de protección”
puede costar 200 dólares la hora y un chofer full-time hasta 150.000 por año. La
vigilancia de locales y oficinas se cobra por metro cuadrado y el precio de un
sistema completo de seguridad para viviendas oscila entre los 100.000 y 1,5
millón de dólares. Se ofrecen –y se venden– además ventanales a prueba de balas
y artefactos de vanguardia como cerraduras biométricas que sólo se dejan abrir
si la huella digital es la correcta, cámaras de infrarrojo que graban aunque la
oscuridad sea total y sensores especiales que detectan movimientos de algún
posible intruso. La panoplia es amplia. Y cara.
El
grupo Anonymous probó su eficacia hackeadora bloqueando a megaempresas como
Master Card, Paypal, Visa y Amazon en apoyo de Wikileaks. Ahora promete
acciones en favor de los indignados y el asalto más peligroso para el sector
financiero estadounidense no se detendrá con ventanas blindadas ni cerraduras
biométricas. Las nuevas técnicas electrónicas son algo serio.
Fuente
original:
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-180406-2011-11-03.html
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