Sabado 19 de Noviembre de 2011
LA
REFLEXION DE LEONARDO BOFF
PENSAMIENTOS
Y SUEÑOS
SOBRE BRASIL
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
18 de Noviembre 2011
1. El pueblo brasilero se habituó a
«enfrentar la vida» y a conseguir todo en «la lucha», es decir, superando dificultades
y con mucho trabajo. ¿Por qué no iba a «enfrentarse» también al reto último de
hacer los cambios necesarios para crear relaciones más igualitarias y acabar
con la corrupción?
2. El
pueblo brasilero todavía no ha acabado de nacer. Lo que heredamos fue la
Empresa-Brasil, con una elite esclavizadora y una masa de desposeídos. Pero del
seno de esta masa, nacieron líderes y movimientos sociales con conciencia y
organización. ¿Su sueño? Reinventar Brasil. El proceso empezó a partir de abajo
y es ya imparable.
3. A
pesar de la pobreza y de la marginación, los pobres inventaron caminos de
supervivencia. Para superar realidad negativa, el Estado y los políticos
necesitan escuchar y valorar lo que el pueblo ya sabe y ha inventado. Sólo
entonces habremos superado la división élites-pueblo y seremos una nación una y
compleja.
4. El
brasilero tiene un compromiso con la esperanza. Es la última que muere. Por
eso, está seguro de que Dios escribe derecho con renglones torcidos. La
esperanza es el secreto de su optimismo, le permite relativizar los dramas,
danzar en su carnaval, ser hincha de su equipo de futbol, y mantener encendida
la utopía de que la vida es bella y mañana puede ser mejor.
5. El
miedo es inherente a la vida porque «vivir es peligroso» y conlleva siempre
riesgos. Estos nos obligan a cambiar y refuerzan la esperanza. Lo que el
pueblo, no las elites, desea más es cambiar para que la felicidad y el amor no
sean tan difíciles.
6. Lo
opuesto al miedo no es el valor. Es la fe en que las cosas pueden ser
diferentes y que, organizados, podemos avanzar. Brasil ha demostrado que no es
sólo bueno en carnaval y futbol, también es bueno en agricultura, en
arquitectura, en música y en su inagotable alegría de vivir.
7. El
pueblo brasilero es religioso y místico. Más que pensar en Dios, siente a Dios
en su vida cotidiana, lo cual se revela en las expresiones: «gracias a Dios»,
«Dios se lo pague», «queda con Dios». Dios no es un problema para él, sino la
solución a sus problemas. Se siente amparado por santos y santas y por
espíritus buenos y orixás que anclan su vida en medio del sufrimiento.
8. Una
de las características de la cultura brasilera es la alegría y el sentido del
humor, que ayudan a aliviar las contradicciones sociales. Esa alegría nace de
la convicción de que la vida vale más que cualquier cosa. Por eso debe ser
celebrada con fiesta y ante del fracaso, mantener el humor. El efecto es la
levedad y el entusiasmo que tantos admiran en nosotros.
9. Una
unión que todavía tenemos pendiente en Brasil es la del saber académico con el
saber popular. El saber popular nace de la experiencia sufrida, de las mil
maneras de sobrevivir con pocos recursos. El saber académico nace del estudio,
bebiendo de muchas fuentes. Cuando esos dos saberes se unan, seremos invencibles.
10. El
cuidado pertenece a la esencia de toda la vida. Sin el cuidado, la vida enferma
y muere. Con cuidado se la protege y dura más. El reto es hoy entender la
política como cuidado de Brasil, de su gente, de su naturaleza, de la
educación, de la salud, de la justicia. Ese cuidado es la prueba de que amamos
a nuestro país.
11. Una
de las marcas del pueblo brasilero es su capacidad de relacionarse con todo el
mundo, de sumar, juntar, sincretizar y sintetizar. Por eso, no es intolerante
ni dogmático. Le gusta y acoge bien a los extranjeros. Estos son valores
fundamentales para una globalización de rostro humano. Estamos demostrando que
es posible y la estamos construyendo.
12.
Brasil es la mayor nación neolatina del mundo. Tenemos todo para ser también la
mayor civilización de los trópicos, no imperial, sino solidaria con todas las
naciones, porque Brasil incorporó en sí a representantes de 60 pueblos que
vinieron aquí. Nuestro desafío es mostrar que Brasil puede ser, de hecho, un
pedazo de paraíso que no se perdió.
.
(*) LEONARDO BOFF es un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concordia, Estado de Santa
Catarina, Brasil Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación,
junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1985, la Congregación para la Doctrina
de la Fe, dirigida por el ya cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le
silenció por un año por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en
contra de la Doctrina de la Iglesia Católica. Ha trabajado como profesor en los
campos de teología, ética y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en
muchas universidades en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros,
traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio
Right Livelihood
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