Sábado 19 de Noviembre de 2011
PRETEXTOS
IMPERIALISTAS
PARA
GENERAR MÁS GUERRA
Escribe
PEPE ESCOBAR
(*)
Fuente:
Red
Voltaire
16 nov.
2011-11-17.
.
(*) PEPE ESCOBAR - Es un
reconocido escritor, periodista y un documentado analista geopolítico Corresponsal itinerante de Asia Times y
analista político para the Real News. Ha cubierto el conflicto en Libia entre muchos otros. Autor de
Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble
Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su
último libro es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009).
.
Los
países que representan un modelo de soberanía —Venezuela, Irán, Rusia, Brasil,
China o Libia en un pasado reciente, por citar algunos— y de resistencia al
dominio imperialista de EEUU y de sus socios europeos, países soberanos que
cuentan además con enormes riquezas energéticas —minerales, gas, petróleo—
están bajo la agresión constante de las potencias imperialistas, con pasado
colonizador, que han visto en esas riquezas un medio de solucionar los
endémicos problemas económicos a los cuales están confrontadas justamente por
la locura de sus gigantescos gastos militares y de una economía especulativa
controlada por una oligarquía financiera internacional que ve en el caos de una
guerra una errónea opción de ganancia.
El
presidente Ahmadineyad así como el programa nuclear de Irán es estigmatizado
por la prensa comercial. Es difícil encontrar una información objetiva al
respecto en los medios de comunicación occidentales.
Como
clímax de un frenesí de filtraciones en los medios corporativos occidentales
que llevó –literalmente– a la histeria nuclear, los inspectores de las Naciones
Unidas en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) finalmente
publicaron un informe que acusa esencialmente a Teherán de haber intentado
diseñar el año pasado un arma nuclear que se ajuste a la ojiva de un misil.
Según
el informe, Irán trabajó «en el desarrollo de un diseño propio de un arma
nuclear incluidos los ensayos de sus componentes».
Aparte
del esfuerzo de rediseñar y miniaturizar un arma nuclear paquistaní, también se
acusa a Teherán del intento de desarrollar una operación clandestina para
enriquecer uranio –el «proyecto sal verde»– que podría utilizarse para «un
programa oculto de enriquecimiento».
Todo
esto lleva al OIEA a expresar «serias preocupaciones» sobre la investigación y
desarrollo «específicos de armas nucleares». El informe vende la idea de que
mientras el OIEA ha tratado durante años de monitorear las reservas iraníes
declaradas de mineral de uranio y uranio procesado, actualmente 73,7 kilos de
uranio enriquecido a un 20% en Natanz, más 4.922 kilos de uranio enriquecido a
menos del 5%, Teherán ha estado tratando, en secreto, de construir un arma
nuclear.
INFORMACIÓN
DUDOSA
No es
nada sorprendente que el ultraconservador periódico iraní Kayhan haya tenido
motivos para preguntar si se trataba de un informe del OIEA o de un dictamen
estadounidense al dócil y fácilmente presionable Amano. No hay nada que sea
siquiera remotamente un descubrimiento trascendental en el informe, imágenes
satelitales y especulaciones de los «diplomáticos» presentados como
«inteligencia» irrefutable. Si esto se parece a la preparación de una guerra
contra Iraq, es porque es así. Esencialmente, es una regurgitación de una farsa
de hace cuatro años, conocida como el «salto de la muerte».
El
escenario más próximo a la realidad –incluso considerando la existencia de un
programa encubierto, lo que no está demostrado- nos dice que la construcción de
una ojiva nuclear sería contraproducente para Teherán.
No
obstante, el Cuerpo Islámico de Guardias Revolucionarios (IRGC, por sus siglas
en inglés) –a cargo de todos los programas militares de alto nivel– ciertamente
puede conservar la opción de construir una ojiva nuclear con la rapidez de un
relámpago, como disuasivo en caso de que estuviera absolutamente seguro de que
EE.UU. invadiría, o incluso lanzaría una prolongada campaña de «conmoción y
pavor». La indiscutible consecuencia real de que Irán acabe fabricando un arma
nuclear es que terminaría de una vez por todas con la permanente amenaza de un
ataque estadounidense. Quien tenga alguna duda, que consulte el expediente
norcoreano.
