Martes
8 de Noviembre de 2011
LA
DIFÍCIL BÚSQUEDA
DE LA
AUTORREALIZACIÓN
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
4 de Noviembre de 2011
.
Prevalece
ampliamente hoy en día una erosión de los valores éticos que normalmente eran
vividos y transmitidos por la familia y después por la escuela y la sociedad.
Esa erosión ha hecho que las estrellas-guía del cielo quedasen encubiertas por
las nubes de intereses dañinos para la sociedad y para el futuro de la vida y
el equilibrio de la Tierra.
No
obstante esta oscuridad, hay que reconocer también la aparición de nuevos
valores ligados a la solidaridad internacional, al cuidado de la naturaleza, a
la transparencia en las relaciones sociales y al rechazo de formas de violencia
represiva y de transgresión de los derechos humanos. Pero ni aun así ha
disminuido la crisis de valores, especialmente en el campo de la economía de
mercado y de las finanzas especulativas. Estas son las que definen los rumbos
del mundo y el día a día de los asalariados, que viven bajo la permanente
amenaza del desempleo. Las crisis recientes han denunciado a las mafias de
especuladores instalados en las bolsas y en los grandes bancos, cuyo elevado
número y capacidad de rapiña del dinero ajeno casi hizo derrumbarse el sistema
financiero mundial. En vez de estar en la cárcel, tales bellacos, después de
pequeños reajustes, han vuelto al antiguo vicio de la especulación y al juego
de la apropiación indebida de los «commons», de los bienes comunes de la
humanidad (agua, semillas, suelos, energía, etc.).
Esta
atmósfera de anomia y de que todo vale, que se extiende también a la política,
hace que el sentido ético quede embotado y, ante la corrupción general, las
personas se sientan impotentes y condenadas a la amargura ácida y a la
resignación humillante. En este contexto muchos buscan sentido en la literatura
de autoayuda, hecha de trozos de psicología, sabiduría oriental, espiritualidad
con recetas para la felicidad completa, todo ello una ilusión, porque no se
sustenta ni se apoya en un sentido realista y contradictorio de la realidad.
Otros se procuran psicólogos y psicoanalistas de dan consejos mejor fundados,
pero en el fondo todo termina con las siguientes recomendaciones: dado el
fracaso de las instancias creadoras de sentido, como son las religiones y las
filosofías, y habida cuenta de la confusión de visiones del mundo, de la
relativización de valores y del vacío del sentido existencial, busque usted
mismo su camino, trabaje su Yo profundo, establezca usted mismo referencias
éticas que orienten su vida y busque su autorrealización. Autorrealización: la
palabra mágica cargada de promesas.
No seré
yo quien combata la autorrealización después de haber escrito El águila y la
gallina, una metáfora de la condición humana (Trotta 2002), libro que estimula
a las personas a encontrar en sí mismas las razones de una autorrealización
sensata. Ésta resulta de la sabia combinación de la dimensión águila y de la
dimensión gallina. Cuándo debo ser gallina, es decir, concreto, atento a los
desafíos de lo cotidiano, y cuándo debo ser águila que busca volar alto para,
en libertad, realizar potencialidades escondidas. Al articular tales
dimensiones se crea la posibilidad de una autorrealización exitosa.
Pienso
que esta autorrealización sólo se alcanza si incorpora seriamente otras tres dimensiones.
La primera es la dimensión de sombra. Cada cual posee su lado autocentrado,
arrogante, y otras limitaciones que no nos ennoblecen. Esta dimensión no es un
defecto sino un signo de nuestra condición humana. Acoger tal sombra, y cuidar
de que sus efectos negativos no alcancen a los demás, nos hace humildes,
comprensivos con las sombras ajenas y nos permite una experiencia humana más
completa e integrada.
La
segunda dimensión es la relación con los otros, abierta, sincera y hecha de
intercambios enriquecedores. Somos seres de relación. No hay ninguna
autorrealización si se cortan los lazos con los demás.
La
tercera dimensión consiste en alimentar un cierto nivel de espiritualidad. Con
esto no quiero decir que la persona deba pertenecer a alguna confesión
religiosa. Puede ocurrir pero no es imprescindible. Lo importante es abrirse al
capital humano/espiritual que, al contrario del capital material, es ilimitado
y hecho de valores como la verdad, la justicia, la solidaridad y el amor. En
esta dimensión surge la pregunta inaplazable: ¿Qué sentido tiene al final mi
vida y todo el universo? ¿Qué puedo esperar? ¿La vuelta al polvo cósmico o el
abrigo en un Útero divino que me acoge así como soy?
Si esta
última es la respuesta, la autorrealización traerá profundidad y una felicidad
íntima que nadie puede quitar.
.
(*)EO LNARDO BOFF es un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concordia, Estado de Santa
Catarina, Brasil Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación,
junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1985, la Congregación para la Doctrina
de la Fe, dirigida por el ya cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le
silenció por un año por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en
contra de la Doctrina de la Iglesia Católica. Ha trabajado como profesor en los
campos de teología, ética y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en
muchas universidades en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos
a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right
Livelihood
No hay comentarios:
Publicar un comentario