lunes 28 de Noviembre de 2011
¿POR
QUÉ LA GENTE VOTA SU ESCLAVITUD
COMO SI
FUERA SU LIBERTAD?
Escribe
LUIS
SALAS RODRÍGUEZ
Periodista
Español (Málaga)
Fuente:
ARGENPRESS
.
Lo
ocurrido en Italia, Grecia y Libia convenció a mucha gente de lo que por otra
parte ya era evidente: la existencia de un estado de excepción global,
fundamentado sobre la administración de una emergencia interminable (económica
fundamentalmente, pero también ambiental, sanitaria, humanitaria, etc.) cuya
fuente de poder se ejerce a través de una serie de aparatos de gobierno
nacionales y multinacionales.
Pero
que no emana necesariamente de ellos, sino que se cocina en las oficinas de los
fondos de riesgo y las calificadoras, de Goldman Sachs y demás instituciones
financieras “demasiado grandes para fracasar”, y en líneas más generales, en el
reducidísimo pero variado mundillo de quienes encabezando ese despiadado
proceso mundial de lucha por la acumulación que algunos llaman “crisis del
capitalismo”, cuentan con el suficiente poder como para imponerle reglas.
Ahora
bien, bajo esta “evidencia”, está claro que es difícil explicar lo ocurrido en
España este fin de semana pasado. Y es que aunque todo lo anterior siga siendo
cierto, necesariamente el triunfo del PP obliga a replantearse al menos uno de
los supuestos, y de hecho el más importante de todos: el de la imposición de
las reglas por parte de los agentes del Capital global.
Claro
está que no es la primera vez que un “gobierno de los mercados” llega al poder
por vía electoral, pero también está claro que incluso en el caso de los más
recientes (como Piñera) eran, por decirlo así, otros tiempos. Piñera y el
propio Berlusconi al menos podían alardear de algunos de los principios caros
al neoliberalismo histórico, como la libertad de mercado y el emprendimiento.
Digamos, eran parte de una época para nada lejana en la que la tecnocracia
neoliberal -aunque ya decadente- podía aún identificarse con el progresismo. En
cambio Rajoy es el primer presidente del neoliberalismo en estado puro electo
por las mayorías, sin mediaciones ni lubricación: más allá de la tontería del
“voto castigo” ganó porque ofertó mayor sumisión, porque prometió hacerle la
vida más miserables a todos los españoles, porque garantiza mayor espolio,
menos derechos y mayor pérdida de la soberanía en mano de los especuladores y
las minorías.
"No hay derecho... me sacrifique... pase necesidades... para que me paguen de esta manera..." |
La
diferencia entre Rajoy y Zapatero desde este punto de vista es desde luego de
estilo: Rajoy hace explícito lo que Zapatero mistificaba y encubría con un
impotente y cínico “no hay alternativas”. Eso desde muchos puntos de vista
puede ser preferible, como pasó de hecho con Piñera ya que todo el mundo está
claro a qué se juega.
Pero no
deja de ser inquietante este salto cualitativo del estado de excepción global
del Capital cuando no es a través de una invasión como en Libia o de un golpe
de estado tecnócrata como en Italia y Grecia, sino la propia masa la que
soberanamente se somete ante unos poderes que claramente actúan contra ella. Es
decir, Rajoy no es el Leviatán de ocasión al cual hay que someterse porque
protege: es simplemente el agente ocasional del Leviatán de la sumisión llana y
simple
Por supuesto, siempre se podrá decir que
cuarenta y pico por ciento de los votos no es mayoría, que la manipulación
mediática, que Izquierda Unida ya no tiene cinco diputados sino ocho, etc. Todo
eso puede ser verdad, pero no explica ni justifica ni suaviza lo que pasó. Así
las cosas, habrá que avanzar en el análisis de la condición de esta “nueva”
situación de sometimiento objetivo, que pese a concentrarse en Europa no se
limita a ella, mientras sin necesidad de ser trostkista uno no puede dejar de
recordar aquello de que la crisis de la humanidad no es sino en el fondo la
crisis del movimiento revolucionario
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