El
régimen de Teherán podrá ser implacable, pero no está compuesto de aficionados:
construir un arma nuclear –sea en secreto o a plena vista del OIEA– y hacerla
estallar, no los llevaría a ninguna parte. El régimen –que ya está embrollado
en una dura y compleja batalla interior entre el Supremo Líder Ali Jamenei y la
facción del presidente Mahmud Ahmadineyad– se vería totalmente aislado desde el
punto de vista geopolítico.
La
población iraní está mucho más preocupada por la inflación, el desempleo, la
corrupción y el ansia de más participación política, como para lanzarla a una
controversia nuclear global. Existe un amplio consenso positivo en Irán sobre
un programa nuclear civil. Pero no existe ninguna garantía de que incluso una
minoría apoyaría una «bomba islámica».
EL RETO
A ISRAEL
PARA QUE PRUEBE
SUS AFIRMACIONES
Lo que
altera los nervios no solo de Israel sino de una amplia gama de intereses
estadounidenses que 32 años después todavía no aceptan la pérdida de su valioso
gendarme del Golfo (el shah de Irán), es que Teherán los mantiene en un
quebradero de cabeza permanente. Predeciblemente el gobierno del primer
ministro Benjamín Netanyahu en Israel seguirá ladrando hasta niveles
ensordecedores, mientras prueba todos los trucos necesarios para hacer que
actúe EE.UU.
El
mismo Netanyahu, al que no soportan el presidente estadounidense Barack Obama
ni el presidente francés Nicolas Sarkozy, tiene una estrategia decisiva: llevar
a Washington y a unos pocos subalternos, de los británicos a la Casa de Saud –y
no tiene nada que ver con la «comunidad internacional»– a que ejerzan la máxima
presión sobre Teherán. De otra manera, Israel va a atacar.
No
tiene sentido, porque Israel no puede atacar ni a un caniche descarriado. Todo
su equipamiento militar es estadounidense. Necesita permiso especial para
cruzar el espacio aéreo saudí o iraquí. Necesita una tarjeta verde de
Washington de la A a la Z. Al gobierno de Obama se le podrá acusar de cualquier
cosa, pero no de suicida. Solo esos ceros a la izquierda del Congreso de EE.UU.
–despreciados por la abrumadora mayoría de los estadounidenses, según numerosos
sondeos– pueden llegar a creer en las órdenes de marcha marcial que reciben de
Netanyahu a través del poderoso lobby AIPAC (Comité de Asuntos Públicos
EE.UU.-Israel).
Por lo
tanto lo que queda es la posibilidad de más sanciones todavía. Cuatro vueltas
de duras sanciones del Consejo de Seguridad ya afectan a las importaciones de
Irán, su banca y sus finanzas. Pero hasta ahí llega la cosa.
Rusia
no está convencida por el informe del OIEA, y ya lo dijo explícitamente. China
no está impresionada: el OIEA simplemente no tiene suficiente evidencia para
acusar directamente a Irán de realizar un programa activo de armas nucleares.
Por lo
tanto hay que olvidar la posibilidad de que Rusia y China acepten otra vuelta
de sanciones impuesta por EE.UU. en la ONU, que sería literalmente nuclear: un
boicot de facto de las ventas de petróleo y gas de Irán. Solo un montón de
payasos puede suponer que China votaría contra su interés nacional de seguridad
en el Consejo de Seguridad de la ONU. Irán es el tercer proveedor de petróleo
de China, después de Arabia Saudí y Angola. China importa 650.000 barriles de
petróleo diarios de Irán –un 50% más que el año pasado- y es más de un 25% de
las exportaciones totales de petróleo de Irán.
Incluso
el gobierno de Obama tuvo que admitir en público que un boicot es inimaginable:
privaría a la economía global, en camino a la depresión, de por lo menos 2,4
millones de barriles de petróleo diarios, y el barril llegaría probablemente a
costar 300 o incluso 400 dólares. Teherán tiene –y seguirá encontrando– medios
para circunvenir sanciones financieras. India ha pagado importaciones de
petróleo iraní a través de un banco turco. Teherán también comienza a utilizar
un banco ruso.
Incluso
antes de que Irán se uniera a la SCO, China y Rusia consideraron un ataque
contra Irán como un ataque contra ambos. Respecto a la idea de la integración
asiática de la energía, será muy interesante ver a Israel tratando de convencer
a EE.UU. de que realice un ataque contra Asia.
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